miércoles, 29 de diciembre de 2010

¡¡Piratas!! VII





Capítulo 7: La sombra de la soga

Por decimotercera vez esa noche Jasmine acudió a la cama de Yuki para observar que todo estaba bien y no pudo evitar perderse en la perfecta y fuerte anatomía de aquel hombre que lo volvía loco, acarició con cuidado la cicatriz que aun se estaba curando del todo, y que en ese momento prácticamente llegaba desde el hombro izquierdo hasta la cadera del mismo lado del torso del durmiente, al colocar sus dedos sobre el cálido pecho desnudo observó su propia cicatriz, que aun rodeaba su muñeca y se podía ver nítidamente. Al cabo de un rato el contramaestre abrió sus profundos ojos negros observando lo bello que se veía su amado con la luz de la luna que entraba a través de la claraboya iluminando tenuemente sus rizos castaños y dando un brillo fantástico, como de cuento, a su hermosa piel resplandeciente y a sus ojos chispeantes que desde el primer momento le habían hecho enamorarse de él. Con cuidado acarició la suavísima mejilla sonriendo ante la reacción sorprendida del doncel que absorto como había estado mirando su pecho no se había dado cuenta de que había despertado, Jasmine simplemente esbozó su bella sonrisa y colocó su mano sobre la del hombre, ambos se perdieron en los ojos del otro en completo silencio, no eran necesarias las apalabras, pues sus ojos lo transmitían todo. Durante un segundo el doncel cerró los ojos y las imágenes de hacía tres meses invadieron su mente con tanta nitidez que por un momento fue como si volviera al pasado.

--Flash-Back--

Despertó en mitad de la madrugada sintiendo un fuerte pinchazo en su cuello, se había dormido en la sala de la bodega que actuaba de improvisado lugar de curas, sobre la mesa estaba el cuerpo de Yuki, se acercó y lo tocó notándolo frío, sin embargo al tocar su cuello encontró el pulso y respiró aliviado, acarició la venda que cubría la herida tras la nueva cura que Ryoushin le había hecho apoyó su cabeza con cuidado sobre la frente del hombre que amaba suplicando por que despertara pronto, y dejó su mano sobre el corazón que latía calmadamente, al cabo de un rato comenzó a dormirse pero despertó abruptamente cuando su cuerpo tocó el suelo con fuerza, se levantó frotándose el brazo adolorido y volvió su cara hacia el hombre yaciente que abrió sus bellos ojos negros y levantó suavemente el brazo hasta acariciar su cara, después separó sus labios agrietados y suspiró antes de hablar.
-Luces horrible, ¿dónde está mi bello Jasmine?-
El doncel de largos rizos castaños no pudo evitar que las lágrimas invadieran sus ojos por la emoción que le produjo ver a su amor despierto.
-Me…me has tenido muy preocupado…yo…yo lo siento Yuki-
-Ayúdame a incorporar Jas.-
-No…no es bueno que hagas esfuerzos en tu estado.-
-Por…favor.-
El bello hermano del capitán no fue capaz de negarse a las súplicas de su amor y con cuidado le ayudó a levantar su torso de la incómoda mesa, el hombre sonrió contento a sentir como Jasmine lo recostaba contra su pecho con cuidado mientras acariciaba su cabello húmedo por el sudor que la leve infección le había provocado.
-No tienes por qué disculparte hermoso, dormimos juntos porque yo así lo deseé, no tienes ninguna culpa de lo que ha ocurrido, ahora ayúdame a levantar, prefiero descansar en mi cama.-
-No puedo Yuu-chan, Ryoushin que sabe más de medicina que tu ordenó que te quedaras aquí.-
Yuki suspiró profundamente con hastío.
-Al menos quédate conmigo esta noche.-
-Creo que ya es de día, pero está bien, me quedaré aquí.-
El de cabellos negros sonrió y se apoyó un poco más en el cuerpo cálido del doncel que por primera vez desde que Yuki había recaído esbozó una sonrisa auténtica y cerró los ojos sosteniendo el cuerpo fuerte del de ojos negros que se durmió aspirando el delicioso aroma que su doncel de ojos castaños desprendía.

--Fin del Flash-Back--

Cuando sus párpados dejaron ver las pupilas castañas de nuevo observó la mirada triste del de cabellos negros y no pudo más que abrazar cuidadosamente al contramaestre que volvía a ejercer sus funciones, por lo que su momento de romance idílico acabó bruscamente cuando la campana de alarma sonó despertando a toda la tripulación, tanto el hermano del capitán como su amigo de la infancia se vistieron, uno con un delicado vestido vaporoso y suelto blanco que había dejado la noche anterior en el cuarto de su amante al marcharse, por si ocurría un incidente como aquel, mientras que el mismo dueño del camarote se puso una camisa de volantes que se habría hasta medio pecho y mangas abullonadas con encaje de color negro, después tomó de la mano al hermoso joven y salió a cubierta con él.

Cuando Kaya despertó se encontró acurrucado contra el cuerpo de Kamijo que se aferraba a él como una lapa transmitiéndole calor, con cuidado se liberó de su abrazo y se levanto, sin embargo cuando todo su cuerpo se alzó en el aire una nausea acudió a su garganta y no pudo evitar que el vómito se hiciera presente llenando el suelo a sus pies, después cayó de rodillas. En la cama Kamijo despertó abruptamente al oír un fuerte golpe a su lado, al no ver a Kaya a su lado en el lecho se levantó rápidamente encontrándose al joven arrodillado con los labios y la barbilla manchados de vómito, y antes de que pudiera llegar hasta donde estaba los frágiles hombros del muchacho se volvieron a sacudir y el ruido de arcadas llenó la habitación cuando la bilis salió a borbotones del delicado cuerpo del doncel, el capitán abrazó a su amante delicadamente retirando el flequillo rubio platino de la frente húmeda y sudorosa, de ese modo sostuvo la cabeza hasta que el vómito remitió, después tomó en brazos al chico depositándolo de nuevo en el lecho y tras limpiarlo con un paño húmedo le ofreció agua para que se enjuagara, una vez que lo hizo Kaya se recostó de nuevo en los almohadones tocando su vientre con una mano, se sentía extraño, en especial en esa zona y no sabía qué hacer, Kamijo le había dicho que no era grave, sin embargo cada vez creía menos aquellas palabras que hacía unas semanas su capitán había empleado para tranquilizarle, temía que el hombre supiera que se trataba de algo terrible y estuviera ocultándoselo, de hecho el brillo de aprensión y culpabilidad en el rostro del pirata no ayudaban a que se calmaran sus revueltos nervios, el de larga cabellera castaña se había arrodillado junto al lecho y en esos momentos acariciaba los delicados mechones rubios, tan claros como los rayos mortecinos del sol al amanecer, mientras intentaba desviar su mirada tanto de los ojos como del vientre aun plano del chico, hasta que el doncel estalló.
-¡Dime la verdad! ¿Me voy a morir? Sé que no me dijiste la verdad cuando afirmaste que todo era normal y hace semanas que no puedo acercarme a la comida sin vomitar y que me desmayo sin más mientras camino.-
No pudo evitar que las pupilas llenas de incertidumbre y miedo del joven noble hicieran temblar su corazón.
-Está bien…-
Dijo apoyando su cabeza en el estómago del joven y situando su mano sobre los largos dedos blancos.
-…no es grave, creo, aunque no es lo que esperas, estás esperando.-
Abrió sus ojos lo más que pudo asombrado, sin duda no era lo que había esperado y tocó su futura panza de embarazado con la otra mano.
-U…un bebé…voy a tener un bebé.-
Entonces Kamijo levanto su mirada de hielo para observar la reacción del muchacho, que para su sorpresa y alegría era de felicidad.
-¡Oh, dios mío! Vamos a tener un bebé…soy tan feliz.-
Kaya rompió a llorar abrazando a su pareja que se echó a reír mientras sus propias lágrimas se deslizaban por las mejillas del francés, por fin iba a ser padre y estaba seguro de que ese era el día más feliz de su vida, al menos hasta que la alarma rompió el hermoso momento de amor.
Kamijo dejó a Kaya bien arropado bajo las cálidas mantas, aunque al chico le molestó que lo tratara como si fuera a romperse, porque en esos momentos ni siquiera había empezado a engordar, después el hombre salió de su camarote encontrándose con la mayoría de la tripulación reunida en la cubierta, a su lado, o más bien al lado del casco había lo que en otro tiempo había sido una de las fragatas más hermosas de los siete mares, y que en aquel momento era simplemente un cúmulo de maderos y velas rotas, en un primer momento no le habría dado importancia alguna, sin embargo en uno de los maderos flotantes pudo ver el nombre y comenzó a gritar tratando de lanzarse al agua mientras Jasmine caía de rodillas y se tapaba la boca con los dedos tratando de contener las lágrimas, era el Princesse. Yuki trató de forzar a su amigo a permanecer en la cubierta junto con algunos otros muchachos marineros.
-¡¡Porque te lances a agua no conseguirás nada, Kamijo!!-
-¡¡ES MI HERMANO YUKI, MI HERMANO PEQUEÑO!!-
-¡¡Y POR QUE TE SUICIDES NO LE AYUDARÁS, REACCIONA, JAS TE NECESITA, TODOS TE NECESITAMOS!! Eres el capitán maldita sea.-
Kamijo dejó de debatirse entre los brazos de los hombres y dejó que su mirada se perdiera en el agua que arrastraba en sus corrientes lo que quedaba del que una vez había sido el orgulloso barco de su madre, sin embargo de pronto entre los maderos rotos pudo ver a un hombre aferrado a un trozo de madera, parecía muerto, trató de enfocar mejor su vista pero no fue hasta que la corriente lo acercó que pudo ver su cabello plateado, era Juka.
-Es Juka, subidlo quiero saber que ha pasado, necesito saberlo.-
Lo último lo dijo más para sí mismo que para los otros que intentaban subir el cuerpo abordo, una vez que lo hubieron conseguido él mismo agarró la cabeza del segundo de a bordo de su enemigo que comenzó a toser escupiendo agua mojando la camisa celeste del capitán, después aferró su brazo como si le fuera la vida en ello, pero Kamijo tomó su cara para que le mirara a los ojos.
-¿Qué ha ocurrido, donde está Hizaki?-
-Eran dos navíos, la tripulación se amotinó, no pudimos hacerles frente, destruyeron el barco y se llevaron a Hizaki-hime y a Teru, solo yo he sobrevivido, creo, tal vez apresaran a más hombres de los nuestros, pero en la primera oleada me alcanzaron y caí al mar, no sé nadar.-
-Está bien. Que alguien venga a ayudarle.-
No supo qué le impulsó a ayudar a Juka, tal vez fue que se dio cuenta de que él era la única posibilidad que tenía de encontrar a la princesa con vida, entonces se levantó yendo a abrazar a su otro hermano que continuaba llorando, lo abrazó después de que Yuki se apartara para dejares intimidad, el doncel de delicados rizos se aferró a los fuertes hombros de su hermano mayor que estrechó su cintura mientras con la otra mano frotaba su espalda sosteniéndole.
A dos días de allí un hermoso rubio vestido solo con la combinación miraba tristemente por la pequeña claraboya que solo le mostraba el mar, en un determinado momento notó algo rozar uno de sus pies descalzos y pensando que se trataría de una rata subió las piernas al incómodo catre sobre el que se encontraba sin embargo cuando miró en vez de enfocar una rata gorda y repugnante, vio a un pequeño gatito blanco con rayitas grises y unos ojos enormes verdes, con cuidado lo tomó por debajo de las patitas y lo alzó en vilo para posarlo en su regazo, después acarició suavemente las orejitas pequeñas y peludas con cariño, pues tan solo era un delicado cachorro, por un momento mientras miraba a sus ojos al ver su reflejo en la brillante superficie esmeralda, creyó verse a sí mismo cuando era pequeño, en aquel instante acudieron a su mente los recuerdos de hacía tan solo un día, cuando lo había perdido todo.

--Flash-Back—

Estaba despierto, pero no se había movido esperando que fuera el hombre de ojos azules el primero en hablar sin embargo este solo se levantó y sin hacer ningún movimiento más comenzó a vestirse, o eso pensó el dado el ruido de tela moviéndose, pese a su enfado por la apatía del capitán usurpador su eterna curiosidad le traicionó ya que desde el momento en que el otro cuerpo dejo el lecho su mente no había parado de imaginar que hacía Teru, se volvió encontrándose al capitán desnudo frente a él, ahogó un grito cerrando los ojos y se tapó los tapó con las manos mientras el sonrojo acudía a sus mejillas oyendo al joven reír como un loco.
-¡¡Tendrías que verte la cara Hiza-chan!! ¡¡Estás rojo como un tomate!!-
Iba a contestar, cualquiera en su situación, lo habría hecho si en ese preciso instante no hubiera explotado medio casco de la fragata, Teru que milagrosamente no estaba herido apenas se puso un pantalón y agarró su espada saliendo a lo que quedaba de cubierta para hacer frente a los soldados de la Real Armada de la Reina, sin embargo esperaba que alguien de su tripulación le ayudara, pero nadie acudió a su grito y fue reducido, pese a su fuerte oposición por los soldados ingleses, que además se adentraron en el otrora bello camarote sacando casi a rastras al hermoso Hizaki en camisón, el mismo que portaría como única ropa durante al menos dos días.

--Fin del Flash-Back—

El gatito se había quedado dormido al igual que el joven sobre el que se había acurrucado por lo que ninguno de los dos se inmutó en lo más mínimo cuando el capitán del barco los tomó en brazos subiéndolos hasta su camarote, después lo acostó sobre la cama y comenzó a acariciar los cabellos rubios y sedosos delicadamente mientras miraba absorto el bello perfil del doncel, era sumamente hermoso, con cuidado retiró su propio cabello por detrás de sus orejas aunque un mechón rebelde escapó de la coleta cayendo sobre los rizos del color del sol haciendo que brillaran aun más a la luz de la luna contrastando a la perfección con los mechones lisos de azabache del hombre que con cuidado, deslizó las yemas de su índice por sobre los labios de la princesa durmiente y después, como si de un príncipe de cuento se tratara, bajó su cara hasta que sus propios belfos rozaron la delicada piel del pirata que comenzó a despertar al notar sobre su cuerpo aquel calor embriagante y agobiante que su enemigo desprendía, al abrir sus brillantes ojos negros se encontró directamente con la cara de su captor, trató de retirarse sin embargo los dedos del moreno apretaron sus hombros con fuerza impidiendo que se moviera un solo milímetro, después la lengua del marine comenzó a lamer suavemente sus labios mientras una de sus manos comenzaba a acariciar uno de los muslos descubiertos del doncel para después comenzar a separar sus piernas con la intención de mostrar las intimidades del joven que se revolvió inquieto bajo el fuerte torso del capitán de la Armada que simplemente usó su evidente ventaja física para aprisionar a su víctima aunque al cabo de un rato tuvo que apartarse para no ahogarlo mientras Hizaki se ladeaba en el lecho tosiendo, el capitán le había metido la lengua hasta la garganta tras forzar sus labios.
Pese a la evidente resistencia de la princesa rubia no pasó mucho rato antes de que Asagi volviera a tocar la piel inmaculada que le tenía encandilado con su belleza sin embargo esa vez Hizaki no estaba dormido por lo que luchó con uñas y dientes pataleando a más no poder hasta que cayó de la cama, una vez se vio en el suelo lejos de las garras de su carcelero se arrastró por encima de la alfombra a gatas tratando de llegar a la puerta aunque por supuesto el soldado lo interceptó antes de que pudiera escapar y lo tomó por la estrecha cadera tirándolo sobre el colchón sin miramientos, después se abalanzó sobre él negándose a dejarle ir e ignorando sus gritos hasta que al final se hartó y le tapó la boca con un trozo de tela para a continuación atarle las manos al cabecero de la cama con unos grilletes mientras arrancaba la combinación dejando la piel pálida y suave por completo al descubierto, después siguió besándola apasionadamente sujetando con fuerza las extremidades inferiores de su prisionero que cada vez más desesperado, trataba de liberarse sin éxito mientras, también sin éxito, trataba de frenar las lágrimas que desde sus bellos ojos oscuros como la noche caían bordeando los labios carnosos y delicados que eran besados una y otra vez por el hombre hasta que comenzó a notar su propias mejillas mojadas por la humedad que es más joven desprendía, en ese instante se retiró observando los desesperados espasmos del muchacho y no pudo menos que encontrarse mal, él, pese a su oficio, no era un pirata, no era un ser vil y rastrero como los bucaneros por lo que no podía seguir actuando de aquel modo o no sería mejor que el resto de su familia, soltó la mordaza con cuidado de no dañar más los labios de la princesa de lo que lo había hecho.
-Tranquilizaos, ¿de acuerdo? No os dañare más, pero no gritéis.-
Hizaki estaba asustado como nunca antes, ni siquiera Teru había conseguido ponerle en semejante estado de nerviosismo pues lo peor de todo era la condición de soldado del hombre, asintió suavemente dejando poco a poco de moverse aunque sin ser capaz aún de contener las lágrimas, no obstante no pasó mucho tiempo antes de que el hombre de larga y lisa cabellera azabache se las secara.
-Disculpa mis modales, mi nombre es Asagi y a pesar de que mi infame comportamiento anterior no lo haya puesto de relieve, soy un caballero inglés de la Armada de la Reina y estoy aquí para serviros bella damisela.-
El rubio le miró como se observa a un insecto al que le ha dado demasiado el sol, aunque no creyó prudente ignorar la pomposidad del “caballero”.
-Mi nombre es Hizaki, diría que es un placer caballero, si no me hallara en esta situación tan poco decorosa.-
Asagi sonrió al ver que el muchacho le seguía el juego, sin embargo decidió terminar con toda aquella patraña.
-Me alegra conocer tu nombre Hizaki, pero he de admitir que me ha extrañado la oposición que has mostrado, ya que al menos teniendo en cuenta tu profesión deberías de no tener inconveniente al mostrarte desnudo ante un posible cliente.-
A la princesa no le gustó nada que lo considerara una prostituta, y su usual carácter explosivo hizo acto de presencia casi al instante, sin prestar atención a la difícil situación en la que se encontraba.
-¡¡Quién creéis que sois para tratarme de prostituta!! ¡¡Soy un doncel decente!!-
Parpadeó como si tratara de dilucidar la verdad o la mentira que se escondían tras los gritos ofuscados y la mirada de furia de más joven que aun se encontraba completamente desnudo ente sus brazos.
-Estabas desnudo cuando mis hombres te sacaron del camarote de ese infame, era de suponer que fueras un muchacho de moral distraída y no un doncel decente como afirmas, ¿Por qué iba a creerte? Has ayudado a un pirata, lo que a ojos de mis superiores quiere decir que de inmediato pasas a ser considerado un pirata que debe recibir el máximo castigo por los cargos de robo y piratería, es decir, la horca.-
Comenzó a respirar agitadamente, no quería morir, no de aquella manera, sin poder ver a su familia, o al hombre al que amaba, pero lo que no esperaba era que Asagi tuviera una oferta que por muy dura que pareciera en aquel momento se postulaba como su única alternativa a la muerte.
-Se mi amante, se mío y te protegeré.-
Varias cubiertas por debajo Teru forcejeaba con sus grilletes de los tobillos, ya se había soltado de los de las muñecas y solo necesitaba un pequeño empujón más para poder escapar de aquel maldito barco, cuando lo consiguió usó las propias cadenas para estrangular a los dos guardias que había en los calabozos de las bodegas y subió las escaleras alegrándose de permanecer aún descalzo hasta llegar a la cubierta, pero lo recordó no podía dejar a su princesa sola, no podía abandonar a su amor, por lo que caminó hasta el camarote del capitán donde oyó la fatídica pregunta. Sabía lo asustado que estaba el rubio, y no iba a dejar que contestara o al menos eso pensó justo antes de recibir un fuerte golpe en su nuca que lo dejó inconsciente, esa vez los soldados se asegurarían de atarle de tal modo que fuera imposible que escapara de nuevo.

Habían pasado varios días desde que el segundo de abordo de su enemigo había sido rescatado y en aquel momento estaba junto al capitán de la fragata más bella de toda Francia dándole instrucciones sobre el mapa de a dónde podían haberse dirigido los soldados británicos, mientras tanto en el camarote de Kamijo, Kaya se sentía atrapado entre aquellas cuatro paredes a sí que al final tomó la decisión de salir a cubierta ignorando lo que el mayor le había ordenado, y es que no podía estar un segundo más sin tener alguna información de Hizaki-hime, pues sabía lo que tenía en semejante estado al audaz capitán del Versailles y no estaba dispuesto a quedarse parado mientras él sufría, al fin y al cabo Hiza-chan también era parte de su familia, aunque no fuera consanguínea sí era lo más parecido a una que había tenido jamás y no la iba a perder, se dijo a sí mismo, por nada del mundo perdería a su familia. Se levantó torpemente riendo mentalmente ante la idea de estar tan cansado cuando apenas tenía tres meses de embarazo y su vientre ni siquiera había comenzado a crecer, no quería verse gordo y patoso los días previos al alumbramiento, se colocó un delicado vestido de aspecto oriental, probablemente indio de color fucsia, era bastante claro gracias, por supuesto, la composición de la tela que consistía en algo parecido a la muselina, se lo envolvió al cuerpo y se calzó unas delicadas zapatillas de tela casi idénticas a todas las que había venido portando durante los meses pasados, idénticas salvo por el hecho de que esas era de un bello fucsia oscuro, y el resto que tenía era completamente negras.
Salió por la puerta despacio, no quería marearse como otras veces y se fue agarrando a la barandilla con ambas manos hasta llegar al lado de Kalm que le observó como compadeciéndole, probablemente porque esperaba una reacción negativa de parte de los desequilibrados nervios que su capitán exhibía últimamente, una reacción que sin embargo no se produjo, puesto que Kamijo abrazó la aún estrecha cintura de su amante y besó su frente con cariño mientras hacía las presentaciones entre él y Juka, al parecer ninguno de los avezados marineros había logrado ningún punto débil en las duras fortificaciones de Port Victory, el lugar más probable al que podían haber llevado a Hizaki y por consiguiente a Teru, sin embargo Kaya tomó el antiguo pergamino, ya que se trataba de una carta inglesa modificada, y lo relacionó con las cartas de navegación de su padre, que por suerte se encontraban a mano y comenzó a examinarlas.
-Tiene que estar por aquí, mi padre estuvo destinado en Port Victory antes de ser ascendido a tesorero de la Compañía…¡¡Sí!! ¡¡Aquí está!! Todo detallado.-
Entregó la información a los dos hombres que la examinaron, el de brillantes cabellos de plata se fijó en algo en especial.
-Por las marcas de escritura, no parece que hiciera mucho desde que fueron escritas las modificaciones, ¿veis como los escritos anteriores se han difuminado con el paso del tiempo?-
Kaya estuvo a punto asentir cuando un fuerte dolor en su vientre le hizo caer de rodillas para preocupación de su sobre protector amado que casi de inmediato se arrodilló a su lado tratando de descubrir que le ocurría, pero al observar el gesto de dolor y la mano en la parte inferior del vientre temió lo peor y comenzó a llamar a Ryoushin que sin embargo, por lo que le dijeron, revisaba la herida de Yuki que al parecer aun no se había curado del todo, por lo que no pudo rechazar el ofrecimiento de su casual compañero de batalla cuando se agachó y palpó suavemente la tripa del doliente.
-Hay que llevarlo a una cama, estará más cómodo-
Fue el propio capitán el que cargó en brazos al joven que le había robado el corazón.
Kamijo daba vueltas como un león enjaulado mientras veía a Juka palpar el vientre de su amante en lo que él consideraba tocamientos indecentes, y es que el antiguo integrante de su tripulación movía demasiado la mano por la piel del doncel, aunque sin embargo debía reconocer que parecía un profesional, ya que había atendido más de un nacimiento cuando era más joven y aún residía en la metrópoli, lo que en ese momento le llevaba a acariciar la delicada piel del doncel que se hallaba recostado en la cama del capitán con el bello vestido indio fucsia levantado hasta la mitad del pecho y las piernas solo cubiertas por una insinuante sábana blanca, pero a pesar de todo el hombre de cabello plateado no se sentía intimidado por la situación pues ya había visto a un muchacho con el que no le importaría romper los auto impuestos votos de castidad que no era el dulce amante del capitán. Con cuidado ejercía una ligera presión para tratar de comprobar el estado del bebé hasta que de pronto se encontró con algo inesperado.
-El dolor es perfectamente normal en un primerizo, por cierto ¿Cuántos hijos esperáis tener Kamijo-sama?-
El capitán de cabello castaño no había esperado semejante pregunta por lo que durante un momento se quedó mirando a la nada tratando de pensarlo, sin embargo fue Kaya el que se adelantó al contestar.
-Pues, yo esperaba tener la parejita ¿por qué Juka-san?-
-Porque son más de uno, estás embarazado de más de un bebé.-
Los dos amante se miraron sorprendidos y el más joven se acarició la incipiente barriguita ante los gritos emocionados de los jóvenes donceles y muchachas que se congregado en el cuarto formando lo que Kamijo había comenzado a llamar la patrulla de vigilancia, y que estaba compuesta por Emiru, Hero y las dos mujeres del barco, Kitty y Ayano, dicho grupo ya había comenzado a susurrar agitadamente nombres de bebés tanto masculinos como femeninos a la vez que las dos chicas hacían el propósito de tejer ropita para los infantes decidiendo los colores para un caso y para otro. Kamijo mientras tanto se acercó a su amor y acarició con cuidado el cabello rubio platino, a su vez Juka se levantó retirándose para dejar intimidad a la pareja que se abrazaba y besaba dulcemente ante la felicidad que sentían y no podían expresar con palabras, finalmente el capitán se hartó y echó a gritos a la gente de su camarote para poder tener por primera vez en días algo de intimidad con su amor, acarició suavemente las piernas de Kaya que había destapado y besó los delicados labios del doncel que abrió sus brazos amorosamente acercando más el fuerte cuerpo masculino y acomodando su cuerpo para recibir las atenciones del hombre que amaba que siguió acariciándole con suavidad besando y mordisqueando su cuello haciéndole gemir en el proceso a la vez que terminando de despertar el deseo del joven que comenzó a tocar suavemente la piel pálida bajo la camisa blanca mientras respondía a los besos con sus propios labios y ayudaba a la camisa blanca a abandonar el cuerpo que en unos momentos iba a poseerle.
Abrió sus piernas en un gesto casi perezoso, pero aún con un aire de inocencia e inexperiencia que volvió loco a Kamijo, el hombre retiró sus largos mechones castaños claros y ondulados hacia atrás para comenzar a besar el estómago descubierto, Kaya comenzó a reír, pues el mayor le hacía cosquillas, y lo que en principio había sido un juego sexual se convirtió rápidamente en un juego de niños, como si se estuvieran practicando para atender sus futuros hijos, aunque finalmente volvió a ser lo que en un principio había sido cuando Kamijo lamió descaradamente y con gesto obsceno la punta del pene flácido del doncel que gritó sorprendido parando de golpe de reír y sustituyendo sus carcajadas por apasionados gemidos mientras sentía la punta de la húmeda lengua de su particular torturador moviéndose de arriba abajo por la ahora dura extensión de carne que enviaba calambres por todo el cuerpo del joven que en ese momento se revolvía con las piernas abiertas todo lo que su flexibilidad podía permitirse presa de un placer que jamás había sentido antes, pues el embarazo provocaba que su piel estuviera más sensible de lo habitual.
Cuando el pirata consideró que ya estaba lo bastante excitado movió las yemas de sus dedos con cuidado hacia la ya dilatada entrada de su pequeño, empezó a introducir poco a poco sus dígitos para no dañarlo, pues su objetivo era el de abrirle un poco más, a pesar de que le encantaba sentir la estrechez de su joven amante envolviéndole sin embargo dada su frágil condición relacionada con la gestación no se iba a arriesgar a perder a su hijo por lo que cuando Kaya estuvo lo bastante abierto y desesperado como para suplicar, y cuando su propio pene estuvo tan duro que creyó que explotaría sentó el dulce cuerpo sobre su miembro deshaciéndose del vestido por completo y besando aquellos voluptuosos labios mientras se sentía cada vez más dentro de aquel interior que desde la primera vez le había acogido haciéndole llegar al cielo, Kaya casi podía sentir las nubes deslizarse entre sus dedos con cada deliciosa y suave envestida, con cada caricia y con cada beso le hacían, después de tanto tiempo, sentirse en casa. Gritó fuertemente a notar como el orgasmo recorría su cuerpo justo antes de su libración, y al notar la semilla de Kamijo, que le había acompañado con su propio grito solo pudo gastar el poco aliento que le quedaba besando los labios del padre de su hijo, luego ambos descansaron agotados sobre el colchón, y su silencio solo fue roto por el tenue ruido de las caricias y la dulce voz de Kaya cuando decidió animar un poco al ser que más amaba en el mundo.
-Nee Kamijo-san no estés triste, Hizaki-hime es un joven fuerte y estará bien, lo sé, ¿además te imaginas la cara que pondrá cuando le digamos que va a ser tío?-
No pudo evitar reír ante la imagen de su hermano transformado en una especie de familiar con complejo de mamá gallina correteando detrás de pequeños bebés que casi no sabían ni andar y besó dulcemente a su amor agradeciéndole que fuera capaz de distraerlo de semejante modo, realmente era un joven muy especial. Al cabo de un rato el sol se empezó a poner, la cercanía del invierno hacía que cada vez atardeciera antes, y el capitán que debía volver a hacerse cargo de las obligaciones que su cargo conllevaba encendió las velas del candelabro y dejó al hermoso Kaya dormido en el lecho semideshecho por su reciente ejercicio. Después, cuando cerró la puerta tuvo claro que lo encontraría, aunque le costara la vida no perdería a sus amados de nuevo.

Juka observó el gesto decidido de su antiguo capitán y sonrió sabía que el francés de cabellos castaños siempre conseguía lo que se proponía, aunque su objetivo era otro, pues para él su capitán era la persona principal a rescatar, junto con el doncel rubio que tanto amaba y eso era lo que iba a hacer, sabía que probablemente moriría en aquella empresa, pero no le importaba puesto que tenía con el joven de cabellos bicolor una deuda de vida que pensaba saldar, porque a pesar de su procedencia se consideraba un auténtico caballero, siempre lo había creído, pues tenía la firme convicción de que el lugar en el que uno nace no define la clase de persona que es, y un auténtico caballero siempre cumple con su palabra.

Teru caminó a empujones hasta el cadalso sobre el cual la solitaria cuerda parecía la mayor amenaza contra la libertad, cuando subió las escaleras y se volvió pudo observar a su amado Hizaki al fondo junto a el hombre que había destruido su barco y sus sueños, la princesa rubia iba ataviada con un elegante vestido rosa pálido, sus largos rizos rubios se hallaban recogidos en un elegante moño cubierto por lo que parecía un pequeño sombrero, entonces mientras el verdugo leía su sentencia pudo ver como una lágrima brillaba iluminada por los rayos del sol de medio día y no pudo evitar sentirse apenado por hacer llorar a su princesa, y comenzó a mover sus labios susurrando “te amo” mientras tanto, al otro lado de la plaza el doncel conocido como la princesa no podía contener sus lágrimas apretando sus manos en una de las cuales notaba clavarse el anillo de compromiso que había aceptado tan solo unas horas antes cuando su vida había cambiado para siempre, la pregunta de Asagi había recibido la respuesta que en ese momento estaba en su dedo, mientras el hombre de cabello azabache enfundado en su reluciente uniforme de gala estaba dispuesto a ver placenteramente la ejecución hasta que observó a su delicado prometido romper a llorar y notó la angustia subirle por el pecho, rodeó con el brazo los hombros del doncel que se estremeció y escondió su cara llorosa en su hombro.
-No te preocupes, todo saldrá bien.-
-Va a morir y nunca más lo voy a poder ver de nuevo.-
-Tú lo amas.-
La última frase fue más una afirmación que una pregunta y no pudo más que asentir con la cabeza aun apoyada contra el fuerte pecho del moreno que acarició su cabello suspirando, sabía que estaba echando su prometedora carrera a la basura y que si sus superiores lo descubrían ni siquiera podría esconderse en el mar porque su propia familia le perseguiría por traidor, cerró los ojos durante un segundo y tragó saliva para poder asumir que su vida había acabado.
-¡¡Parad la ejecución!! ¡¡Se han encontrado nuevos cargos, se ha de celebrar un juicio!!-
Hizaki levantó la cabeza sorprendido mirando a Asagi y después observó como bajaban a Teru del cadalso y lo llevaban a la cárcel de nuevo, casi al mismo tiempo cuando el sol se había puesto por completo dos barcos entraron por ambos lados del puerto, un navío de velas negras y una hermosa fragata francesa.

Corazón Sangrante, Alma Rota VI y VII




Capítulo 6

Cuando terminaron de reírse se acercaron para observar el progreso de la salsa, a la que añadieron el pescado ante la mirada atenta de Yoshiki que trataba de aprender algo. Al finalizar la cocción sirvieron en una pequeña bandeja de porcelana la salsa y aparte en un bol redondo bastante grande la pasta, luego le ordenaron que fuera a por la fruta al almacén que había anexo a la cocina, pero al salir se encontró con un muchacho llorando, tenía el pelo más rojo que había visto en toda su vida y estaba semidesnudo tratando de para una herida que tenía en el antebrazo, se agachó a su lado y lo tomó del hombro pero el chico se arrastró asustado hacia atrás.
-Tranquilo, no voy a hacerte daño, soy Yoshiki, solo quiero ayudarte.-

Al oír su nombre el joven pareció calmarse y sorbiéndose la nariz le enseñó su herida, parecía profunda por lo que el rubio se dirigió a la habitación de antes, pero las lavadoras seguían puestas y no había nada más, no quería avisar a Hizaki o a Kaya para no distraerles de su tarea de cocineros, por lo que se decidió a preguntar al chico mientras lo levantaba del suelo y le ayudaba a colocarse la ropa.

-¿Sabes dónde está el botiquín de emergencias?-

-Sí, está a tres puertas de aquí. Yo…yo soy Machi-

-Gracias.-

Le sonrió tratando de infundirle confianza y agarró su mano llevándole al lugar que le había indicado, una vez allí vio una pequeña estantería blanca llena de medicamentos a su lado sobre una mesa estaba el maletín que Hizaki-hime había usado para curarle a él pero al abrirlo vio que estaba vacío, por lo que se dirigió hacia el mueble, sacando el desinfectante, el hilo y varias vendas así como una aguja y unos guantes.

-No te preocupes, se coser, mi madre era enfermera y me enseñó, tu herida es muy profunda, así que no queda más remedio, trataré de que no te quede cicatriz, necesitaras muchos puntos, pero no hay anestesia por lo que deberás aguantar el dolor.-

-He aguantado dolores peores.-

Le miró durante un segundo antes de verter un poco de líquido desinfectante en la herida retirando con cuidado el exceso y la sangre que aún goteaba, luego se puso los guantes de látex e introdujo el hilo en el ojo de la aguja y comenzó a dar los puntos diminutos para que hubiera menos riesgo de deformar la piel, con cada gesto el muchacho hacía una mueca y apretaba los dientes y una lágrima caía de sus bellos ojos verdes, pero no hizo ningún ruido. Cuando terminó pasó una gasa húmeda por encima de la costura para retirar la poca sangre que quedaba, luego le colocó una gasa especial que evitaba que los puntos se pegaran a la venda y la vendó fuertemente para que no pudiera mover la muñeca, le limpió las lágrimas con cuidado y observó que la blanca piel del chico presentaba más golpes y moraduras, se quedó mirando sorprendido y sin dejar que dijera nada se las curó también ante la mirada asombrada del chico.

-¿Por qué lo has hecho?-

-No me ha parecido bien que anduvieras por ahí con esos golpes sin curar, luego tardan más en cicatrizar y duelen. ¿Quieres contarme lo que te ha ocurrido?-

El chico le miró con algo de miedo, debía de saber que era el sirviente de Sakurai-sama y por ello temía una futura reacción de su amo.

-Tranquilo, no se lo contaré a nadie, además siempre es bueno decirle lo que te pasa a otra persona, te alivia.-

-Está bien, esta noche nos tocaba servir a toda la habitación, a mi me suele tocar estar con uno de los hombres de Kamijo-sama, Mayu-sama, pero esta noche no ha venido y he tenido que estar con un hombre que no sé cómo se llama, Sakurai-sama nos ordena ser amables y complacientes con los clientes, pero no dejar que nos hagan nada que no entre dentro del precio que han pagado por nosotros, hay tres precios, el primero es baile erótico y masaje, el segundo sexo oral y el tercero completo, esta noche había pagado solo por sexo oral, pero el tipo se quiso propasar y forzarme, y como me negué sacó una navaja y me cortó, quería matarme pero conseguí escapar y cuando me estaba persiguiendo me encontré con unos chicos del servicio de Sakurai-sama que me enviaron aquí, no sé que le habrán hecho a él pero no creo que sea nada bueno.-

Estaba a punto de preguntarle por el servicio de Sakurai-sama, pero justo en ese instante entró uno de los jóvenes que lo componían, era un chico que por su aspecto no pasaba de los dieciocho años, tenía el pelo castaño oscuro y los ojos del mismo color y portaba un traje negro con camisa también oscura, no llevaba corbata sino que su camisa estaba abierta hasta medio pecho donde brillaba un medallón plateado con un dragón enroscado lacado en rojo y naranja, su cintura era rodeada por una faja carmesí, se acercó a ellos y miró a Machi directamente a los ojos y el chico respondió con un brillo aprensivo en sus pupilas verdes.

-¿Le has curado? Tal vez sea necesario que le examine un médico, déjame ver.-

Agarró la muñeca herida y la desenvolvió hasta ver los puntos que el rubio amante de su jefe acababa de darle, luego recolocó la venda apretándola un poco más.

-Una cura impresionante, no creo que necesite más atención, informaré a Sakurai-sama de todas formas.-

-Está bien, ahora, ¿qué hago?-

-Disculpa mis modales, soy Ryoushin, soy uno de los vigilantes de dentro de la casa. Ahora debes volver a terminar tus tareas, llevaré a Machi ante Sakurai-sama, probablemente decidirá que descanse hasta que su herida se cure por completo.-

Asintió, se levantó y tras despedirse con un gesto del pelirrojo fue hasta la despensa donde vio varios paquetes de frutas frescas envasadas, los cogió y volvió corriendo a la cocina donde Hizaki-hime y Kaya mantenían la comida caliente mientras cocinaban un nuevo plato de setas en salsa y carne a la plancha con especias, todo olía delicioso para envidia del joven que se acercó a observar con las frutas aún en la mano.

-He traído las frutas.-

Ambos se giraron mirándole con algo de reproche probablemente porque había tardado más de lo normal al realizar una tarea que se solucionaba en menos de cinco minutos.

-Has tardado mucho, hemos oído ruidos y también hemos visto a los vigilantes de Sakurai-sama por aquí, ¿Qué ha ocurrido?-

-Ha sido Machi-chan, un cliente casi hace que se desangre, le he tenido que dar puntos. Luego Ryoushin ha venido y se lo ha llevado con Sakurai-sama.-

Le miraron sorprendidos, aunque Hizaki-hime fue el primero en responder.

-¿Le has dado puntos?-

-Sí, mi madre es…era enfermera.-

Ninguno volvió a decir nada en un rato, solo se quedaron mirándose unos a otros manteniendo un silencio cada vez más incómodo para los tres hasta que un fuerte chisporreo los sacó de su mutismo y es que la cazuela con las setas en salsa estaba a punto de quemarse, Kaya corrió a apartar la cazuela del fuego quemándose en el proceso pero poniendo a salvo la comida. Hizaki y él se acercaron preocupados a ver como estaba la mano del joven pero entonces el pequeño Teru entró en la cocina avisándole de que tenía que ir a prepararse para la cena con Sakurai-sama por lo que se despidió de Hizaki que atendía al muchacho de pelo blanco, y del propio herido. Subió a la habitación siguiendo a Teru pero una vez en el pasillo se separaron y entró en su cuarto donde tomó una rápida ducha, luego secó su largo cabello y se dirigió al ropero abriéndolo. Dentro pudo ver que había tres compartimentos, cada uno tenía una pequeña placa de latón con el nombre de su dueño, el del centro era el suyo y estaba repleto de ropa que no sabía cómo combinar.

Recordó las palabras de Kaya cuando le dijo que a Sakurai-sama le gustaban los kimonos, pero solo vio los dos que ya había llevado, por lo que buscó algo diferente, sacó un pantalón de cuero ajustado, una camisa semitransparente con encaje y un corsé blanco con bordados de hojas, luego escogió unas botas de puntera redondeada y un poco de plataforma, y unos calcetines bajos negros. Comenzó a ponérselos cuando se dio cuenta de que no había cogido ropa interior, la buscó en un pequeño cajón que había entre el de los calcetines y el colgador superior para las camisas, eligió uno sencillo de color negro sin ningún tipo de adorno, se lo puso y continuó con los pantalones, luego se ató la camisa y el corsé por encima, decidió no ponerse nada por encima, solo se colocó una cadena de plata y brillantes entorno al cuello de tal modo que se viera por debajo del cuello de la camisa. Al cabo de un rato entró Ryoushin en la habitación y le indicó que le siguiera, caminó por detrás del joven por un largo pasillo que no había recorrido nunca y que daba a un paradisíaco jardín tradicional, anduvieron por la madera hasta llegar a otro cuarto abierto al jardín donde sentado frente a una mesa baja estaba el que para él era el creador de todas sus pesadillas, Sakurai Atsushi, que sonrió al verle llegar y con un gesto ordenó a Ryoushin que los dejara solos, y el joven obedeció no sin antes realizar una reverencia. Cuando por fin estuvieron a solas el moreno se levantó separando caballerosamente la pequeña silla y dándole la mano para ayudarle a sentarse, luego lo acercó a la mesa y volvió a su propio asiento.

-Estás muy bello con esa ropa que has escogido.-

-Ga…gracias.-
-Comamos.-

Sonrió antes de servirle un poco de comida en el plato de bella porcelana, según pudo ver eran raviolis rellenos de foi con salsa de queso de Valdeón, una auténtica delicia que solo había visto en las cartas de los restaurantes más caros, esos a los que nunca había podido ir. Comió abundantemente, al parecer era plato único puesto que el foi y la pasta llenaban mucho. Cuando ambos terminaron el moreno se levantó y tendió su mano hacia él que no tuvo más remedio que aceptarla.

-Ven, te voy a enseñar mis habitaciones privadas.-

Caminó a su lado en silencio mientras subían la escalera, cuando llegaron y vio el esplendor del cuarto no pudo evitar que se le desencajara la mandíbula por el asombro, aquella simple habitación era más grande que toda su casa, fue guiado por entre las obras de arte hasta llegar al gran lecho de matrimonio, donde el moreno le sentó haciéndole inquietar con su mirada profunda y negra, no se le ocurría que decir.

-Etto… ¿Machi-chan está bien?-

-La cura que le has dado ha salvado su vida.-

-¿De veras?-

Le acarició la cara retirando hacia atrás los largos mechones ondulados, e invitando al joven a abrazarle que recostó su cabeza en el hombro del mayor notando como este continuaba con las caricias en su cabello, no pudo precisar cuánto tiempo estuvieron en aquella postura pero consiguió evadirse da la realidad atrapado como estaba entre el cálido cuerpo y le embriagante olor masculino, notó como se le comenzaban a cerrar los ojos y ya no sintió como el hombre retiraba su ropa y lo introducía en la cama a su lado.


Miró a Hizaki que terminaba de vendar su mano herida y le agradeció profundamente con la mirada, luego el rubio sirvió seis platos de comida y los colocó en bandejas, cada uno cogería la suya y se dirigiría al comedor donde los privados comían en mesa separada del resto de los chicos que se dividían por habitaciones evitando así más contacto entre ellos que el necesario, en la sala estaban prohibidas las conversaciones de cualquier tipo, y había gente vigilando y asegurándose de que en efecto esa norma se respetaba . La princesa cargó con la bandeja de Kaya también a pesar de las protestas de su amigo que afirmaba que la quemadura no era para tanto, se sentaron en su pequeña mesa de la habitación número tres de los privados, mientras Jasmine y Mana lo hacían en la de al lado al igual que Teru y Hide. Al rato comenzaron a entrar otros muchachos con bandejas, primero la habitación cinco que ese día libraba, junto con las nueve y tres que también lo hacían, en esta última pudieron ver a Machi acompañado de un muchacho bastante joven vestido de rosa que nunca antes habían visto. Después llegaron los chicos del cuarto ocho, los más veteranos junto con los de la siete y la uno, finalmente los de las dos callaron abruptamente antes de entrar y engulleron su comida a gran velocidad, los muchachos que tenían que servir debían cenar en tan solo un cuarto de hora para estar listos para sus clientes, volvieron rápidamente a sus puestos en los diversos salones y justo cuando uno de los chicos de la habitación uno estaba a punto de salir corriendo para alcanzar a sus compañeros entró un hombre alto, ataviado con un traje de corte llamativo negro con raya diplomática y una camisa verde fosforescente, tenía el cabello gris azulado y un ojo de cada color, un detalle que le confería aspecto bastante peligroso y en su cintura se adivinaba la silueta de una pistola, agarró al chico de cabello castaño por un brazo enlazando la delicada cintura con el otro y le sonrió.

-Hero, cariño, al no verte llegar con el resto de tu grupo me he preocupado.-

El chico lo miró con el miedo reflejado en la cara, pero no pudo evitar que se lo llevara casi arrastras de allí. Kaya miró con tristeza a aquel muchacho, sabía quién se lo había llevado, era uno de los hombres de Juka-sama y solo su superior conocía su nombre verdadero, pero para quienes tenían motivos para temerle era simplemente Denu un hombre que solo respondía ante su jefe, y ante nadie más, uno de los siete ejecutores de los componentes del Círculo. Arrastró a su amante por los pasillos hasta la habitación que había pagado, una vez allí lo arrojó sobre la cama y se abalanzó sobre él arrancando su ropa mientras el chico lloraba desconsoladamente, era una de las más recientes incorporaciones al prostíbulo, había sido llevado allí desde Corea donde su familia muerta de hambre esperaba el dinero de Sakurai-sama todos los meses, esa era la garantía de que haría cualquier cosa que el moreno le ordenara. Trató de recordar las caras de sus familiares, pero solo fue capaz de llorar con más intensidad cuando su zona más íntima fue descubierta brutalmente y fue obligado a ponerse a cuatro patas sintiéndose como un perro, su vida no era tan diferente que la de semejante animal, podía afirmar que era incluso peor.
Sin embargo esa día el cliente en cuestión no era el habitual, por lo que tampoco lo iba a tratar como siempre, fue mucho menos duro que otros que había tenido, el mayor ya había pagado por el antes, pero nunca por un servicio completo por lo que no tenía ni idea de cómo iba a ser el sexo con él. El hombre de cabellos y vestimenta estrafalaria se desnudó mostrando su cuerpo tonificado y pálido, se tumbó junto al chico que no se había movido de su posición y le obligó a echarse encima de él, luego acarició la suavísima piel del joven y le besó indicándole que se penetrara el mismo, lubricó su miembro y Hero comenzó a descender por él, no duraron mucho puesto que el prostituto a pesar de no ser virgen no había sido usado más de seis veces, y continuaba estrecho y apretado. Cuando terminó en su interior abrazó el cuerpo delicado impidiendo que se fuera de la habitación como era habitual en situaciones como aquella y le introdujo en la cama arropándole a su lado cuidadosamente, Denu cerró los ojos y se durmió mientras el pequeño coreano trataba de imitarle viendo por fin las caras de los hermanos por los que sufría, aquellos niños que eran su mundo.


No tardaron mucho en acabarse sus platos, Kaya había escogido setas y carne al contrario que Hizaki que había preferido la pasta, ninguno de los dos vio lo que habían comido el resto porque fueron los últimos en terminar y por tanto en marcharse, a ninguno les tocaba fregar por lo que subieron a su cuarto compartido, no sabían si esa noche los iban a solicitar pero en aquel momento les daba igual, se sentaron juntos en la cama de la princesa y comenzaron a contarse la vida que el otro no conocía, que tras once años no era mucha ciertamente, al cabo de un rato se aburrieron sumiéndose cada uno en el silencio de sus propias memorias.

--Flash-Back—

Llevaba un buen rato en aquella habitación a la que había sido arrastrado por Sakurai-sama tras conocer la noticia de que Jasmine había conseguido escapar de la casa y perderse en la calle, estaba muy preocupado por su hermano ya que unos días antes había intentado suicidarse tomando unas pastillas del botiquín de emergencias y aún no estaba recuperado del todo, esperó durante un rato más al lado de la puerta pero en vista de que no había ningún tipo de información comenzó a pasearse desesperadamente por la pequeña habitación, finalmente el cansancio y la tensión hicieron mella en él y se durmió en una pequeña silla, el único mueble que había en el cuarto que por cierto no era nada cómodo, pero en aquel momento le daba igual todo, solo quería saber algo de su hermano.
Sakurai Atsushi se paseaba como un león enjaulado al igual que Yuki, ya habían castigado al hombre que se había descuidado permitiendo al chico huir del hospital donde se encontraba, pero el hecho de haberlo eliminado tan pronto solo había conseguido que su frustración se concentrara hasta límites insospechados, al menos hasta que recibieron la llamada de la última incorporación del círculo que les informó de que tenía al muchacho extraviado aunque no estuviera en la mejor de las condiciones. Se montaron juntos en el coche de Yuki, pero el rubio estaba demasiado nervioso como para conducir por lo que Atsushi simplemente ocupó su lugar pisando el acelerador con tanta fuerza que ambos temieron que se quemara el motor, aunque eso no tenía nada de importante en ese momento ya que todo el negocio había sido puesto en peligro por un muchacho de apenas trece años, había que escarmentar al chico de cabellos rizados de una vez por todas, y él tenía la solución perfecta.

-Yuki, voy a subastar a Kaya, tu Jasmine va a aprender por las buenas o por las malas.-

Asintió sin comentar nada más, estaba tan sumamente furioso con su pequeño amante que no le importaba en absoluto su hermano aún más pequeño, por la evidente velocidad llegaron al lugar citado con relativa rapidez a pesar de la distancia del mismo, salieron del coche que probablemente no se podría volver a usar encontrándose con el hombre que les había llamado al lado de una camilla en la que con collarín y varias heridas se hallaba el causante de su inquietud, el joven estaba inconsciente y lo iban a trasladar al hospital privado del que había huido, aunque esta vez no lo tendría tan fácil puesto que el dueño del complejo había aportado miembros de su propia guardia. Yuki se acercó a su esclavo y tras examinarlo durante unos segundos se volvió y rompió el silencio.

-¿Qué ha ocurrido, Juka?-

-No tengo ni idea de cómo ha conseguido llegar hasta la comisaría, pero ha sido una suerte que estuviera de inspección, cuando me ha visto ha tratado de correr para escapar de nuevo y no me ha dado tiempo de detenerle antes de que saltara a la carretera, un utilitario se lo ha llevado por delante. En cuanto lo he visto he llamado a Gackt que ha enviado una ambulancia, el médico ha dicho que tiene un brazo roto y un traumatismo craneoencefálico leve, se pondrá bien, aunque su recuperación será lenta.-

-Iré con él en la ambulancia hasta el hospital.-
Juka miró sonriendo a su jefe de largo cabello negro indicándole que se acercara a él.

-De acuerdo, Atsushi y yo os seguiremos en mi coche, parece que el vuestro está para el arrastre.-

El moreno se preguntó en qué momento había dado permiso al joven para tratarle con semejante confianza, aunque debía admitir que era uno de los miembros más importantes por lo que no le costaba nada permitir que le tuteara aunque no fuera uno de sus amigos de la infancia. Condujo a una velocidad relativamente pequeña teniendo en cuenta la que solían emplear mientras seguían al vehículo medico hasta el complejo privado que pertenecía a Gackt, no oficialmente por supuesto, pero si en la sombra. Cuando el conductor aparcó en la rampa de urgencias y los auxiliares bajaron al muchacho herido, de inmediato apareció un grupo de médicos que lo examinó determinando que a pesar de que su traumatismo había sido leve dentro de la gravedad del propio golpe debía quedarse en observación durante al menos cuarenta y ocho horas antes de ser trasladado a planta, algo q lo que tanto Atsushi como Yuki se negaron para estupor de los doctores que finalmente se vieron obligados a internarlo en una habitación privada con dos guardias armados a cada lado de la puerta, guardias que sin ningún tipo de disimulo sostenían sendas semiautomáticas y guardaban pistolas de gran calibre.
Cuando Yuu abrió los ojos viendo la habitación de hospital en la que se encontraba se dio cuenta de que su plan no había dado resultado y cerró los ojos apesadumbrado notando como los recuerdos volvían a su mente, hacía semanas que se había dado cuenta de que para poder huir de sus captores y liberar a su hermano debía primero salir de la casa por otros medios, fue por eso que un día decidió ingerir todas las pastillas que encontró en el botiquín de emergencias. Esa parte del plan si tuvo éxito, porque fue sacado de la casa para llevarle a que le hicieran un lavado de estómago, después solo tuvo que esperar a que Yuki se marchara y el tipo que le vigilaba se fuera a tomar un café para salir corriendo y perderse entre la gente que transitaba las atestadas calles de la gran ciudad. Se dedicó a buscar desesperadamente una comisaría de policía, pero cuando llegó a una y entró vio a alguien a quien conocía demasiado bien, un hombre de pelo gris que trabajaba para Sakurai-sama, un hombre que estaba encaprichado con su hermano. Se dio la vuelta y corrió como alma que lleva el diablo saliendo a la calle antes de que al hombre le diera tiempo de atraparle. Eso era lo último que recordaba. Trató de moverse pero descubrió que tenía un brazo escayolado, el otro lleno de vías médicas, el cuello con collarín y las piernas atadas con correas de cuero recubiertas de acolchado para no dañarle, pero eso no evitaba que le mantuvieran completamente inmovilizado sobre la dura en incómoda cama. Fue la voz de su dueño la que le sacó de sus pensamientos.
-Ni lo intentes, Jas, tienes un brazo roto y un traumatismo craneal leve.-

Otra vez estaba ahí ese odioso diminutivo que lo sacaba de sus casillas. El hombre se acercó a la cama y retiró un mechón de cabello rizado y sedoso que le impedía ver con claridad los ojos almendrados, y necesitaba ver las lágrimas en ellos, la desesperación cuando le comunicara la noticia.

-Respecto al castigo, no vas a recibir ninguno…-

Sus ojos se abrieron por la sorpresa, había esperado que lo torturara contándole como iba a ser su sufrimiento que debía de durar días, había esperado cualquier cosa menos la que estaba a punto de oír.
-… aunque espero que te recuperes pronto, porque si no, no podrás asistir a la subasta de Kaya, y creo que para él será importante que su hermano mayor esté presente el día más importante de su vida.-

No pudo evitar que sus ojos se abrieran de nuevo, esta vez por el espanto mientras las lágrimas comenzaban a deslizarse por la delicada piel de sus mejillas sin que el hombre que acababa de hablar hiciera nada por detenerlas.

-P… por favor, a Kaya no… haré lo que sea, lo juro… no… no volveré a escaparme ni a desobedecerle… pero por favor, a Kaya no… solo es un niño, castígueme a mí, pero no le haga daño… se lo suplico…-

Mirando los grandes ojos castaños era difícil no ceder ante las lastimeras súplicas, pero inspiró profundamente logrando componer una mirada heladora que hizo ver al joven que no había ninguna esperanza ni para su hermano ni para él.

-Debiste pensarlo antes de hacer semejante tontería, te había advertido demasiadas veces que si continuabas rebelándote sería Kaya quien lo pagara, y si bien es cierto que hasta ahora no había cumplido mi promesa, creo que ya es hora de que lo haga. Espero que esta vez aprendas la lección.-

Se marchó dejando al adolescente destrozado, llorando desconsoladamente con menos ganas de vivir que nunca. Una semana después pudo salir del hospital y apenas tuvo tiempo de ver a Kaya antes de que vestido como una muñeca fuera expuesto en un escenario como si de un objeto se tratara y comenzó a escuchar las características de su hermano y los precios que muchos clientes que aumentaron, sobre todo cuando citaron su virginidad hecho que hizo llorar al pequeño haciendo que se viera aún más adorable. Cuando Sakurai-sama volvió le ordenó que se preparara durante una semana, durmiendo bien y comiendo poco, no le dijo por qué pero cuando llegó el viernes por la noche fue a buscarle llevando un vestido azul lleno de encajes y lazos, se lo entregó afirmando que si se lo ponía podría ver a su hermano, por lo que lo hizo sin planteárselo durante un segundo siquiera, luego se calzó los zapatitos redondeados de color azul cielo, Atsushi tuvo que reconocer que estaba adorable, aunque no tenía ningún remordimiento por lo que iba a hacer. Puso una mano en el hombro del niño y lo condujo fuera de la habitación, hasta la sala de subastas, lo hizo subir al escenario y se retiró a un asiento algo para ver como se desarrollaba la puja mientras su hermano comenzaba a enumerar las características del niño que se apretaba las manos y mordía sus labios nervioso y asustado.

-Tiene diez años, pelo rubio y blanco y ojos azules cobalto naturales, mide un metro y cuarenta y cuatro centímetros, y lo mejor es que es completamente virgen.-

Cuando oyó aquella última frase las lágrimas comenzaron a rodar por su cara haciéndole más apetecible e los ojos los pujantes que aumentaron los precios si es que eso era posible, al menos hasta que las cortinas del reservado se abrieron, en él estaba Jasmine con Yuki, llorando por su hermano y a su lado se hallaba el hombre de pelo plateado que solía hacerle regalos. Se levantó y aumentó considerablemente el precio haciendo que en la sala se hiciera el silencio, no había nadie tan loco como para enfrentarse a un miembro del Círculo. Sakurai-sama asintió entregando al bello pequeño a Juka que sonrió estrechándolo entre sus brazos.

--Fin del Flash-Back—

Hizaki miró a Kaya que se hallaba con la mirada perdida en el techo, lo cierto era que ninguno de los dos tenía ni la más remota idea de que hacer, normalmente cuando sus respectivos amantes estaban ocupados por la noche se iban pronto a la cama y charlaban, pero ese día no tenían ganas ni de hablar ni de irse a la cama, por lo que se quedaron mirando a la nada durante un rato más, hasta que llegó Yuu con una baraja de cartas y les propuso jugar al póker, por supuesto el mago ganó las tres partidas pero de esa manera se animaron riendo y haciendo bromas, después de un rato llegaron Teru y Mana con Hide en brazos, el pequeño no podía dormir, no estaba acostumbrado a hacerlo solo, tras un rato se fueron a sus propias habitaciones para ponerse el pijama, no sin antes decidir que se encontrarían de nuevo en la habitación de Mana y Jasmine. Kaya se puso un conjunto de camiseta de tirantes y pantalón corto con un dibujo Moomin en el pecho, mientras que Hizaki prefirió un camisón sin mangas de color blanco con puntitos rojos que formaban la imagen de un conejo con lazo en el cuello, se dirigieron a la habitación de los dos morenos que les esperaban ya cambiados, Yuu llevaba una camiseta que llegaba hasta medio muslo parecida a la de Hizaki solo que con un pavo real, Mana era el más sexy y elegante de todos con un corto camisón de seda azul oscuro de tirantes y un salto de cama negro de encaje, un poco después llegaron los niños, Teru con un pantaloncito blanco y una camiseta azul cielo y Hide con un conjunto verde en la parte inferior y amarillo fosforito en la parte superior, se subieron a la cama y comenzaron a hacer bromas jugando y al final terminaron en pijama saltando por las camas y haciendo peleas de almohadas. Cansados se durmieron cuando ya era bien entrada la madrugada tirados unos sobre otros en la cama hasta hacía un momento perfectamente hecha de Yuu, mientras que Mana tras mirarles con una indescifrable expresión se acostó en su propio lecho cerrando un poco las cortinas y abrazando el peluche que Gackt-sama le había regalado.


A la mañana siguiente Yoshiki despertó sin ropa recostado contra el fuerte cuerpo de su dueño que lo abrazaba ya despierto, había sido una noche rara para todos y a Atsushi le había dado tiempo de reflexionar sobre las palabras que Yuki le había dicho hacía unos días sobre tratar mejor a Yoshiki, se había dado cuenta de que el chico no era como Yuu o Hizaki, y si era un poco más amable tras dejarle claras las reglas podía ser un buen amante.

-¿Qué tal has dormido?-

-Bi… bien.-

-Me alegro. Ven vamos a bañarnos.-

Le llevó de la mano hasta su gigantesco baño donde la piscina estaba llena, como todas las mañanas que dormía en su habitación, el servicio se había encargado de preparar su baño y desayuno que esperaba en el borde de mármol, y según pudo ver, ese día también había comida para Yoshiki. El agua estaba perfectamente templada por lo que entraron en ella y el mayor agarró la bandeja agarrando el zumo para el muchacho rubio y se lo entregó, luego ingirió el suyo propio, ante la mirada confusa del chico que no sabía a lo que atenerse con ese hombre de personalidad tan incongruente, primero lo había maltratado para después curarle, luego lo había vuelto a maltratar ordenando a continuación que lo curaran. La noche anterior le había tomado cuidadosamente y esa ni siquiera le había obligado a tener sexo, se había limitado a dejarle dormir mientras que en ese momento preciso se limitaba a entregarle unas tostadas con mermelada de higos para que desayunara a la vez que él ingería las suyas propias, todo era demasiado extraño para su pobre salud mental. Lo extraño fue que pese a que había esperado tener sexo el moreno solo masajeó su espalda con delicadeza y luego salieron de la piscina negra secándose y vistiéndose.

-Ve a la habitación, allí estarán Hizaki y Kaya, te enseñarán a bailar para los espectáculos privados, quiero que todos vean lo lindo y talentoso que es mi amante.-

Se guardó una réplica hiriente sabiendo que solo le traería problemas, no le gustaba que lo exhibieran como a un objeto, pero también se dijo a si mismo que debía acostumbrarse a esa vida, porque era la única que iba a conocer, los dos ocupantes de la habitación sabían que nunca intentaría huir por miedo a que Hideto sufriera, por lo que asintió y si retiró siendo obligado por Sakurai-sama a darle un suave beso. Bajó las escaleras hasta llegar al pequeño patio de madera donde Ryoushin ya esperaba con su usual cara seria, le guió de vuelta a la parte del complejo que se correspondía con el prostíbulo dejándole frente a sus escaleras, como si supiera que la vez anterior que había vuelto a la habitación se perdió, ciertamente Yoshiki tuvo la impresión de que si que lo sabía. Subió caminando hasta el cuarto que para su sorpresa estaba vacío por lo que decidió preguntar a Jasmine y fue a su habitación. Parado en la puerta no pudo menos que echarse a reír cuando vio el cúmulo de brazos y piernas que los chicos formaban, pero rió aún más cuando vio a Mana dulcemente dormido solo en su cama abrazando un gato gris de peluche con un lazo rosa enorme, estaba seguro de que ellos dos serán los únicos sin dolores musculares ese día. Se acercó a ellos y zarandeó suavemente a Hide que colgaba en una postura de contorsionista sobre el cuerpo ladeado de Hizaki que a su vez aplastaba a Kaya que se encontraba semiretorcido haciendo gala de toda su flexibilidad en un intento de sacar su cabeza para respirar por debajo del cuerpo de Teru mientras este usaba el pelo del dueño de la cama como almohada. Su hermano abrió los ojos castaños y chilló de alegría al verle saltando con una energía que solo un niño como él podía poseer.
-¡¡Yoshi-nii-chan!!-

-Hola Hide-chan, ¿qué tal has dormido?-

-El cuerpo de Hizaki-san es muy calentito, he dormido muy bien.-

Rió de nuevo pensando que debía de ser el único del grupo que lo había hecho. Luego dejó a su hermano en el suelo que se fue a despertar a Mana y movió a Hizaki-hime que comenzó a despertar gimiendo de dolor al estirar sus adoloridos músculos y moviendo a Kaya que se incorporó tan deprisa que tiró al suelo a Teru. Mientras la muñeca morena de la otra cama aparataba a Hide que en vista de que no podía despertarle había comenzado a tocar descaradamente su nariz. El rubio de largos cabellos terminó de despertar estirándose por completo y levantándose de la cama.

-¿Qué ha ocurrido?-

-No tengo ni la más remota idea, cuando he llegado estabais en esa posición, lo único que he hecho ha sido despertaros porque Sakurai-sama me ha ordenado que aprenda a bailar con vosotros.-

Hizaki le miró como si acabara de pincharle con un carbón ardiendo al igual que Kaya quien sentía que si movía un solo miembro este se le rompería en mil pedazos.

-Has dicho ¿bailar?-

La voz del bello ángel de pelo blanco era tan lastimera que incluso le dio pena contestar, pero no era culpa suya que Sakurai-sama le hubiera dicho eso.

-Es lo que me ha ordenado.-

Se mordió los labios ante las idénticas miradas de cachorro degollado que los chicos pusieron, eran tan dulces que no se sentía capaz de obligarles a nada ni seguir insistiendo, pero luego recordó como era el mafioso moreno cuando se enfadaba y abrió la boca para hablar de nuevo, pero notó un suave tirón en el hombro que le hizo volverse encontrándose de lleno con la cara siempre seria de Mana que acercó la boca a su oído para murmurar ante la mirada sorprendida del resto puesto que nunca había hablado con ellos.
-Si quieres te enseño a bailar yo aunque ahora toque también se hacerlo, solo tienes que esperarme mientras me cambio, no tardo nada.-

-Gracias Mana-san.-

El interpelado solo asintió con un gesto y fue a su armario, exactamente igual que el de la otra habitación, de donde sacó un conjunto negro y azul de camiseta y pantalón, luego se metió al baño y no tardó ni cinco minutos en salir completamente cambiado para sorpresa de todos excepto Yuu que como llevaba compartiendo habitación con él años, se había acostumbrado a la increíble rapidez con la que el tranquilo moreno hacía las cosas. Tanto Kaya como Hizaki agradecieron profundamente a Mana el gesto y se dirigieron a su habitación para tomar una ducha, Yoshiki se despidió de su hermano y del otro moreno que le prometió que luego lo llevaría abajo, y salió del cuarto siguiendo a su profesor hasta el salón en el que se había desarrollado la fiesta de cumpleaños de Kamijo-sama no sin antes cambiar su ropa por unos cómodos pantalones de deporte oscuros y una sudadera con capucha blanca para poder realizar mejor los pasos de baile. Cuando llegaron lo primero que hicieron al subir al escenario fue descalzarse y comenzar a practicar algunos estiramientos para prevenir cualquier tipo de lesión, luego Mana le enseñó varios de los pasos básicos aunque descubrió para su desgracia que no era bueno en absoluto , es más bailando se parecía un pingüino borracho. Según su instructor solo necesitaba más práctica, según él hasta una morsa paralítica lo haría con más habilidad. El bello pelinegro le dijo que no se juzgara con tanta dureza y le instó a continuar bailando hasta que se aprendió los cuatro pasos y tuvo que darle la razón, hacia media mañana llegaron Gackt-sama y Sakurai-sama para ver sus progresos para vergüenza del rubio que se vio obligado a bailar solo mientras Mana era abrazado por su propietario y el hombre de largos cabellos sonreía encantado, lo que más le sorprendió fue que ninguno de los dos hombres pareció sorprendido por el hecho de no ver a Hizaki y a Kaya. Después de eso hicieron una pausa para comer en el mismo lugar en el que estaban, pues varios muchachos del servicio de Sakurai-sama les llevaron las bandejas de arroz con verduras para que continuaran ensayando nada más terminar el postre que consistía en un delicioso yogur casero de algo que pudo identificar como kiwi dorado.
Cuando acabaron apartaron las bandejas y se levantaron para ensayar un rato más, sin siquiera darse cuenta continuaron así toda la tarde hasta que lograron completar una sencilla coreografía. Apenas descansaron por el empeño del moreno, que se había revelado como un auténtico perfeccionista, por enseñarle al menos, otra serie de pasos. Entonces supo que si bien había empezado el día sin dolores musculares iba a acabarlo sufriendo unas agujetas terribles. Casi al final de la tarde Mana le hizo repetir todos los pasos que había aprendido viendo con satisfacción que los dominaba con relativa soltura, algo muy encomiable teniendo en cuente que solo llevaba un día de práctica, cuando Yoshiki agotado y sudoroso, y esperando ansioso el momento de meterse en la ducha, terminó por fin el improvisado maestro hizo algo para expresar lo complacido que estaba con su actuación que casi heló la sangre en las venas del chico rubio, sonrió.






Capítulo 7

Hizaki se miró en el espejo de un lado y del otro contemplando cómo se veía con el delicado vestido de encaje blanco que había elegido para esa noche, cuando finalmente se auto aprobó el atuendo se calzó unos zapatitos de puntera redondeada de color gris pálido con un poco de tacón que hacían resaltar las medias semitransparentes negras, se miró al espejo una última vez mientras ataba un lazo también gris por encima de su cabeza analizando la ropa, era un vestido completamente blanco, el cuerpo se ajustaba perfectamente a su torso delgado y estilizado y estaba compuesto por una capa de encajes cosida sobre una pieza de raso, mientras que la falda era ligeramente ancha modelando sus caderas y se formaba con cuatro capas de encaje sobre un abultado bajo de tul transparente, las medias llegaban hasta sus rodillas donde sendas cintas acabadas en lacitos blancos sujetaba as puntillas que caían sobre la pierna con elegancia, el adorno del pelo fue lo que terminó de darle un aire de inocencia infantil que le hacía ver más hermoso si cabe. Caminó aún adolorido por la horrible postura en la que había dormido, hasta el reservado donde Kamijo-sama ya le esperaba. En la habitación, más concretamente en el baño de la misma Kaya terminaba de secar sus cabellos antes de colocarse su propio vestido blanco, esa noche era especial porque celebraban que hacían siete años desde que Sakurai-sama era el líder absoluto de la mafia japonesa y todos los muchachos debían vestir de ese color, igual que todos los clientes debían ir de negro, se colocó un vestido con un corpiño de cuero blanco con cordones plateados a los lados, la falda estaba compuesta de varis filas de volantes superpuestas creando un conjunto voluminoso pero corto pues apenas llegaba a la mitad de sus muslos, se subió las medias también de color plata que llegaban por encima de la rodilla casi hasta la altura de la falda y que resaltaban con las botas de caña alta y plataforma negras, cuando se giró para buscar su delicado tocado observó como el chico de largos cabellos rubios ondulados terminaba de colocar sobre su cama el último kimono que había recibido completamente bordado en hilo de oro sobre seda blanca, después se desnudó metiendo la ropa que aun era la del ensayo en la cesta de la colada para después entrar en la ducha pasando por detrás de Kaya que se terminaba de atar las flores de escarcha transparentes y brillantes en el pelo, realmente no eran plantas sino un elaborado conjunto de cristales con forma de flores delicadas y finas, cuyo centro eran pequeños diamantes, sabía que era una joya sumamente cara por la que otros matarían, sin embargo también era un símbolo de esclavitud y lo habría dado todo por no tener que llevarlo, se giró porque había decidido aguardar a Yoshiki hasta que se terminara de duchar para ayudarle a peinarse.

El de cabellos ondulados se frotó la piel eliminando el sudor que el baile había provocado, después vertió un poco de champú suavizante en su cabello y lo frotó enérgicamente, repitió la acción y tras aclararse con agua fría salió del plato de ducha agarrando a toalla que Kaya le ofrecía y envolviendo su delgada figura y secándola. Luego el ángel albino le ayudó a peinarse y hacerse el moño que luego luciría, con algunos cabellos sueltos que enmarcaban su cara, ambos pasaron a cuarto donde Yoshiki se colocó el kimono, que sin embargo era diferente a los anteriores, pues a pesar de tener una larga cola como el resto por delante apenas cubría sus muslos, en el borde tenía una franja amarillo azafrán alternado con hilos de oro al igual que el del resto de la prenda, se puso unas sandalias geta con plataforma de madera pintada con flores doradas y cordones del mismo color que se ataban hasta sus rodillas, no llevaba tabi de tal modo que la cremosa piel de sus piernas quedaba al descubierto por completo, en su cintura llevaba un obi de cuero blanco sin más adorno que dos sencillas cadenas de oro, sobre el moño Kaya le ató dos rosas también de oro, el maquillaje en el mismo color le hacía verse como una figura mítica, pero no conseguía alegrar la mirada de sus ojos, el bello joven de hermosos ojos azules lo tomó de la mano haciendo que las largas mangas completamente blancas se movieran suavemente apenas rozando el suelo, caminó hacia la salida notando como la falda se abría y cerraba a cada paso. Al llegar a la escalera se tropezó y a punto estuvo de caerse, gracias al cielo el joven que lo acompañaba lo sostuvo a tiempo y él no pudo menos que agradecerle que se hubiera quedado con él, ya en el salón sintió las miradas en su cuerpo y se sintió asqueado, deseaba gritar y salir corriendo, pero inspiró y caminó con la espalda recta hasta el reservado, tal y como Hizaki-hime le había enseñado, la rubia princesa estaba ya en brazos del hombre de cabellos castaños que llevaba poseyéndole desde que era un pequeño infante y les miró serio cuando se arrodillaron al lado de sus respectivos amantes, al cabo de un rato, no mucho las puertas se abrieron de nuevo y entraron de la mano los niños más jóvenes del grupo, el pequeño Hide llevaba un pantalón corto gris perla y una camisita de volantes blanca que al parecer le incomodaba, tenía unas botas de suela gorda en un tono que hacía juego con el de los pantalones, a su lado el adolescente portaba un vestidito del color de la nieve con dos lazos recogiendo sus cabellos de dos colores en delicadas coletas que le hacían ver como una niña, no llevaba medias, solo unos botines de piel, se abrazó contra Asagi que sonrió complacido al igual que Toshi que había hecho al pelirosa sentarse sobre sus rodillas.

Mana terminaba de atar el último botón de su vestido mientras Jasmine se ponía los guantes de encaje, ambos llevaban ropajes similares, el de cabellos negros se había enfundado un vestido con doble minifalda voluminosa con puntillas, en su cintura llevaba un lazo azul muy pálido sobre un corpiño blanco bordado con delicadas mangas también bordadas, sobre tela transparente, se puso también unos guantes y una diadema con pequeños volantes y dos lazos del mismo tono azul que el de la cintura, después se colocó las medias de la misma tela transparente que las mangas y se subió en unos altos zapatos blancos con amplios tacones, Jasmine pidió ayuda al otro moreno para atar y ceñir el corsé con los cordones plateados, no tenía mangas y portaba varios collares con cuentas metálicas unidos a la pechera para sujetarla, sus blancos hombros iban cubiertos por una delicada estola de piel gris exactamente idéntica a la de los rebordes de su falda bordada, al igual que Mana portaba zapatos con altos tacones que en su caso no iban atados con correas a los tobillos como los del joven de ojos azabache. Los chicos se peinaron como habitualmente, dejando sus cabellos caer libres sobre sus hombros, aunque después el de rizos añadió pequeñas plumas blancas y grises entre los caracolillos mientras que su compañero de habitación se puso un delicado tocado con redecilla cuajada de perlas diminutas tras quitarse la diadema que según había decidido no combinaba en absoluto con el resto del atuendo, se miraron en silencio un momento antes de bajas al salón, donde tanto Gackt completamente vestido de negro carbón como Yuki que llevaba una corbata azul pavo real, los recibieron alabando su belleza, un hecho que en cualquier otra situación les podía haber reconfortado y que sin embargo en esa solo les recordaba la causa de su esclavitud, pues era evidente que si hubieran sido menos hermosos nunca habrían acabado en un lugar como aquel, probablemente habrían sido asesinados, una alternativa que en muchos casos se presentaba más que apetecible.

Cuando estuvieron todos sentados comenzaron a entrar el resto de los muchachos ataviados con idénticas yukatas y obis grises marengo, se sentaron con sus respectivos clientes que habían ocupado varias filas para observar con atención los espectáculos que se habían preparado para la celebración, primero los muchachos de las dos primeras filas se levantaron realizando una danza delicada y suave que pese a su belleza no pudo eclipsar a la representación de Kaya, después otro grupo de muchachos entre los que Yoshiki reconoció a Shou tocaron algunos instrumentos interpretando varias obras de música clásica, más tarde subió al escenario un único muchacho que nadie excepto Kaya y Hizaki reconoció, era el joven que Denu había usado la noche anterior, cuando estuvo en el centro agarró el micrófono y comenzó a cantar en coreano una melodía tan hermosa como él mismo con su voz pura y clara como el agua cristalina, sin embargo de pronto las puertas del recinto se abrieron y entraron por ella varios policías seguidos por un hombre de traje y media melena negra. El muchacho peliblanco se giró cuando notó que su dueño ya no estaba, en aquel mismo instante el hombre de traje se paró frente a la mesa y enseñó un papel a Atsushi con cara sonriente, sin embargo el otro moreno solo le miró con expresión imperturbable.
-Detective Klaha, ¿qué tal se encuentra?-

-Sorprendentemente bien señor Sakurai, pues vengo a detener al señor Gackt por malversación, extorsión, tráfico de drogas, y esclavismo, por favor acompáñenos.-

El de cabellos castaños desafió con la mirada a los policías pero se levantó sin oponer resistencia y dejó que le retorcieran las manos a la espalda colocándole las esposas, mientras veía como aquel estúpido tipo tomaba del hombro a su Mana y lo sacaba de la sala detrás de él, lo metió en un coche diferente acrecentando su ira, quería golpear la cara de aquel hombre que se atrevía a tomar a alguien que era de su propiedad con semejante confianza. Mana estaba asustado, aquel tipo había tratado de tranquilizarle diciendo que era policía, pero con el paso de los años había aprendido que eso no era una garantía de nada pues muchos de sus clientes habían sido agentes, el hombre colocó sobre sus hombros su chaqueta, luego le hizo sentar en el asiento del copiloto afirmando que todo estaba bien y que no estaba detenido, sino que era un testigo, sin embargo él nada dijo, porque no había nada que decir, cuando llegaron a la comisaría apenas le dio tiempo a ver a Gackt-sama mientras lo llevaban a una sala de interrogatorios, a él lo dejaron en el despacho del detective, y no sabía qué hacer. Klaha estaba eufórico, no había capturado a Sakurai Atsushi ni mucho menos, pero sí a uno de los pilares en los que se apoyaba para mantener su poder en las calles, cogió la carpeta del expediente del mafioso y se a tiró delante en la mesa.
-Está acabado Gackt Camui, no va a salir de la cárcel, por fin uno de vosotros va a pagar por todo lo que ha hecho.-
Gackt sonrió irónicamente, en la cárcel no iba a estar ni una noche, pero su sonrisa solo enfureció al detective que lo tomó por las solapas de su chaqueta, sin embargo él solo lo miró directamente los ojos negros que taladraban los suyos.
-¿Sabe detective? Ha sido una detención improcedente y esto es maltrato a un sospechoso, su carrera se puede acabar de una forma muy deshonrosa.-
Klaha lo miró asqueado y ordenó su inmediato ingreso en prisión, Gackt amplió su sonrisa socarrona mientras lo sacaban del complejo para llevarle al que sería su nuevo hogar por unas horas, el trayecto fue tranquilo y silencioso, pues el de ojos azules no podía dejar de pensar en que su bella muñeca de porcelana estaba en manos de aquel maldito policía, más le valía a Juka hacerse valer o él mismo lo mataría. El detective moreno se había arrodillado a su lado tomando sus manos y perdiéndose en la profundidad de sus pupilas de obsidiana, era tan hermoso que no podía concebir que nadie pudiera hacerle daño, de hecho lo que más le enfurecía, para su propia sorpresa, era el hecho de que odiaba más a Gackt por ser capaz de esclavizar a semejante ser creado para deslumbrar al cielo con su hermosura, había pensado en enviarle a un centro de menores, pero no creía que pudiera ganarse su confianza de esa manera, y era vital para la investigación que el joven se convirtiera en testigo contra el mafioso, por lo que finalmente tomó la decisión de llevárselo al pequeño apartamento que solo compartía con su gato Lala, agarró al chico de la mano tratando de que no se preocupara, sin embargo sus intentos no dieron resultado a juzgar por la expresión de miedo que exhibía, y es que no era para menos, Mana había sido arrastrado del único hogar que había conocido y separado del único hombre que pese a todo había logrado acercarse a su corazón para ser llevado a una comisaría y después vuelto a montar en el coche de aquel detective para dirigirse a quien sabe dónde, y no sabía qué hacer, tenía demasiado miedo como para poder pensar coherentemente. Cuando el coche se detuvo de nuevo el policía bajo y abrió su puerta ayudándole, le abría gustado huir, pero ni siquiera sabía dónde estaba y no le quedó más remedio que seguir al hombre hasta un pequeño edificio de apartamentos, subieron por la escalera hasta el segundo piso, donde Klaha extrajo una llave y abrió la puerta de la letra C. Con un gesto le indicó que pasara mostrándole un apartamento pequeño y prácticamente vacío, lo analizó críticamente desde el sofá del salón mientras veía al hombre extraer dos bebidas de la anticuada nevera, se acercó al hermoso joven tendiéndole una lata de refresco para que la abriera, el chico la cogió con gesto renuente y la movió de un lado para otro sin saber qué hacer con ella ante la mirada anonadada de Klaha, jamás habría creído posible que en el siglo veintiuno una persona no supiera como abrir una lata de refresco, le miró extendiendo la mano.
-Trae, te la abriré.-
Mana se la dio como si no creyera posible que se pudiera abrir, y cuando le vio tirar de la pequeña anilla observó el recipiente de metal asombrado, luego lo tomó y sorbió el zumo como esperando que no se tratara de un líquido real sin embargo encontró un delicioso y burbujeante sabor recorriendo su boca y el hombre sonrió ante a suave sonrisa del chico, era infantil y muy dulce, tanto que no pudo evitar recordarle a él, aquel al que había perdido hacía tanto tiempo y que aún ocupaba sus pensamientos, cerró los ojos recordando su risa infantil antes de que sus padres murieran cuando lo llevaba de a mano al muelle para ver a los barcos que tanto le gustaban, o cuando paseaba con él de a mano por las avenidas sonriendo a todo el mundo, los dos sonreían porque eran felices, parpadeó notando la mirada profunda y negra clavada en la suya y sacudió la cabeza levantándose y cogiendo la lata que el muchacho le ofrecía, tiró tanto la suya como la otra a la papelera viendo alarmado como en el exterior ya se había hecho de noche, con cuidado instó al joven a que se levantara.
-Solo tengo una cama.-
Mana le volvió a mirar con la misma expresión aterrorizada de antes de alejarse temblando, lo miró apenado, no podía comprender como alguien podía hacer tanto daño a un niño inocente como para que este temiera una frase tan simple como aquella.
-Quería decir que hay solo una cama pero que yo dormiré en el sofá.-
Le miró extrañado, era como si no se sintiera atraído por él, como si no quisiera tener su cuerpo y no veía motivo alguno para eso, no era normal, todos los hombres que se habían acercado a él lo habían hecho con el objetivo de conseguir algo. Caminó hasta la habitación guiado por el hombre que le entregó una camiseta amplia y larga de color blanco para que la usara de pijama, después le mostró el baño y le dijo que si necesitaba algo que se lo pidiera. Mana se cambió doblando su ropa pulcramente y se introdujo bajo el grueso y cálido edredón durmiéndose casi al instante, había sido un día muy largo.

Sakurai Atsushi estaba furioso, de hecho Yuki había tenido que sujetare para que no terminara de partir la cara de Juka y es que culpaba al joven de cabello plateado de la detención de Gackt, el joven había tratado de explicarle que se había ocultado para proteger al círculo, pues si descubrían que había un topo en las fuerzas del orden, todas las operaciones se verían comprometidas, sin embargo el líder de grupo estaba tan enfadado que no atendía a razones y el hombre rubio indicó a Juka que se retirara mientras junto con Toshi trataban de calmar al moreno. Kaya esperó a su amo delante de la puerta del despacho del dueño del establecimiento, la cena había sido un competo desastre y cuando se habían llevado a Gackt-sama, Sakurai-sama se dedicó a gritar echando a toda la gente del local y enviando a los muchachos a las habitaciones, después había agarrado a Juka-sama por las solapas y había comenzado a pegarle, jamás había visto a Sakurai-sama tan furioso ni a Juka-sama recibiendo semejante trato, cuando por fin salió del despacho del moreno le indicó que le siguiera, tenía el labio roto. Subieron a la habitación y Juka-sama le soltó el vestido con cuidado para después recostarle con cuidado sobre la cama observando las medias y la delicada ropa interior de encaje que adornaban la piel blanca y suave del chico, después soltó su propia camisa y expuso su torso bien formado pero algo magullado, después miró a Kaya.
-Cúrame.-
Kaya asintió extrayendo del primer cajón de la pequeña mesita que había al lado de la cama los útiles necesarios para la cura, Juka que siempre los guardaba ahí para cuando debía curarle después de un castigo, se tendió recostando su cabeza sobre la almohada, al poco rato comenzó a notar las delicadas manos del hermoso albino recorrer su piel con un paño húmedo que le calmaba el ardor de los moratones que estaban comenzando a salir en su normalmente inmaculada piel, después el más joven deslizó sus dedos cubiertos de crema cicatrizante sobre las injurias para a continuación vendar con cuidado el torso de aquel que había sido su amante desde que tenía once años, apoyó su cabeza delicadamente en el hombro sano del hombre que acarició sus cabellos mientras dos pisos por debajo un bello muchacho, casi un niño lloraba desconsoladamente notando su cuerpo expuesto por completo ante la lujuriosa mirada de aquel peligroso hombre que respondía al nombre de Kazumi y que le devoraba con los ojos, era uno los subordinados de Kamijo-sama por lo que estaba obligado a prestarle el servicio completo, el pequeño apenas llevaba dos días en aquel lugar y aun era virgen, por lo que no tenía ni idea de lo que hacer, sin embargo cuando el hombre de cabello castaño comenzó a arrancarle la ropa no fue capaz de contener las lágrimas, sabía a lo que se exponía cuando había aceptado la oferta de trabajar allí sin embargo nunca había imaginado que su primera vez sería así, y es que su desesperación por escapar del horrible orfanato en el que se encontraba había conseguido que no pensara en las consecuencias de sus actos, y ahora se arrepentía. Intentó cubrirse inútilmente mientras su cliente se desnudaba ante sus ojos.
Kazumi observo al pequeño Emiru encogido y temblando en el lecho, y no pudo evitar sentir lástima por él, se acercó y decidió que no lo tomaría esa noche sino que esperaría unos días para ganarse la confianza del pequeño, simplemente lo abrazó contra su cuerpo.
-Ahora duerme, mañana decidiré tu suerte.-
Emiru secó sus lágrimas tratando de dormirse sin poder sacar de su mente las imágenes de los golpes y las vejaciones que había sufrido en la infamen casa de huérfanos en la que había vivido, sabía por Machi-san que si uno de los hombres fuertes de los miembros del círculo se convertía en tu amante recibías un trato ligeramente mejor porque menos clientes se atrevían a pagar por ti. Por eso tomó la decisión de complacer a aquel hombre.
Hizaki descansaba tranquilamente sobre el pálido cuerpo de Kamijo que le acariciaba el cabello manteniendo un brazo rodeando la delicada figura del rubio, en ese instante sus pensamientos estaban absorbidos por la preocupación que sentía por su amigo mientras el joven rubio aun respiraba agitadamente sin ser capaz de tranquilizarse tras el intenso ejercicio realizado, Kamijo-sama le había tomado varias veces, cerró los ojos intentando regular su respiración cuando comenzó a recordar las sensaciones que el castaño le provocaba y que cada vez controlaba menos, al cabo de un rato su pesadilla particular comenzó a acariciar su cuerpo de una forma bastante poco inocente deslizando las yemas de sus dedos por sobre su piel con una delicadeza extrema, sus labios se deleitaron con el tierno y dulce sabor de la piel de su princesa mientras una vez más lo acomodaba para hacerlo suyo, abrió las piernas perfectamente formadas del chico que se removió algo incómodo comenzando a resistir, alegrándose de ser capaz de volver a oponerse al de cabellos castaños aunque fuera de forma mucho más débil que antes, pues significaba que su carácter habitual seguía ahí. Kamijo sonrió al notar la suave oposición de su princesa, a pesar de que le gustaba notar a Hizaki predispuesto para él, también disfrutaba con su resistencia siempre y cuando no fuera excesivamente activa o violenta, claro. El hermoso rubio gimió al sentir su miembro masajeado con gran habilidad, después su cuerpo fue movido y el hombre se colocó de tal forma que su pene quedó a la altura de la boca de la princesa.
-Vamos Hizaki-hime, deseo sentir tu lengua en mi.-
Hizaki lo miró mal, detestaba por encima de todo practicar el sexo oral, sin embargo Kamijo acarició su cabello con cariño pero firmeza instándole a lamer el miembro erecto que se erguía orgulloso ante él, el rubio de largos rizos introdujo la hombría de su dueño lentamente entre sus labios y lo lamió poco a poco humedeciéndolo, aunque no duró mucho pues el hombre tenía otros planes y se retiró para separar las nalgas de su joven amante lamiendo la pequeña y siempre estrecha entrada provocando una nueva tanda de gemidos de la princesa que había abandonado sus ganas de resistir inmerso como estaba en aquel mar de placer mientras retorcía las sábanas celestes entre sus dedos, cuando creyó que su joven amante estaba listo comenzó a entrar poco a poco cuidándose de no romperlo, pues a pesar de que lo había tomado varias veces esa noche aun existía riesgo de herirlo dada la estrechez del joven, gimió por la incomodidad ardorosa que llenaba su interior y por el placer que embriaga sus sentidos al notar su próstata presionada por el pene del hombre que llevaba dominándole tantos años, deslizó sus manos por sobre la piel suave de la espalda de Kamijo arañándola ligeramente mientras mordía su cuello, esa era una nueva forma de lucha, se dijo el mayor sin dejar de tomar aquel hermoso cuerpo que le hacía llegar al cielo una y otra vez no duro mucho esa vez pues era ya la cuarta de la noche, simplemente besó los labios de su princesa iniciando una batalla que los dejó sin aliento a ambos y lleno el apretado ano con su semilla, después masturbó al rubio hasta notar el semen de este en su mano, lo lamió deleitándose con su sabor intenso mirando complacido como la princesa acababa de tapar sus ojos con sus manos para protegerlos de la luz que desprendían las velas aromáticas verdes y de ese modo poder dormir, el de cabellos castaños se incorporó ligeramente en el lecho y sopó las llamas, después se acostó abrazando el frágil cuerpo y cerró sus ojos de hielo esperando poder dormirse pronto. Yoshiki temblaba asustado, después de ver la reacción de Sakurai-sama tras la detención de Gackt-sama temía sobre manera encontrarse con él, sin embargo temía a un más la posible reacción del moreno si no se presentaba ante él por lo que caminó lo más rápidamente que pudo con las plataformas hasta llegar a la habitación donde el dueño y señor de aquel lugar ya le esperaba, al llegar tocó la puerta que fue de inmediato abierta por el hombre como si este hubiera estado esperando su llamado junto al picaporte todo ese tiempo, Atsushi le indicó que pasara con un gesto austero que acompañaba a su expresión de disgusto y que sin embargo, desentonaba por completo con la impresionante decoración que constituía una muestra más de la ostentación y del poder de la mafia japonesa. El muchacho rubio se quitó las sandalias y posó su trasero sobre la colcha bordada nueva mientras el hombre de bella y larga cabellera de azabache observaba sus movimientos con una expresión indescifrable, se acercó lentamente hasta sentarse al lado del joven, pasó una mano a rededor de su cintura y apoyó su cabeza sobre los cabellos largos y ondulados que contrastaban tanto con los suyos.
Suspiró un par de veces, por primera vez desde que había asumido el liderazgo del Círculo, estaba cansado, inspiró profundamente el aroma que la cabeza rubia sobre la que se apoyaba desprendía, era delicioso, él mismo había ordenado que aquel afrutado champú fuera llevado para Yoshiki, con cuidado retiró los adornos y deshizo el moño liberando los mechones dorados acariciándolos entre sus dedos, dejando que se deslizaran por entre sus manos debido a su extrema suavidad, no sabía que le hacía ser tan extremadamente suave con el joven cuando normalmente ya lo habría entrenado un poco más, sacudió la cabeza provocando que sus cabellos largos cayeran sobre su cara y no pudo evitar que una mirada de sorpresa invadiera sus bellas pero peligrosas facciones cuando notó una delicada caricia que su amante le proporcionó retirando los mechones de su faz, observó la expresión ausente del más joven y se levantó de la cama dirigiéndose a una de las mesitas que decoraban la habitación y que se reveló como un minibar, de él extrajo dos copas heladas y una botella de vino tinto italiano dulce que la descorchó vertiendo un poco del oscuro líquido en los recipientes y ofreciendo uno a Yoshiki mientras que él tomaba otro para sí, el rubio sorbió un poco del vino con curiosidad pues nunca lo había probado, por supuesto con la edad que tenía sí que había bebido cerveza alguna vez pero nunca vino pues en el país del sol naciente su coste era excesivo para una familia media al ser un producto exclusivo de importación, y mucho menos para una familia casi sin recursos como había sido la suya, dejo que el líquido llenara su boca con su dulzura embriagante. El moreno se acercó comenzando a acariciar los muslos casi descubiertos por completo del joven, lo recostó con cuidado sabiendo que debía distraer su mente de la detención tal y como tanto Yuki como Toshi le habían aconsejado, y no veía una forma mejor de hacerlo que tomando al bello Yoshiki.
Terminó de tumbar al chico deshaciendo por completo sus vestimentas de tal modo que descubrió el hermoso y delicado cuerpo del adolescente, lo acarició con cuidado provocando que la mente del rubio se terminara de nublar a causa tanto del alcohol como de los roces suaves sobre su piel que despertaban sus deseos más prohibidos, unos que tan solo aquel hombre que estaba sobre su cuerpo controlaba, y lo cierto era que en el fondo, muy en el fondo de sí mismo deseaba el contacto, no podía explicar que fuerza demoníaca o divina le hacía desear al hombre que había destruido su familia y sin embargo lo hacía de una forma desesperada sin entender porqué. Los labios del moreno recorrieron su pecho deleitándose con el dulce sabor de sus tetillas que fueron succionadas con fuerza hasta que logró que se endurecieran como más tarde haría su miembro, después continuó su descenso por el vientre hasta alcanzar el miembro ya erecto que lamió suavemente disfrutando con las reacciones que provocaba en el pequeño que gemía retorciéndose de placer con la mente nublada y las piernas abiertas, Yoshiki no había experimentado nada similar en toda su vida, acababa de descubrir que Sakurai Atsushi podía causarle tanto el mayor dolor como el mayor placer, cuando el moreno subió de nuevo hasta estar de frente con su cara le besó, no podría explicar qué podía impulsarle a hacer aquello pero su nublada mente le indicó que lo hiciera para asombro y gusto del mayor que correspondió el inocente contacto volviéndolo más apasionado mientras levantaba el cuerpo delgado entre sus brazos retirando por completo la ropa tirándola al suelo, después hizo que se sentara sobre su regazo rodeando sus caderas con las piernas y comenzó a penetrarlo cuidadosamente, aun estaba muy fresco en su mente el recuerdo de la reacción compulsiva del muchacho a la violación y a pesar de que en cualquier otro caso no le habría importado lo más mínimo había algo en Yoshiki que le hacía perder su línea de razonamiento habitual, algo que le hacía desear cuidar a aquel muchacho.

El joven rubio rompió el beso para respirar y contuvo un grito a notar el grueso y duro pene adentrarse en él sin pausa, se aferró a los fuertes hombros del moreno escondiendo a cara en el cuello blanco hasta que el miembro estuvo por completo en su interior, agradeció que el hombre esperara un poco hasta que las paredes de su ano se adaptaron a la intrusión antes de comenzar a moverse suavemente para no dañarlo en exceso a la vez que con sus dedos acariciaba lentamente el miembro del joven que se había endurecido aun más cuando su próstata fue presionada, el chico no duró mucho dada su casi nula experiencia y el hombre le siguió abrumado por su estrechez y por las sensaciones que provocaba en él. El joven recostó sobre el pecho fuerte del hombre moreno que respiraba pausadamente estrechándolo con fuerza contra su cuerpo mientras poco a poco ambos se iban durmiendo.
En una habitación cercana otro hombre de cabellera lisa y negra retiraba un mechón de cabello rosado de la pálida frente del propietario de tan extravagante tono capilar, el niño se hallaba en los brazos de Toshi con la cabeza apoyada en su pecho desnudo, ambos se encontraban recostados sobre e cómodo colchón de la cama del pequeño que portaba un pijama naranja y azul con pececillos de colores nadando entorno a unos arrecifes de coral estampados en la camiseta, mientras que el mayor solo llevaba un pantalón de seda negro caído que dejaba su torso y vientre por completo al descubierto, Hide se frotó los ojos tratando de no dormirse aun pero sentir las caricias del hombre en su cabello no le ayudaba a mantener la lucidez y lentamente su cuerpo fue rindiendo al cansancio, Toshi continuó propinando suaves caricias al pequeño que por primera vez en su vida no dormía abrazado al peluche gigante que amaba, sino al fuerte cuerpo de aquel hombre que no se apartaba de él ni a sol ni a sombra. Acurrucó un poco más al niño de cabello rosa sobre su cuerpo con cuidado y cariño a la vez que delineaba con la vista los delicados labios del pequeño, se contuvo pues no quería traumatizar al pobre Hide pero no estaba seguro de poder aguantar mucho más antes de comenzar los acercamientos, ese niño era como un imán para sus sentidos por lo que suavemente comenzó a acercar sus labios a la pálida y suavísima piel del pequeño depositando un delicado beso de mariposa sobre su frente, después cerró sus ojos y se durmió tranquilo.
Teru abrió sus enormes ojos azul cobalto y levantó la mirada encontrándose con las pupilas gatunas rojas de Asagi que esbozó su característica sonrisa ladeada, contento ante el desconcierto de su jovencísimo amante al ver la enorme caja de regalo envuelta en papel de regalo azul tan brillante como el tono de sus pupilas, el adolescente no sabía a qué venía eso sin embargo no objetó nada simplemente sonrió como un bebé y se dispuso a destrozar el papel hasta lograr ver qué contenía la caja, para su sorpresa se trataba de una guitarra eléctrica, un instrumento que siempre había deseado tener desde que Asagi le había obligado a asistir a lecciones para aprender a tocar dicho instrumento, la tomó con reverencia como si temiera romperla con su toque y probó las cuerdas con reverencia mientras el hombre de cabello negro le indicó que podía tocar un poco, interpretó varias escalas ante la mirada carmesí que le observaba interesado, tal vez el pequeño se podía convertir en un músico con tanto talento como Hizaki-hime. Al cabo de un rato el moreno tomó el instrumento de las manos del pequeño posándolo con cuidado en la pared tras introducirlo en su funda, después se echó al lado de su joven amante sobre el futon y lo arropó con cuidado mientras Teru se dormía feliz, nunca había esperado recibir semejante regalo, y es que en los días posteriores a su trato con su dueño, este había comenzado a comportarse más amigablemente dándole más libertad, al fin y al cabo tenía todo el tiempo del mundo para hacer lo que deseara con el muchacho.
Hero se sentó al lado de Kang Ta, otro muchacho que como él había sido llevado desde Corea, y que se sentaba con el resto de muchachos en la barra de cara a los clientes mientras, como todos los mayores, tomaba una copa que le ayudara a sobrellevar la noche, el chico rubio le miró sorprendido pero no comentó nada, pues no era nadie para entrometerse en la vida del otro joven, el jovencito de cabello castaño tomó un refresco pues a los que eran aun menores no les dejaban beber, y dejó que la yukata se abriera mostrando sus piernas como reclamo para los hombres que comenzaban a entrar de nuevo en el establecimiento, Toshi-sama se había encargado de reabrirlo tras la rabieta de su hermano mayor, al cabo de un rato entraron tres hombres que compartían tanto el aspecto extravagante como el gesto amenazante, uno de ellos tenía el cabello negro peinado hacia arriba y los ojos de igual color, llevaba una ajustada y larga gabardina de cuero negro y guantes del mismo color y material, a su lado estaba otro hombre de su misma altura que vestía un conjunto de chaqueta pantalón de rombos blancos y negros junto con una camisa roja de seda junto con una corbata de fondo negro con una cruz estampada en blanco por encima, en conjunto su imagen aderezada con sus cabellos tan rojos como la camisa y el sombrero de copa le hacía parecer un payaso, aunque su expresión mortífera daba auténtico miedo, junto a él se encontraba Denu que se acercó solícitamente a Hero tomando su mano para llevarlo a una habitación, mientras su acompañante provisional se levantaba para acompañar al pelirrojo que había dejado solo al moreno, este entró en el local buscando a otro de los jóvenes mayores, al poco rato lo encontró, ese día iba ataviado con un vestido ajustado de cuero abierto de tal forma que mostraba sus muslos blancos igual que el resto de su piel, su cabello negro apenas cubría los hombros delgados y en su cara resaltaban los ojos negros, vacíos, rodeados por largas pestañas curvadas, era uno de los chicos que más tiempo levaba allí, todo un veterano por lo que le satisfacía por completo, lo llevó a una de las habitaciones principales, una vez allí lo desnudó colocándolo con los codos sobre una mesa para penetrarlo, ni siquiera se quitó la ropa, solo bajó su bragueta sacando su erección, luego la introdujo con algo de preparación en el interior del chico que no era especialmente estrecho y que sin embargo le producía más placer que el que le daba cualquier otro de los muchachos jóvenes, aquel joven sabía exactamente como moverse para hacerle tocar el cielo con los dedos.
-Ven Kalm, he decidido pagar por tenerte toda la noche-
El chico le miró asombrado mientras recolocaba su ropa, nunca habían pagado por él tanto, y es que cuanto mayores eran menos clientes importantes se interesaban, y sin embargo Hora, el segundo ejecutor de Gackt-sama se había tomado la molestia de comprarle durante toda una noche. Cuando llegaron al cuarto el prostituto se dio cuenta de que era bastante mejor que el lugar donde dormía, la habitación número siete era una de las más pequeñas, las cuatro literas se hallaban colocadas de tal forma que una estaba pegada a la pared provocando que los muchachos que dormían en ella tuvieran que pasar a través de la otra litera para poder subir a sus camas, sin embargo aquel cuarto tenía una cama redonda con delicadas sábanas en vez de los edredones blancos que apenas abrigaban en las noches en que la calefacción no estaba conectada, Hora le arrojó sobre el colchón desnudándole en el acto y procediendo a tomar el mismo procedimiento en sí mismo, después se acostó a su lado y tapó ambos cuerpos con aquella especie de manta de piel obligando al chico a acurrucarse contra su pecho, él lo hizo encantado, pues no había esperado poder encontrar a alguien que se interesara en él después de tanto tiempo y eso era vital si quería seguir viviendo, al fin y al cabo los chicos no útiles no eran conservados.
Közi disfrutaba de la experiencia del rubio coreano que había elegido para pasar la noche cuando su móvil, un objeto al cual en ese momento odiaba más que a nada en el mundo, comenzó a sonar en su cazadora y tuvo que abandonar las firmes paredes de la entrada del muchacho para descolgar el molesto aparatillo, era Gackt que le llamaba desde la cárcel, apenas le dio tiempo para que hablara, antes de comenzar a encargarle trabajos.
-Busca a Mana, Közi, si me entero que ese malnacido de Klaha le ha puesto la mano encima yo mismo lo despellejaré vivo, encuentra a mi Mana y aléjalo de él, pero no lo lleves a la casa de Atsu de nuevo, ocúltalo.-
Asentía mientras escuchaba las órdenes por el auricular, aunque aún tenía una duda.
-¿Y qué hago con el tal Klaha?-
-Lo que quieras, mientras no se acerque a mi Mana y no se entrometa en nuestros asuntos, como si lo quieres hacer tu mascota, no creo que a nadie le importe, pero encuentra a mi Mana ya.-
Cortó la comunicación y salió del cuarto dejando al chico tirado en la cama, el rubio se levantó acomodándose la ropa para buscar un nuevo cliente, había tenido la esperanza de estar solo con uno esa noche, se golpeó mentalmente sin tener muy claro por qué aun tenía esperanzas. Közi terminó de ponerse la chaqueta justo antes de entrar al coche y meter a llave en el contacto antes de prender un cigarrillo y arranca. En el local dejó a sus dos acompañantes, el primero de ellos durmiendo con aquel chico del que se dijo, tenía que aprender el nombre, el segundo que en aquel momento acariciaba las largas piernas del pequeño coreano de cabello castaño que estaba sentado en el lecho con el cuerpo semirecostado en unos cojines dejando que su cliente jugueteara con sus delicadas extremidades, Denu besó y lamió uno de los muslos del muchacho poco antes de colocar una de las piernas sobre sus hombros, después tomó la otra haciendo que rodeara su cintura y comenzó a invadir el estrecho interior estrecho y suave que acogió su erección con su calor, al sentir como su entrada era penetrada, Jaejoon no pudo evitar que los gemidos acudieran a su garganta y al sentirse lleno por completo gritó de pacer, aquel ángulo de penetración hacía que la punta del miembro del hombre impactara directamente con su próstata en cada envestida, inconscientemente se abrazó al hombre hasta que este llenó su interior, entonces se dio cuenta de lo que acababa de ocurrir y no pudo evitar echarse a llorar, sentía que a cada segundo se denigraba más y más, el simple hecho de haber disfrutado del sexo ya le hacía sentirse una furcia barata y a pesar de que se vendía para salvar a su familia eso no conseguía que se le hiciera más fácil, al cabo de un rato el hombre se levantó a por una copa dejándolo solo en el lecho, él lo agradeció dando, por fin, rienda suelta a su tristeza y furia, ocultando sus lágrimas en la almohada mientras la golpeaba con todas sus fuerzas.

Justo dos pisos por encima Jasmine movió de nuevo sus dedos sobre las endurecidas cervicales del rubio que se acomodó mejor sobre la cama exponiendo más su espalada para que el chico tuviera más acceso a ella, le había ordenado que le diera un masaje para eliminar toda a tensión que la detención de Gackt le había provocado, apoyó su cara sobre la almohada notando los suaves dígitos del joven recorrer su piel calmándola, esa noche no iba a tomar a Jas porque sabía que el mal humor le provocaría daños al más joven, y hacía mucho tiempo desde que había decidido que nunca más lo dañaría, cuando las caricias terminaron se dio la vuelta y acarició la curvatura de la cara de su amante mirando los enormes y preciosos ojos castaños, perdiéndose en su profundidad, atrajo el cuerpo esbelto hacia el suyo y lo envolvió con sus fuertes brazos disfrutando con la sensación de tranquilidad que Jasmine le transmitía, mientras el joven cerraba los ojos listo para dormir.

Soñaba, el hermoso moreno se revolvía en la cama como si le estuvieran pinchando, el grueso y cálido edredón estaba en el suelo, la sábana bajera toda arrugada solo se hallaba unida al colchón por una esquina y el cuerpo del muchacho colgaba de mala manera mientras este sin ser consciente de nada continuaba revolviéndose en sueños, y no era para menos, estaba recordando aquel día de hacía tantos años en que su familia había sido destruida junto con sus esperanzas y su inocencia, en un determinado momento se cayó del todo golpeando la cómoda donde su improvisado casero guardaba su ropa, causando un gran estruendo. Klaha apenas podía dormir, esa noche no había tomado las pastillas que le había recetado el psiquiatra y las caras de sus familiares muertos le perseguían como cada vez que no tomaba la medicación antes de cerrar los ojos, despertó al oír un ruido proveniente de la habitación y se levantó pistola en mano echando de menos las guardias nocturnas de cuando era un simple agente de campo, muchos decían que la vida de uniforme era más dura, pero para él había sido siempre mucho más gratificante, y sorprendentemente menos peligrosa, corrió hasta el cuarto como alma que lleva el diablo, abrió la puerta de una patada y apuntó antes de entrar, aunque la ver la situación no pudo menos que echarse a reír, era una imagen de serie cómica, la cama deshecha y su joven ocupante en el suelo apoyado contra el mueble de la ropa, mientras que él, con unos calzoncillos apretados y demasiado pequeños para su gusto, no se los había puesto por propia decisión sino que solo tenía esos limpios, permanecía al lado de la puerta con un revolver apuntando a la cara al chico que le miraba asustado. Mana trató de alejarse al ver al policía armado y riéndose como un psicópata pero el hombre puso el seguro a su pistola y la guardo para después acercarse extendiendo las manos, el chico se levantó rápidamente y trató de saltar por el lado de Klaha sin embargo este consiguió atraparle por la cintura e inmovilizarle contra la cama, entonces Mana se echó a llorar y comenzó a suplicar que no le violara, el hombre moreno notó como una lágrima se deslizaba por su mejilla cayendo sobre la cara del muchacho que abrió sus enormes e hipnotizantes ojos negros encontrándose con las pupilas del mismo color. No pudo evitar que al mirar esos ojos su imagen llegara a su mente y soltó una de las muñecas del amante de Gackt para acariciar la cara del joven y secar sus lágrimas.
-Te pareces tanto a él…mi pequeño.-
Le miró sorprendido notando la cabeza del detective apoyada sobre su pecho mientras la camisa comenzaba a mojarse debido a las lágrimas, no supo que le impulsó a acariciar el lacio y sedoso cabello negro, tan lacio y sedoso como el suyo, sin embargo enredó los dedos en mechones negros delicados sintiendo el resto del cuerpo del hombre recostarse sobre el suyo, cerró los ojos acompañando a Klaha al mundo de los sueños. Sorprendentemente el resto de la noche no tuvo pesadillas, ni el hombre entre sus brazos tampoco.
Al cabo de un rato un flamante deportivo de color rojo aparcó frente a portal del edificio, de él salió un hombre de cabello tan rojo como el fuego tan rizado que su flequillo caía en forma de caracolillos hasta casi su nariz, se retiró los rizos de su cara echándolos hacia atrás a pesar de que sabía que no se quedarían en su lugar y volverían a molestarle en un rato, después se apoyó en la puerta, extrajo su cajetilla de tabaco de la que sacó un nuevo cigarro y luego rebuscó en los bolsillos de su chaqueta y de su pantalón hasta encontrar el mechero para prender el cigarrillo, cuando lo hizo dio una calada a gusto y después levantó la cabeza hasta encontrar la única ventana del apartamento C del segundo piso, y sonrió. Tiró la colilla a medio consumir y la aplastó con la suela del zapato y sacó su pistola, comprobó el cargador y lo volvió a colocar, quitando el seguro, más tarde caminó con tranquilidad hasta el portal.
-Te encontré, Klaha.-