domingo, 24 de enero de 2010

¡¡Piratas!! III




Capítulo 3 : Ascenso y Plan, Comienza la Aventura

Se sentó al lado del joven rubio, pasando sus manos por la espalda del muchacho que se estremeció ente el toque, luego soltó hábilmente los cierres del vestido abriéndolo y mostrando parte de la elegante ropa interior del joven que se revolvió ligeramente nervioso ya que no tenía mucha idea de qué iba a pasar, lo que había ocurrido antes con Hizaki-hime le había dado una idea, pero no estaba muy seguro de que acabara de gustarle.

El capitán se puso en pie y tomó su mano tirando de él hasta que cayó sobre su pecho mientras los pesados ropajes bajaban hasta el suelo por su propio peso, quedando así completamente al descubierto su pálida piel que hizo las delicias del pirata. Acarició los hombros y muslos del joven que asustado trató de retirarse y por fin tras tanto tiempo halló el valor para resistir, aunque no fuera el momento más apropiado para ello. Kaya empujó con todas sus fuerzas al capitán y echó a correr tratando de escapar del camarote, sin embargo cuando Kamijo logró recuperarse de la impresión que la reacción del joven le había provocado, corrió tras él atrapándole por la cintura, le sujetó como pudo hasta llegar a la cama de nuevo donde tras varios intentos consiguió inmovilizarle a pesar de los pataleos.

Trataba de librarse del fuerte cuerpo de su secuestrador con todas sus fuerzas, sin embargo solo lograba dañarse a sí mismo. Cuando el de rizos castaños logró inmovilizarle contra el colchón miró a sus ojos azules claros como el hielo y lo que vio le sorprendió, no había ni rastro de la furia de las veces anteriores en que había resistido, sino un extraño brillo que no supo cómo identificar, a continuación recibió un suave beso en los labios, mientras que poco a poco sus miembros comenzaban a relajarse y su boca correspondía el beso. La sujeción se fue aflojando cuando con sus propias piernas rodeó la cintura del hombre que estaba volviéndole loco.
Deslizó los largos dedos de pianista de su mano derecha por los suavísimos muslos del joven mientras que con la otra mano comenzaba a desabrochar las cintas del corsé azul, al poco rato rompió el beso ante la falta de aire y comenzó a mordisquear la aterciopelada piel del cuello, a la vez que el receptor de sus atenciones luchaba contra los botones de su camisa, se retiró para dejar al muchacho que le retirara la prenda superior mostrando su pecho pálido y bien formado.

Se sentía extraño, notaba su cuerpo más caliente que nunca y no sabía por qué, pero la cercanía del hombre le estaba descontrolando por completo, su cuerpo reaccionaba por instinto ya que su mente llevaba en blanco demasiado tiempo, besó el torso blanco mientras notaba cómo su pecho era expuesto por completo, entonces movió las piernas y notó un bulto dentro de los pantaloncillos de encaje y se puso colorado, eso solo le había ocurrido una vez cuando tenía trece años y le resultaba muy embarazoso, pero no le dio tiempo a pensar en nada más puesto que sus manos fueron apresadas mientras que su pecho se pegaba al del hombre y por sus sensitivos pezones recorrieron corrientes de placer que le hicieron gemir fuertemente.

Sonrió al ver los ojos cerrados en esa bella cara que en conjunto componía un cuadro en honor a la lujuria, se agachó y lamió una de las tetillas ya coloradas mientras oía más sonidos de placer brotando de esos voluptuosos y rosados labios que le provocaban con su belleza, se quitó los pantalones y a continuación retiró por completo el corsé y los pantaloncillos, luego recorrió el torso y vientre del muchacho dando pequeños besos y soplidos, una vez que llegó a las piernas retiró lentamente las finas medias, oyendo satisfecho los gemidos de impaciencia.

Se descubrió completamente desnudo con las piernas abiertas al máximo y recibiendo caricias y atenciones en todas sus zonas erógenas, mientras su pene se levantaba haciéndole sentir aún más avergonzado, trató de levantarse pero no le dio tiempo ya que su miembro fue fuertemente succionado provocándole un grito de placer, se movió en la cama dando espacio al pirata para que se tumbara, luego se volvió a mover hasta que tuvo el pene de su amante delante de us cara. Totalmente colorado y excitado lamió suavemente la punta roja, el sabor no era muy agradable, sin embargo el momento no le permitió echarse para atrás, abrió su boca por completo e introdujo el duro pene en su interior succionándolo en su totalidad.

Kamijo abandonó por un segundo el miembro de Kaya para emitir un profundo gemido ante las acciones del propio joven, nunca había encontrado a nadie parecido al chico rubio, era increíblemente bello, tanto como Hizaki-chan y también sumamente apasionado, algo que en un principio le sorprendió ya que no había esperado ni por asomo que se prestara tan rápido a tener sexo con él. Le gustaban los chicos nobles porque eran más cultos y porque solía disfrutar rompiéndoles los sueños, pero en ese ser adorable que tanto placer le estaba dando con su boca había algo especial. Movió su lengua entre los testículos hasta llegar a la entrada, un poco más dilatada de lo normal por lo que Hizaki-hime había hecho con ella en el baño, la introdujo poco a poco abriendo ligeramente el estrecho pasaje, aunque no pudo continuar puesto que su pene fue succionado un poco más fuerte y no pudo evitar derramar su semen en la boca del culpable.

Saboreó con curiosidad la esencia del pirata, lo cierto es que no era tan desagradable como pudo haber imaginado, la tragó toda y sintió cómo tiraba de sus brazos hasta ponerle a su altura, luego le beso degustando los restos de su propia semilla. Sintió como abría sus piernas introduciéndose entre ellas y rozando su miembro nuevamente duro con el suyo, echó la cabeza hacia atrás y gimió fuertemente apretándose contra el fuerte cuerpo masculino absoluta e irremediablemente excitado, separó más sus piernas ofreciendo su delicado y virgen cuerpo al pirata que había conseguido llevarle a ese nivel de descontrol.

Cuando Kamijo vio la rendición tan excitante que el joven acababa de protagonizar no pudo esperar más y comenzó a presionar en la estrecha entrada hasta que consiguió entrar por completo, emitió un gemido de placer que acompaño al desgarrador grito de dolor de Kaya. Un dolor atroz recorrió su columna y no pudo contener un fuerte grito que resumió lo que sentía, mientras las lágrimas comenzaban a brotar de sus ojos fuertemente cerrados, el dolor era tan fuerte que apenas pudo notar el abrazo al que fue sometido.

-Tranquilo, relájate, el dolor pasará, la primera vez es totalmente normal, puedes arañar mi espalda mientras te duela.-

Trató de hacer lo que le había dicho el hombre y rasguñó la fuerte espalda al notar cómo las envestidas comenzaban, no eran muy fuertes y sin embargo le hacía llorar, poco a poco su pasaje suave y apretado se fue abriendo y de pronto el pequeño punto de placer en su interior fue presionado por el duro miembro causando que una nueva corriente recorriera su columna esta vez de placer, y así se aseguró de comunicárselo con un fuerte grito en su oído. Al oírlo repitió una y otra vez su movimiento notando el pene del chico presionando completamente duro contra su estómago, duró menos de lo que había esperado puesto que en cuanto agarró el húmedo miembro entre sus dedos, Kaya, inexperto como era, llenó su mano de semen y apretó su entrada hasta tal punto que no pudo resistir y llenó las entrañas del joven con su semilla.

Reposó su cabeza en los almohadones mientras Kamijo se dejaba caer a su lado aún abrazándole, le hizo darse la vuelta hasta que quedó apoyado en su pecho, luego acaricio su espalda y le acomodó para dormir, estaba tan sumamente cansado que ni siquiera pensó en lo que acababa de ocurrir y cerró los ojos sobre el hombre que se había llevado su virginidad. Kamijo extendió un brazo tapándolos a ambos con las sábanas y se durmió también.

Hizaki, se revolvió inquieto tratando de dormir agradeciendo que por fin los gritos hubieran cesado, cerro sus ojos oscuros y dejó que su mente vagara hacia el recuerdo de aquellas pupilas cobalto que con su arrogancia le habían robado el corazón, mientras sus rizos rubios se desparramaban por la almohada.

A varias cubiertas por debajo un joven de largo cabello castaño descansaba su cuerpo pálido y delgado sobre el fuerte del hombre que acababa de tomarle, el de la roja cabellera, como cada noche desde que había llegado al barco le reclamaba como suyo, y aunque al principio se había mostrado sumamente contrariado finalmente había descubierto que Machi podía ser sumamente tierno pese a su apariencia. El joven marino había encontrado en el pequeño Emiru un bello y complaciente compañero, al que, a pesar de su negativa, comenzaba a amar, beso la frente del doncel que ya se había dormido y cerró los ojos dejándose llevar por el cansancio.

Yuki por decimosexta vez en esa noche se levantó de la cama y por fin se decidió a abandonar el camarote, salió sin camisa ni botas a la cubierta y miró al cielo, esa noche había luna llena, caminó por encima de la madera a paso lento y subió las escaleras del puente con parsimonia justo antes de darse cuenta de que no estaba solo, una delicada figura de rizos castaños se recortaba con el brillo del astro de la noche, Jasmine, el ser más hermoso que había conocido estaba allí de espaldas a él apoyado en la baranda.

Se acercó cuidadosamente y en silencio consiguiendo asustar al joven y bello doncel, que se volvió y desenvainó rápidamente un estilete de plata que a punto estuvo de rebanarle el gaznate, aunque por suerte sus reflejos padecían de insomnio al igual que él y pudo detener el ataque sujetando la fina muñeca del segundo de abordo que al verle respiró agitado.

-¡Yuki! ¡Por Dios no te acerques de ese modo!!-

Sonrió y soltó suavemente el brazo de su superior que se había puesto colorado.

-De acuerdo, Jasmine.-

El tono grave y masculino de Yuki le puso los pelos de punta, y su sonrisa socarrona consiguió sacarle un fuerte sonrojo. Retiró rápidamente su mano en cuanto la notó libre y ocultó el arma en la manga de nuevo. Se movió para marcharse pero fue detenido por el contramaestre que pasó un brazo por su cintura y le acercó a su fuerte cuerpo, a través de la fina tela del camisón pudo notar el calido torso desnudo del hombre y su respiración se aceleró. Yuki no sabía que le acababa de impulsar a hacer eso, pero no había vuelta a atrás, así que hizo volverse al hermoso joven que estaba entre sus brazos y acarició su cara con dos dedos, podía ver la incredulidad pintada en los enormes ojos castaños, así que respiró hondo y beso los dulces labios que estaban a su disposición cerrando sus ojos de azabache.

Jasmine se quedó completamente quieto a causa de la sorpresa, Yuki al notar que no era correspondido se retiró rápidamente y se fue corriendo sin mediar palabra dejando al pobre doncel confuso y pensativo. Cuando llegó a su camarote cerró la puerta y se apoyó en ella, nunca en su vida había sentido nada igual, se deslizó hasta quedar sentado mientras las lágrimas rodaban por su cara, jamás ninguna herida le había hecho llorar, ningún enemigo y Jasmine con una simple acción había roto todas sus defensas, se sentía patético.

No se levantó, se quedó dormido en esa horrible posición que luego le pasó factura por la mañana. Mientras tanto Yuu sin saber que hacer se había retirado también a su camarote, por la mañana pensaría en que hacer, se dijo, sin embargo el beso le había revuelto algo por dentro haciéndole sentir cosas que jamás había notado. Se acostó pero no pudo aguantar mucho rato en la misma posición, necesitaba aclarar sus ideas, sin embargo no le pareció oportuno llamar a Kami a esas horas, y sabía por experiencia propia el lio que Hizaki era capaz de armar si le despertaba a esa hora, por lo que siguió cavilando hasta que el cansancio le invadió por completo y cayó por fin dormido entre las suaves sábanas.

A la mañana siguiente lo primero que Kamijo vio al despertar fue la brillante y rubia cabeza de Kaya que estaba apoyada en su pecho, suavemente acarició el cuerpo del muchacho haciéndole despertar, acababa de decidir encomendarle otra tarea que no fuera la de fregar al cubierta, volvería a poner los turnos habituales. El doncel comenzó a despertar y se puso colorado cuando se dio cuenta de donde estaba y como, trató de levantarse pero fue detenido por el fuerte brazo de Kamijo que le apretó contra su cuerpo y le robó un beso.

-Desde hoy trabajarás en la cofa del vigía, con Hora que te enseñará como has de actuar, por cierto, no te acerques demasiado a él que Kalm, su pareja es muy celoso, y yo también.-

Cuando asintió se dio cuenta de que acababa de comenzar el estúpido ritual de aceptar todas las órdenes con un cabeceo. Se incorporó dándose cuenta de que no tenía ropa que ponerse, solo el vestido de la noche anterior.

-¿Qué ropa puedo usar? Solo tengo el vestido de anoche.-

-Ponte el vestido ahora, ve al camarote de Hizaki y pídele que te preste algo más apropiado para el trabajo que vas a desempeñar, espero que estés a la altura, el hecho de que desde ayer mantengas una relación conmigo no te exime de tu responsabilidad como miembro de la tripulación.-

-¿Relación?-

Kamijo le miró como si fuera estúpido y de hecho así se sintió él.

-Desde anoche eres mi amante.-

Le miró con los ojos como platos pero no dijo nada, después de lo que había ocurrido la noche anterior no se podía negar, le había regalado su virginidad al pirata e bandeja de plata y lo cierto era que por mucha vergüenza que le diera reconocerlo, realmente había disfrutado de ello.

Hizo lo que su recién autoproclamado amante le había dicho, aunque no se molestó en colocarse la ropa interior, al fin y al cabo nadie iba a mirar debajo del vestido. Salió y caminó algo incómodo ante las miradas burlonas de la tripulación, bajó hasta el camarote de la princesa notando una molestia entre las piernas que le hizo sonrojar. Cuando llegó al camarote encontró al rubio de largos rizos aún dormido, se acercó y le sacudió levemente, al ver que no respondía, le agitó con fuerza hasta que comenzó a abrir los ojos, cuando lo hizo del todo le echó una mirada tan dura y fría que por un momento deseó no haberle tocado, pero luego se armó de valor.

-Kamijo-san me ha enviado para que me prestes rota limpia.-

Se frotó los ojos aún cansado, normalmente dormía hasta bien entrada la mañana, y había sido despertado a la intempestiva hora de las nueve y diez, según pudo observar en su reloj de pared, con la pereza digna de una auténtica princesa se movió levantándose de la cama, revelando el corto camisón rosa que portaba, luego caminó hasta la tina y recordó que Ryoushin debía llenarla, por lo que salió a la cubierta donde ignoró las miradas de los marineros, y no era para menos, al fin y al cabo sus largas y bellas piernas quedaban al descubierto. Kaya sacó la cabeza, por la rendija de la puerta, admirando el valor de Hizaki-hime puesto que él jamás se habría atrevido a mostrarse así ante los marineros.

Bajó hasta las bodegas donde su sirviente dormía y sacudió la hamaca hasta hacerle caer, observó divertido como Ryoushin apretaba los dientes haciendo un auténtico esfuerzo por contener su ira.

-Quiero que me prepares el baño, ya. Si tardas un minuto más de lo previsto, desearás no haber nacido.-

El joven de cabello castaño pensó para sí que en momentos como aquel, realmente deseaba no haberlo hecho. Por supuesto no comentó nada y se fue a hacer el recado de la princesa.

Cuando Hizaki-hime volvió le interrogó con la mirada, pero antes de que pudiera pronunciar palabra un chico joven pelo castaño oscuro entró cargado de cubos y se tambaleó hasta la bañera llenándola, trató de acercarse para ayudarle pero fue rápidamente detenido por la princesa.

-Es su trabajo.-

-Pe…pero.-

-No hay peros que valgan, si no sabe hacerlo no es útil, al fin y al cabo me debe la vida.-

Kaya frunció el ceño y se giró absolutamente molesto hacia su acompañante, estaba harto de comportarse como un cobarde, de callarse siempre frente a todos guardándose sus opiniones y agachando la cabeza.

-No me parece bien que le trates de esa manera, por mucho que te deba la vida es una persona, ¿sabes?-

Se sorprendió del repentino valor del otro doncel, en cierto modo le alegraba haberse equivocado con él la noche anterior, pero por otra parte odiaba que le contradijeran, por lo que decidió contarle la verdad, Kaya tenía algo que le hacía confiar.

-Lo cierto es este es su castigo por tratar de asesinarme después de que le salvara, se enteró de que era pirata y haciendo gala de la exquisita educación inglesa me dio las gracias antes de dispararme con su pistola. Debería estar agradecido de que Kami no lo enviara al fondo del mar.-

Ryoushin se había sorprendido por la intervención del amante del capitán, aunque ciertamente sabía que merecía el castigo, no lo hacía más llevadero. Terminó de llenar la tina de madera y tras hacer una reverencia se retiró, pensó en bajar de nuevo a la bodega para dormir, sin embargo prefirió quedarse en cubierta por si la princesa decidía volver a llamarlo.

Mientras tanto Hizaki indicó a Kaya que se desnudara, e hizo lo propio observando divertido como el joven se sentaba lo más lejos que podía de él, debía de tener en mente lo que había ocurrido la noche anterior.

-No muerdo, Kaya.-

-Ya…no…no es eso…es que, bueno…yo...-

No se le ocurría nada que decir, después del tratamiento de la noche anterior le ponía sumamente nervioso estar en compañía del otro rubio, pero este solo le pasó una esponja con jabón para que se lavara, así lo hizo y tras aclararse ambos salieron de la bañera, se secaron y Hizaki-hime extrajo dos vestidos para ambos, Kaya observó el suyo, era de color rojo con finos rebordes dorados en el cuello y el bajo corto, según pudo apreciar era de corte chino, sin mangas y llegaba un poco por debajo de medio muslo, aunque la abertura casi subía hasta la cintura, luego recibió de ropa interior un pantaloncillo de raso rojo y nada más, sorprendentemente se alegró de no tener que ponerse corsé.

Se vistió y luego se dio la vuelta para mirar a su compañero, llevaba un vestido rojo, muy parecido al suyo aunque más ornamentado y se había recogido el pelo en un moño con dos agujas pero su flequillo y dos rizos caían sobre su cara, le tendió unas zapatillas de tela negra con sendas cintas que se ató a las pantorrillas, la escasa largura de su pelo impedía que se atara nada, pero recibió un pañuelo que hacía juego con el vestido, se lo ató a la cabeza para impedir que le pelo le molestara.

Sonrió cuando vio la imagen que el noble ofrecía, parecía un pirata de verdad, si se lo hubieran dicho unas pocas semanas antes se habría reído en la cara del bromista, y eso que apenas había pasado una noche con su hermano, estaba deseando ver cómo se comportaría al año siguiente. Le indicó que saliera y ambos subieron hasta la cubierta donde Kaya pudo encontrar a un muy furioso vigía que le esperaba.

-Mi trabajo es importante, ¿sabes? La próxima vez que tardes te las arreglaras tu solito, que seas el amante del capitán no te hace más especial.-

Se giró sin dar tiempo al joven para disculpase y subió por la escala hasta la cofia siendo seguido de cerca por el chico que durante un instante cerró los ojos y tragando saliva hizo frente a su miedo a las alturas. Una vez que estuvo arriba cogió un catalejo según Hora le indicó y comenzó a otear el horizonte en busca tanto de puertos como de barcos, mientras el vigía anotaba cosas en un pequeño cuadernillo y miraba unas cartas de navegación. Tras un rato notó un tirón tela de su falda y se giró hacia el hombre que le había llamado, tenía el cabello bicolor negro y blanco, los ojos oscuros y la piel muy blanca, vestía enteramente de negro, se acercó y sentó a su lado. Hora señaló unas pequeñas letras de las cartas.

-¿Qué pone? Ni el capitán ni yo conseguimos descifrar la mitad de las palabras, tu padre escribe muy raro.-

-Es un importante lord inglés.-

El retintín con que el rubio pronunció las palabras le sorprendió, pero no dijo nada, al fin y al cabo sus progenitores les habían vendido a él y a su hermano como esclavos, por lo que sabía un poco acerca de falta de cariño familiar. …l había tenido suerte al acabar en un barco como aquél, sin embargo prefería no pensar en su pequeño hermano. El chico acercó su cara al papel y habló de nuevo.

-Pone treinta nudos a babor de la Baie de L’Espoir. Es una colonia francesa, con un puerto mercante. Los franceses están poco avanzados en la defensa de los barcos de comercio, probablemente solo tengan unos pocos galeones pasados de moda. Espera, tiene que haber otra carta en la que venga un dibujo ampliado de la bahía.-

Comenzó a revolver dejando completamente impresionado al marino, había creído que el chico era un crio malcriado y arrogante sin un ápice de inteligencia o valor, sin embargo sus conocimientos de náutica, muy extensos teniendo en cuenta su condición social, habían conseguido sorprenderle. Al rato el chico esbozó una sonrisa de triunfo.

-¡Ah! Aquí está, mira, están detalladas las defensas, el hecho de que sea un puerto enemigo hace que mi padre anote absolutamente todo sobre él. Solo cuenta con un fuerte que apenas posee trece cañones de dieciocho libras, ni siquiera podrían hacer frente a una fragata de un palo con dos baterías.-

Miró aún más asombrado al chico, estaba proponiendo una estrategia de ataque, sin embargo no pudo cavilar mucho más ya que casi de inmediato el joven comenzó a hablar de nuevo.

-Mira, desde una distancia de dos brazas, apenas habremos entrado en la bahía pero los cañones podrán barrer a su batería sin necesidad de exponer el barco a su fuego.-

Una vez más no pudo contener su asombro ante lo que el chico proponía, por lo que tomó la suave y frágil mano, y agarrando un cabo suelto del velamen saltó con todas sus fuerzas arrastrando al joven que gritó asustado consigo, aterrizaron al lago del contramaestre que les observó con reproche, pero antes de que tuviera tiempo de reprenderles, tiró de nuevo obligando a Kaya a correr hasta el puente donde el capitán daba indicaciones al timonel.
Kamijo señaló un punto en el mapa que portaba en su mano derecha, a Kalm que asintió y rectificó el rumbo, después un pequeño tumulto en el alcázar les sorprendió, Kaya siendo prácticamente arrastrado por el normalmente tranquilo, Hora, portaba unos pliegos de papel que pudo reconocer como las últimas cartas de navegación que había adquirido, observó cómo esquivaban al contramaestre y subía hasta donde él mismo se situaba.

-Capitán, Kaya ha descubierto un puerto francés donde podemos solucionar el problema del abastecimiento.-

Miró al noble rubio sorprendido, habían pasado apenas tres meses desde que había embarcado, y hasta el dia anterior no había dado muestra alguna de integrarse ni un poco en la vida de abordo, sin embargo parecía feliz de hacer el trabajo en la cofa, sonrió pensando que aquel chico orgulloso y bello podía ser aquel que conquistara su corazón.

-Enséñamelo.-

Hora cedió la palabra al que había ideado el plan, que se puso colorado y comenzó a tartamudear ante la mirada inquisitiva del timonel y su capitán, al menos hasta que Hora le dio un apretón en el hombro dándole ánimos.

-Bueno, según esto es aquí a relativa poca distancia de donde nos encontramos, se llama Baie de L’Espoir y es un pequeño puerto mercante, sus defensas son un fuerte antiguo con una batería de trece cañones de dieciocho libras, y aunque no especifica el número de barcos de defensa imagino que solo serán un reducido grupo de galeones mal armados. Creo que desde una distancia de dos brazas se puede atacar sin poner en riesgo al Versailles.-

Cuando terminó por fin se atrevió a levantar la cabeza que con la escusa de mirar los datos, había mantenido bajada y se encontró con la mirada de hielo del capitán que tenía un gesto de sorpresa y un brillo que no acababa de identificar. Sonrió cierta y gratamente sorprendido y agarró uno de los mapas que el chico sostenía y lo examinó a fondo, luego le hizo una seña y comenzó a bajar a su camarote, Hora trató de seguirles pero fue inmovilizado por Kalm que le dio un apasionado beso delante de toda la tripulación, Kamijo sonrió ente la efusividad desplegada, llevaban poco tiempo de relación y el joven vigía había tenido muchos pretendientes, era lógico que su pareja quisiera demostrar a que tenía dueño.

Entraron y se sentó en su silla tomando a Kaya por la estrecha cintura y sentándolo sobre sus rodillas, acarició suavemente sus muslos que se veían a través de las aberturas de la falda, luego le hizo recostar la cabeza en su hombro y alcanzó el compás y la pluma para comenzar las anotaciones.

-Cuando mida, te diré lo que tienes que escribir, ¿de acuerdo?-

Aceptó la pluma dando a entender que iba a hacer lo que le había dicho, no tardaron mucho en terminar los cálculos, y tras hacerlo casi de inmediato, se levantó haciendo a Kaya hacer lo mismo, luego le obligó a tumbarse sobre la cama.

-Quédate aquí, iré a hablar con los hombres y luego volveré a avisarte.-

-De acuerdo.-

Se quedó simplemente mirando la parte de arriba de las cortinas de color azul por la parte interior y rememorando la noche anterior. Mientras tanto en la cubierta Jasmine no podía despegar sus grandes y bellos ojos castaños de la figura lúgubre del contramaestre a la vez que este, distribuía los grupos de asalto según las órdenes de Yuuji, él les acompañaría por lo que se había puesto un cómodo vestido violeta y había dejado sus rizos libres de adorno alguno, agarró el cinturón de cuero negro y fino y colocó el largo sable en él. Distraído pasó los dedos por la empuñadura de plata con una bella esmeralda en forma de ojo, luego parpadeó y se dirigió a su puesto pasando al lado de Yuki que ni siquiera le miró. Se sintió ignorado y triste eso último sin saber por qué, luego se sentó y esperó que llegara la noche.

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Con sus grandes ojos negros observó cómo la línea del horizonte se fundía con el cielo oscuro del anochecer, desde el puente observó su bello junco un hermoso híbrido con el casco de un auténtico junco y el velamen de un sampán chino, las velas azules casi del color de la noche eran un aviso para aquellos que tenían la desgracia de conocerle, se volvió y ordenó apagar las luces del barco, el puerto que iban a atacar era ingles y estaba fuertemente armado, lo cierto es que habría preferido no realizar esa incursión, sin embargo sus provisiones se podían contar con los dedos de una mano y no aguantarían hasta el puerto libre que había a varias semanas de allí.

Su segundo se acercó con un catalejo y se lo tendió, no podía ver la sonrisa del pelirrojo, pero sabía que estaba ahí, extendió el instrumento y observó el puerto, estaba repleto, sin embargo más de la mitad de los barcos ni siquiera tenían tripulación, sería más fácil de lo que había previsto, devolvió el catalejo a su segundo y bajó dejando al pelirrojo al mando del timón, siempre dirigía los asaltos personalmente.


Mientras tanto al otro lado del puerto un hombre joven de hermosos ojos castaños pasaba un brazo por encima del hombro de su hermano pequeño, acababan de reclamar aquel puerto derrotando las baterías de los fuertes, y aunque debería estar celebrando con sus hombres había notado algo extraño, apenas se veía bien, pero por un momento creyó detectar unas velas en el horizonte. Sonrió mirando al pequeño que orgulloso sostenía el primer sable que había robado, acarició su cabello azabache y aguardó, aunque no hizo falta esperar mucho rato, porque después de unos momentos el inconfundible fogonazo de un cañón y el fuerte sonido del disparo retumbó, en ese instante ordenó poner rumbo para interceptar al atacante.

Corazón Sangrante, Alma Rota II





Capítulo 2

De pronto notó como le movían y alzó el rostro, todos se estaban levantando, no entendía que estaba ocurriendo, y de hecho interrogó a Hizaki-hime con la mirada pues era el que más cerca estaba, sin embargo el muchacho rubio se limitó a bajar la cabeza.

En ese instante Sakurai-sama llamó con un gesto al tipo que tenía a su hermano en brazos, el pequeño Hide estaba dormido.

-Toshi, llévalo a la habitación, si quieres líate con uno de los chicos libres, creo que Bou descansa esta noche.-

-No voy a acostarme con nadie esta noche, después de lo de hace un rato no sé cómo tenéis ganas de tiraros a nadie, la verdad es que estoy hecho polvo.-

-Eres un flojo, hermanito, no eres capaz de aguantar nada de acción.-

Atsushi se giró para irse agarrándolo fuertemente de la muñeca cuando oyó la voz de Toshi de nuevo.

-¡De nada por salvar el cargamento!-

El aludido se limitó a sonreír y seguir tirando del joven al que iba a estrenar esa noche, casi no podía esperar para tenerlo, aunque no estaba muy seguro de cómo hacerlo sin crearle un trauma permanente, el pequeño tenía un algo que le hacía desear conservarlo, al menos un tiempo, hasta que se cansara de él.

Yoshiki se dio cuenta de que el miedo se estaba convirtiendo en un compañero habitual, pero no pudo evitar temblar mientras el hombre de larga cabellera oscura prácticamente lo arrastraba por un largo pasillo oscuro, poco a poco sus ojos fueron acostumbrándose a la falta de luz y fue capaz de distinguir algunas formas de lo que parecían plantas, y también se dio cuenta de por qué no veía nada, no solo el pasillo no tenía lámparas o bombillas, además las paredes estaban pintadas de negro.
Llegaron a una escalera que a pesar de estar pintada de negro tenía dos candelabros, que le ayudaron a subir, pero no hicieron más que incrementar su nerviosismo y la horrible sensación de ser parte de una película gore.

Cuando acabaron de subir Sakurai-sama tiró salvajemente de él haciéndole caer al suelo. Se hizo daño en las rodillas.

-¿Se puede saber qué haces? Levántate y date prisa.-

Puesto que ningún comentario inteligente le pasó por la cabeza, no dijo nada, solo obedeció con rapidez.
Ni siquiera le dio tiempo a frotarse la zona adolorida, ya que su secuestrador tiro de nuevo de él con mucha fuerza y el joven llegó a creer que le rompería el brazo.

Finalmente llegaron delante de unas puertas enormes de color rojo, dorado y negro, al más puro estilo tradicional chino.
El moreno estiró un brazo, pero sin soltar a Yoshiki que comenzó a palparse las rodillas, se le estaba empezando a hinchar, y empujo.

Las gruesas hojas de madera labrada y pintada cedieron fácilmente ante la fuerza de su dueño, aunque el más joven tuvo la impresión de que a él no le iba a ser tan sencillo abrir las puertas.

Estaba sumido en esos pensamientos cuando Sakurai-sama lo empujó sin ningún tipo de delicadeza para que entrara en el cuarto provocando que Yoshiki cayera de nuevo, esta vez se tropezó con las enormes plataformas y se torció el tobillo izquierdo trató de levantarse y al final lo consiguió agarrándose a la plataforma de ébano que soportaba el colchón, solo entonces se dio cuenta de que en el centro de la habitación había una cama redonda tamaño King con sábanas granates y negras de seda y cortinas del mismo color con hermosos bordados.

La iluminación se limitaba a un montón de velas aromáticas rojas colocadas en candelabros dorados, que daban un cierto aire romántico que al parecer el propietario no compartía, puesto que lo levantó tirándole de la manga y le ordenó con voz imperiosa.

-¡Desnúdate!-

Yoshiki abrió los ojos sorprendido y su mente se quedó en blanco.

-¿Q…que?-

-¿No me has oído? Te he dicho que te desnudes, si no lo haces tú, lo haré yo, y no te va a gustar nada.-

Quiso negarse pero recordó las palabras de Hizaki-hime y del mismo Sakurai, no podía arriesgarse a que le hiciera daño a Hide, por lo que ante la mirada asesina de Sakurai-sama se quitó los geta y los tabi sintiendo el frío mármol en sus pies desnudos y comenzó a desatar el obi con manos temblorosas, este cayó al suelo siendo seguido por el kimono y la ropa interior, después bajó la cabeza avergonzado, nunca había estado con tan poca ropa delante de un desconocido.
Atsushi le miró indiferente.

-El calzoncillo entra en la categoría de ropa, ¿sabes?-

Vio e ignoró la mirada suplicante del muchacho que estiró la cinturilla de su ropa interior y la dejó caer al suelo con el resto de ropa, entonces Sakurai-sama se acercó y le hizo tumbarse notando como todo el cuerpo pálido y hermoso del pequeño transpiraba de temor, su idea original era tomarle causando el menor daño psicológica al pequeño, pero al ver el perfecto cuerpo desnudo no pudo contenerse más, mandó todo su autocontrol a hacer puñetas y comenzó a tocar aquellos finos miembros que estaban a su completa disposición.

El temblor del pequeño se incrementó.

Yoshiki no pudo evitar que la bilis subiera hasta su garganta al notar las manos del moreno recorrer todo su cuerpo, sabía lo que iba a pasar, por supuesto que lo sabía, y aunque se lo llevaba negando desde que había despertado en aquella celda era consciente de que esa noche su virginidad junto con su dignidad iban a desaparecer a manos, o más bien gracias a otros órganos menos agradables, de aquel hombre que había asesinado a su familia y les había secuestrado a su hermano y a él.

De pronto cuando sintió la pálida mano de largos miembros bajar peligrosamente por su vientre, el instinto tomó el control y débilmente trató de apartar a su atacante, que no se tomó muy bien ese intento de su parte y lo inmovilizó salvajemente atrapando sus muñecas con una mano y separando con brutalidad sus rodillas hasta lograr colarse entre ellas, en ese instante más que en cualquier otro maldijo su debilidad y vagancia a la hora de hacer deporte, aunque su consuelo podía ser que de todas las maneras el moreno no solo le superaba en habilidad y experiencia, sino también en fuerza.
No pudo seguir pensando en nada, puesto que el miedo se adueñó completamente de él al ver como Sakurai-sama abría la bragueta de su elegante pantalón sacando su miembro erecto y comenzaba a posicionarlo frente a su entrada.

Yoshiki se retorció como una serpiente moribunda, en cuanto observó este acto, lo que provocó Sakurai-sama le pegara un fuerte puñetazo en el estómago que le cortó la respiración e hizo que se le saltaran las lágrimas dejándolo, de ese modo totalmente indefenso, más aún que antes si cabe.
Solo fueron unos segundos, pero bastó para que el moreno comenzara a hacer fuerza contra su ano.

Chilló, chilló tan fuerte que creyó que se le rompería la garganta, mucho más fuerte de lo que había gritado en toda su vida, al sentir el grueso y duro pene comenzar a invadir su, hasta ahora virgen entrada.

Habría tratado de moverse pero el dolor era tal que todos sus músculos se hallaban en tensión. Sentía como cada fibra de su cuerpo se desgarraba. Al final solo fue capaz de emitir una lastimera súplica entrecortada.

-Sa…sácala…por…favor…haré…lo…que…sea…pero…sácala.-

Al oír el tenue ruego entrecortado por el dolor y el llanto Atsushi sintió algo extraño, algo que le hizo recobrar la cordura.
No era la primera vez que tomaba a uno de sus chicos, ni la primera que abusaba de alguien, pero al ver las mejillas cubiertas de lágrimas, los ojos y los dientes apretados en un esfuerzo por evitar el dolor y todo el frágil cuerpo en tensión se dio cuenta de que si era la primera en que perdía el control de esa forma, siempre había lágrimas, ruegos y gritos, pero su cabeza permanecía fría e imperturbable, siempre hacía gala de la crueldad que le hacía famoso, siempre excepto esa vez, y eso le molestaba.

Más furioso consigo mismo que con el joven sollozante bajo su cuerpo, salió con cuidado de la estrecha entrada.

-G…gracias.-

El tenue y casi imperceptible suspiro de Yoshiki le sorprendió, habría esperado cualquier cosa menos eso.

Miró hacia abajo y pudo ver entre las piernas aún abiertas el sangrante orificio. Con cuidado juntó los muslos del rubio y caminó hacia la derecha de la habitación donde un enorme y bello baño se encontraba.

Caminó por el elegante suelo de mármol verde veteado en negro dejando a derecha e izquierda el lavabo y la mampara que protegía la zona del inodoro, subió los pequeños escalones y encendió las velas aromáticas con olor a rosas, luego se inclinó sobre la enorme bañera de hidromasaje y abrió los grifos del agua caliente y fría nivelándolos hasta conseguir que la misma saliera templada, después hecho unas gotas de esencia concentrada de una de sus colonias favoritas, Egoiste de Channel.

Ni siquiera sabía por qué estaba haciendo eso, pero lo que si sabía era que si le daba más vueltas acabaría por cabrearse.
Anduvo hacia la salida y al llegar a la altura de la puerta pulsó el interruptor dejando el baño alumbrado solo por las velas.

Caminó de vuelta a la cama donde el pequeño se había hecho un ovillo y acarició suavemente su pelo haciéndole temblar de nuevo.

Cuando Yoshiki notó que el hombre se levantaba y se iba, movió conteniendo un nuevo grito sus pesados y adoloridos miembros consiguiendo quedar encogido en la cama.
No supo cuanto tiempo pasó echado en esa posición, pero en cuanto vio reaparecer al moreno le pareció demasiado poco.
Se sentía extraño, como si no estuviera dentro de su cuerpo, probablemente el dolor lo tenía en ese estado.

Cuando trató de moverse de nuevo notó que llevaba llorando todo ese tiempo, de pronto la extraña sensación terminó y el dolor lo golpeó de nuevo con mayor fuerza, pero su garganta era tan partícipe en el que ni siquiera fue capaz de emitir una simple queja.

Se sentía sucio y repugnante, mientras las nauseas acudían a su garganta, y débil, mucho más pequeño e impotente que cuando el moreno le había inmovilizado, puesto que ahora nadie le sujetaba y sin embargo era incapaz de mover un solo músculo.

El mareo se hizo presente mientras gracias a la falta de comida la bilis subió a su garganta rota, en esos momentos incluso la muerte le habría parecido una liberación aceptable, y más sabiendo que la pesadilla no había hecho más que empezar.

Por fin consiguió emitir un sollozo lastimero con el que no podía expresar ni un cuarto del dolor que le invadía, puesto que este no era del cuerpo sino del alma, no se había dado cuenta hasta ese instante de que ya no había vuelta a atrás, su vida tal y como la había conocido había llegado por completo a su fin, ahora estaba encerrado en un cofre del que no tenía la llave, del que nunca podría escapar.

Pero en ese instante también comprendió por qué lo hacía, la cara sonriente de Hideto llegó a su mente, supo que por conservar la sonrisa de su hermano sería capaz de hacer un pacto con el mismo diablo.

En cualquier otra situación habría sonreído ante la ironía, pues en cierto modo eso era exactamente lo que había hecho.

Notó como el colchón se hundía bajo el peso de su dueño y no pudo reprimir un temblor al sentir la suave caricia que el de los ojos negros le proporcionó, luego todo su cuerpo gritó por la agonía cuando fue tomado en brazos, se dirigieron hacia una puerta lateral que daba a un baño tan magníficamente decorado como la habitación que lo precedía.

Cuando entraron un suave aroma a rosas y esencia les recibió, Atsushi dejó suavemente a Yoshiki en un banco al lado de la bañera y se desnudó ante la mirada de nuevo aterrorizada del más joven, luego lo tomó en brazos de nuevo y entró en la bañera con él.

Yoshiki no pudo evitar un gemido de gusto cuando notó el agua templada rozar su piel, acariciarla, nunca en toda su vida había estado en una bañera tan grande o tan cómoda como esa, entonces el propietario de la misma le acercó a su cuerpo y le hizo levantar los brazos para que rodearan su cuello, luego para su sorpresa unió sus labios en lento beso.

Que le impulsó a hacer eso seguía siendo un misterio, un misterio que en ese momento no tenía ni tiempo ni ganas de desvelar.
Con una lentitud y una parsimonia impresionantes recorrió con ambas manos las caderas y la espalda sedosa que se estremeció ante el toque, luego anduvo hasta el otro lado de la pared de la bañera arrinconando a Yoshiki mientras levantaba las largas piernas separándolas por los muslos a la vez que continuaba con sus caricias, con cuidado se pegó más a él y comenzó a besar su cuello mientras comenzaba a acariciar su miembro.

-Lo intentaremos de nuevo, así que tranquilízate y relaja tu cuerpo, voy a entrar.-

-Nh…no.-

-No es una opción, pero tendré más cuidado.-

Yoshiki gimió de dolor al sentir, de nuevo, el grueso pene comenzar a rozar su ano, para a continuación notar el empuje, esta vez más suave.
Sintió como sus paredes comenzaban a estirarse dolorosamente, a la vez que empezaban a sangrar de nuevo.
Entonces el dolor se mitigó ligeramente cuando Sakurai-sama tomó su miembro entre sus dedos acariciándolo al ritmo del suave vaivén.

Atsushi se sintió en la gloria al notar las apretadas paredes estrangular su miembro, aunque esta vez pudo darse cuenta de cómo se adaptaban con más facilidad, sonrió, esta vez él tenía el control.

-Ahh…e…res…tan es…tre…cho……ahhhh.-

Yoshiki emitió una serie de gemidos incomprensibles que solo lograron excitar más a Atsushi y que le invitaron a aumentar el ritmo de las envestidas.

El joven ya no era consciente de nada de lo que le rodeaba, todo se limitaba al dolor de su ano y al placer que sentía en el pene, de pronto notó como una corriente de eléctrica le recorría todo el cuerpo y se liberó en la mano de su captor con un fuerte gemido, apretando su entrada aún más haciendo gritar a Sakurai-sama de placer y apresurando su propia descarga.

Respiraron agitadamente abrazados durante un rato, después Atsushi salió delicadamente del interior de Yoshiki, pero no lo soltó, simplemente salió de la bañera y agarró una toalla negra de gran tamaño con la que los envolvió, frotó un poco sus cuerpos y después separó las sábanas y posó a su amante al que ya podía clasificar como el mejor polvo de su vida, entre ellas, se volvió y dejando la toalla sobre una butaca tapizada en verde esmeralda, se acostó acariciando la cara de Yoshiki.

Se acercó y continuó los toques y besos por todo el cuello del más joven que no hizo ningún movimiento ni emitió sonido alguno.

Iba a ser una noche muy larga, y él se sentía como una auténtica puta, había disfrutado de una violación y sabía que iba a disfrutar de las siguientes.
Se odiaba, aún más de lo que odiaba a su violador, y mientras este bajaba por su cuerpo repartiendo lamidas y besos no pudo evitar romper en llanto ante la mirada sorprendida del temido gángster que, como le llevaba ocurriendo en las últimas horas sin tener una buena explicación paró los preliminares y abrazó al joven que lloraba desconsoladamente, con una ternura sumamente impropia en él y que tal como se anotó mentalmente, tendría que corregir, levantó su cara y secó los bellos ojos de Yoshiki, para a continuación agarrar las sábanas y cubrir sus cuerpos con ellas, finalmente besó en la frente a Yoshiki y murmuró un quedo “Buenas noches”.

Que algo raro le ocurría era una cosa de la que ya se había percatado, pero estaba tan cansado que dejó su investigación para el dia siguiente.
Cerró los ojos y se dejó vencer por el sueño relajado al sentir la delicada respiración del joven en sus brazos sobre su pecho.


Asagi acarició el suave cabello bicolor del pequeño Teru antes de lubricarse bien y entrar en su interior, que pese a todas las veces que había sufrido ese trato continuaba igual de estrecho y apretado haciendo al moreno emitir un fuerte gemido de placer cuando por fin se sintió dentro, por otro lado el muchacho casi un niño, pues solo tenía trece años, no pudo contener las lágrimas, como cada vez que el hombre de ojos rojos lo tomaba.

Sin embargo Asagi que había pasado una buena parte de la tarde comentando con su mejor amigo, Yuki, sus problemas con Teru en la cama decidió poner en práctica uno de los consejos del mismo y ser tierno con el pequeño, o al menos intentarlo, no se le daba nada bien tener cuidado con nada en realidad.

Mientras el hombre sobre su cuerpo pensaba en como intentar sacar provecho de ese consejo, Teru trataba de llevar su mente a cualquier otra parte, a cualquier lugar donde aquel dolor no existiera, donde pudiera ser libre, libre de aquellas cadenas que lo ataban a Asagi, no eran cadenas físicas, sino emocionales.

La primera era el miedo, miedo a los terribles castigos a los que había sido sometido al principio de su relación, usaba esa palabra a falta de una mejor para definir lo que tenían, también estaba el hecho de que tanto su familia como todos los bienes habían desaparecido y por lo tanto hasta los calcetines que ahora no llevaba estaban comprados con el dinero que Asagi daba a Sakurai-sama para su manutención, incluyendo la alimentación y el cuarto donde usualmente dormía.
Salvo aquella casa-prisión en la que vivía no había un solo lugar al que pudiera ir.

Asagi deslizó las yemas de sus dedos por la pálida y fina piel de Teru sonriendo al verle temblar y continuó con las caricias hasta lograr sacar un gemido del pequeño.

Escuchó su lastimero quejido con sorpresa, nunca en todos los meses que llevaba en la cama de Asagi había disfrutado ni por equivocación, de hecho normalmente se contentaba cuando acababa rápido y lo dejaba tranquilo enseguida y después no tenía ganas de repetir.

Sin embargo esa vez, con pasmosa lentitud se dedicó a recorrer su cuerpo acariciando cada centímetro de piel a su alcance, a besar los rosados labios de aquel bello ángel que ahora estaba en su cama.

Teru volvió a gemir al notar el roce en su miembro, Asagi nunca le había hecho eso, y por lo tanto nadie a parte de el mismo le había tocado jamás ahí. Poco a poco el moreno reanudó las envestidas a la vez que masturbaba el pene del más joven.
No duró mucho puesto que al no tener experiencia Teru en seguida se liberó apretando tanto el anillo muscular que le hizo venirse a é también en mucho menos tiempo del habitual. Luego salió del pequeño y se tumbó a su lado preparándose para dormir.

No tenía muy claro qué había sucedido, al principio de la noche todo era como siempre, había llegado a la hermosa habitación donde el moreno le había recostado en el enorme futon blanco de matrimonio del centro del cuarto, luego sin ninguna delicadeza le había quitado la ropa y tras una cortísima preparación había entrado en él, lo habitual, sin embargo de pronto había comenzado a acariciarle y a penetrarle con suavidad provocando en él un auténtico huracán de sensaciones que no sabía como interpretar.

Estaban la repulsión y el miedo clásicos además del asco y las nauseas, sin embargo el placer se había hecho un diminuto hueco trastornando aún más si cabe la mente del adolescente.
Ya no sabía que pensar de nada, obviamente seguía odiando el contacto con el moreno, sin embargo un nuevo sentimiento incapaz de ser interpretado se colaba en su pecho, mientras él solo podía preguntarse qué le estaba pasando.

Se giró y abrazó el calido cuerpo de Asagi por inercia pensando que ya averiguaría al dia siguiente lo que esa presión en su pecho significaba.
Sus ganas de luchar estaban tan apagadas por el trato recibido que ya ni siquiera era consciente de sus propios sentimientos más allá del miedo, al fin y al cabo ya se lo había dicho Asagi un vez, ¿Qué futuro cabía esperar?


Kaya respiró agitadamente mientras Juka le acariciaba con una mano la nuca y con la otra el pelo para que retomara su trabajo oral, así lo hizo lamiendo desde la base a la punta, donde se detuvo para dar un pequeño mordisco provocando un fuerte gemido del receptor de sus atenciones.

-Eres increíble, Kaya, nunca había conocido a nadie capaz de llevarme tan rápido al límite.-

El aludido no respondió, se limitó a seguir con su trabajo.

Para Juka, ver el frágil y blanco cuerpo del rubio entre sus piernas, y sentir la lengua pasar por su miembro eran demasiado, por lo que no pudo aguantar más, y arqueándose obligó a Kaya a tomarle más profundamente y se liberó en su boca.

El muchacho tragó toda la semilla del hombre de pelo plateado, le resultaba sumamente asqueroso, toda esa situación le repugnaba, pero con el tiempo había aprendido que no hacer lo que Juka esperaba y quería de él no era una buena idea, puesto que al albino le gustaba tanto una buena sesión de sexo como la de esos momentos como una dura de sadomasoquismo, que no solía terminar bien para el receptor de las atenciones.

También había que tener en cuenta que en esos momentos su captor estaba mucho más tranquilo de lo habitual, y si quería sobrevivir era mejor obedecer para mantenerlo en ese estado.

Lo cierto es que con el paso del tiempo había aprendido a mostrarse obediente y complaciente, no por el trato recibido, que en comparación con el de Hizaki-hime había sido benévolo, sino por más bien el trato que su hermano había sufrido.
Jasmine había sido, con mucho el más rebelde de todos, e incluso había batido records al igual que la princesa, con quien compartía carácter.

Lo cierto es que los castigos salvajes de Yuu habían conseguido en él lo que no habían logrado en su hermano, doblegarle, aunque solo fuera hasta cierto punto.

Tras esperar a recuperar el aliento durante unos instantes, se movió como un felino gateando hasta estar a la altura de Juka, luego abrió sus piernas y se sentó sobre el regazo del hombre que le observaba sonriente, le había ordenado que tomara la iniciativa.
Amaba tomar a Kaya, puesto que siempre obedecía sin perder ni un ápice de su espíritu.

Justo antes de que se penetrara le levantó la cabeza y miró los bellos ojos azules, que de inmediato se cerraron al sentir la punta del duro miembro comenzar a entrar en su interior.

Kaya cerró los ojos mientras empezaba a empujarse hacia abajo con cuidado, el pene de Juka aún estaba húmedo tras el sexo oral que le había dado, pero esto no constituía una auténtica lubricación por lo que se tomó su tiempo en completar el descenso. Cuando por fin lo tuvo todo dentro arqueó su espalda.

Con el tiempo su cuerpo se había acostumbrado a las penetraciones, aunque eso no parecía evitar la molestia de su ano, de todas las maneras prefería cuando tenía que hacerlo todo él, puesto que esa era la única forma que tenía de controlar el ritmo de las envestidas y por tanto de permitir a su cuerpo adaptarse a la invasión.

Juka acarició los muslos de Kaya indicándole, de ese modo, que debía comenzar el vaivén, una orden que fue acatada de inmediato, mientras el mayor hizo un par de movimientos abrazando a joven sobre él y besando su cuello, mientras agarraba su húmedo y duro pene.

Kaya al sentirse lleno y comenzar a moverse no había podido evitar que el miembro de su interior tocara aquel punto especial dentro de él que lo hacía vibrar haciéndole tener, de ese modo, una erección que de inmediato fue atendida por el causante de la misma.

Mientras continuaban las envestidas Juka se dedicó a mordisquear la suave piel del cuello de Kaya arrancándole más gemidos, luego besó los voluptuosos labios de su amante justo antes de llenar su interior con su semilla.

Respondió inconscientemente al besa, pues ya ni siquiera recordaba donde o con quien se encontraba debido al doble placer que le estaba haciendo sentir.
Se dejó ir en las manos de Juka al sentir el cálido líquido llenar sus entrañas, y como tantas otras veces se tragó las dolorosas palabras que pugnaban por salir de su garganta.

Tenía ganas de llorar.

No podía precisar cuando el odio se había convertido en lo que ahora sentía, ni podía explicar por qué ese sentimiento había florecido en su interior, solo sabía que cada vez el dolor era más y más agudo cuando estaba con Juka, tanto que sentía unas terribles ganas de gritar y huir de su lado, no sabía cuánto iba a poder soportar aquella presión, pero cada dia, o más bien, cada noche eran una auténtica tortura para su pobre corazón.

Se acurrucó entre los brazos de Juka dispuesto a soñar con un mundo en el que sí podía ser feliz.


Sobre una gigantesca cama redonda de sábanas y cortinas blancas que estaba situada frente a una fuente interior, se situaba un bello joven de cabello negro y piel tan blanca como la ropa de cama, de rodillas con las muñecas atadas sobre su cabeza con grilletes acolchados, el hombre que se hallaba a su lado no quería dañar la finísima piel de su amante.

Frente a él la elaborada ropa de muñeca estaba desparramada como si de los peores trapos se tratara.

La cara del moreno como ya era habitual desde que le conocía estaba inexpresiva, aunque con las atenciones que recibiría eso pronto iba a cambiar.
Gackt arrodillado al lado de su muñeca besaba el costado mientras con las manos acariciaba los pezones del joven que apretaba los dientes y derraba los ojos tratando de guardar la compostura y no perder su característica frialdad.
Este hecho hizo ver al de cabellos castaños que iba por buen camino.

Continuó bajando hasta llegar al pene del sometido, y se inclino hasta estar frente a frente con el miembro semierecto diciendo con voz juguetona.

-Hoy vamos a probar algo nuevo.-

Mana, como era normal en él no dijo nada, nunca desde la fatídica noche en que lo perdió todo, desde la gente a la que amaba hasta su dignidad humana. Se sabía el ser más repugnante del mundo, había sacrificado todo por conservar su vida, y en momentos como aquel se arrepentía más que nunca.

Nada de lo que Gackt hiciera con él podía degradarlo más de lo que él mismo se había degradado. Había llegado a una casa de putas parecida a esa, tan pequeño como Hizaki-hime cuando llegó a ese lugar, y tardaron unos cuantos años en venderle, pero para aquel entonces ya estaba roto por dentro desde hacía mucho tiempo, lo único que podía agradecer al hombre que ahora chupaba su pene era que nunca, a pesar de todo, había tratado de quebrarlo como habían hecho sus predecesores.

A pesar de mantener los labios pegados no pudo contener un tenue ruido que broto de su garganta incitando a Gackt
a redoblar sus esfuerzos.

No pudo contenerse más y emitió un ronco gemido al llenar la boca de su captor con su esencia, lo que en su caso era el equivalente a un fuerte grito.

Gackt sonrió satisfecho, y tomó al joven de la cadera sentándolo sobre su erección, lo comenzó a penetrar con cuidado, aunque finalmente la estrechez que pese a todo Mana conservaba lo volvió loco y se impulsó con los talones hacia arriba aprovechando para soltar las esposas que retenían al hermoso pelinegro, este por fin, tras mucho tiempo se dejó llevar y aferrándose a la fuerte espalda morena comenzó a gemir sin pudor.

Para Gackt era la mejor música que sus oídos habían escuchado jamás, para Mana era la sensación más extraña de su dolorosa existencia.
Cuando se liberó en el interior apretado de su moreno observó la semilla de este en su mano, se había corrido de nuevo, no obstante al mirar la cara de Mana no pudo evitar la curiosidad, los grandes ojos negros habían dejado por un momento a la tristeza de lado para reflejar una expresión de total incredulidad.

Mana jamás había disfrutado una sola penetración. Notó como el castaño limpiaba su mano y lo recostaba entre les sábana blancas e inmaculadas. Envuelto en el agradable calor de la cama y del cuerpo masculino a su lado se dejo ir en brazos de Morfeo.

Gackt sonrió y dio u suave y casto beso, algo muy raro en él, a los labios pálidos del chico antes de seguirlo en su viaje al mundo de los sueños.


Hizaki-hime se removió entre las sábanas de color vino tratando de alejarse del castaño que le acompañaba, que sin embargo no soltó su presa, le gustaba demasiado ver a su princesa resistirse como para dejarle ir tan fácilmente.

Sujetó los brazos del rubio en su espalda haciéndole gritar de dolor por la presión, luego acercó su boca a su oído, para comenzar a susurrar.

-Si no dejes de moverte, te dolerá más, porque no pienso parar.-

Hizaki apretó los dientes aguantando las ganas de llorar, una vez había jurado jamás rendirse y como todos los que le conocían sabían, era un hombre de palabra.

Trató inútilmente de moverse un poco más, y lo único que logró fue dañarse aun más. Kamijo acarició con su mano libre las piernas de su acompañante, una de las zonas que más le gustaban de su cuerpo, siguió hacia arriba con un único dedo provocando un escalofrío imposible de disimular.

Así continuó con su ascenso, hasta llegar a las redondas nalgas ente las que se introdujo.

La princesa, como era comúnmente conocido, apretó los dientes con más fuerza si cabe, llegando a temer incluso que se le rompieran, cuando sintió a Kamijo acariciar su entrada.

En otra ocasión había probado a juntar las piernas lo máximo posible, sin embargo también había descubierto que su dolor no era más que otro aliciente para el castaño de pelo ondulado, que lo único que hizo fue obligarle a flexionar las rodillas y penetrarle a las bravas, al dia siguiente no había sido capaz de andar sin ayuda.

En ese momento el largo dedo de pianista de Kamijo comenzó a entrar en el apretado anillo de músculo. Hizaki notó como una traicionera lágrima caía de su ojo hasta perderse en la almohada, el escozor que sentía se la había provocado.

-Cuando pones esa cara de sufrimiento, me excitas más, hermoso.-

La lengua de Kamijo recorrió su mejilla y él se apresuró a apartar la cara.

-Oh, vamos princesa, no pongas esa cara, que sabes que me encanta.-

Sin embargo a pesar de lo divertida que se le hacía la situación le molestó el rechazo, por lo que tiró al joven y sin ninguna delicadeza le dio la vuelta, luego le obligó a mirarle a los ojos tomándole duramente por el mentón.

-Debería haberte quedado claro hace muchos años que no puedes negarme nada Hime-chan, porque desde la ropa que usas, hasta la comida que comes me pertenecen, incluso ese estúpido conejo rosa que tanto adoras te lo he dado yo Hizaki, acéptalo y ahórrate más dolor, eres mío, siempre has sido mío desde que te ví por primera vez has tenido mi nombre escrito.-

-Tuviste que raptar a un crio de cinco años para conseguir sexo Kamijo, no eres más que un bastardo sinvergüenza.-

El rubio era consciente de que su comentario le iba a salir muy caro, pero estaba dispuesto a pagar cualquier precio, lo que no esperó fue ver la sonrisa sarcástica del hombre de los cabellos ondulados.

-A ti nadie te raptó, Hizaki, a ti te vendieron tus propios padres para poder seguir drogándose.-

La princesa abrió sus grandes y expresivos ojos, horrorizado.

-No…no es cierto, no puede ser cierto, ¡¡¡MIENTES!!!-

Ya sabía que sus padres consumían, pero nunca había esperado que Kamijo dijera algo semejante.

-Ya no tengo por qué mentirte, hime-chan, te conseguí y no hay vuelta atrás, pero por si quieres saberlo, te cambiaron por una jodida dosis de coca, ni siquiera pusieron un buen precio. Yo mismo me encargué de entregársela en mano y de traerte aquí cuando aún era el heredero del negocio de mi padre.-

Hizaki le miraba horrorizado, y sin darse cuenta se había echado a llorar con todas sus fuerzas, aferrándose a lo que más cerca tenía en ese instante, que en ese caso era Kamijo.

Este le recibió entre sus brazos apretándole contra su pecho con cuidado, y le acarició el largo y suave cabello rubio con un gesto delicado que le indicó que podía desahogarse tranquilo.

-Y deberías acordarte de que hasta que cumpliste una edad decente no te tomé.-

-No sé si los diez años se pueden considerar una edad decente.-

-Más que los cinco sí.-

Contestó el castaño con una sonrisa. Después levanto la delicada y bella cara del rubio y le secó suavemente las lágrimas, lo recostó y le dio un beso.

-Después de esto se me han quitado las ganas, buenas noches.-

Hizaki le miró asombrado, jamás desde la primera noche en que se acostaron había dejado de tomarlo, ni al ver su dolor, ni al oír su llanto, sin embargo, no dijo nada y comenzó a cerrar los ojos, no fuera a ser que Kamijo cambiara de opinión.


Realmente esa noche era sumamente extraña y sino que se lo contaran a los muchachos de aquella casa, de pronto los que proclamaban ante ellos y el mundo ser sus dueños y no dudaban en usar los peores métodos para “convencerlos” de ello, se habían convertido, sino en amantes caballerosos, por lo menos en hombres considerados, algo ciertamente incongruente con la imagen de seres sádicos adictos al sexo que disfrutaban con el sufrimiento ajeno que tenían y de la que alardeaban, sin embargo no todo resultaba diferente, seguían, por muy bien que fueran tratados, siendo esclavos de los mismos que les habían capturado y usado a sus personas más queridas para conseguir su sumisión.

Con estos pensamientos Yuu, más conocido por los que le rodeaban como Jasmine, descansaba tras la agotadora sesión de que acababa de tener con su comprador, Yuki, que ahora abrazaba su frágil, pálido y hermoso cuerpo.

-¿Sabes, Jas?-

El joven de aspecto andrógino giró la cabeza provocando que una avalancha de rizos castaños cayera sobre su cara e inmediatamente fue retirada por su rubio acompañante, al principio odiaba ese diminutivo, pero con el paso de los años ya se había acostumbrado.

-¿Mmmmmmmm?-

Estaba tan agotado que no se sentía capaz de contestar nada coherente mientras sus ojos comenzaban a cerrarse.
-Eres el ser más hermoso que he visto en toda mi vida.-
Pero Jasmine ya no oyó esas palabras, puesto que se había abrazado inconscientemente a Yuki y ahora respiraba pausadamente sobre su cuello.


lunes, 18 de enero de 2010

甘く果てしなく (ENDLESSLY SWEET) -de lo que paso después? X33

pues, después de casi un año, me decidí a hacer esta especie de "extra", con todo cariño para pink-chan y mi mami, q se lo habia prometido owo!





II



-creía andarían más ocupados, Yuuji- comentó el pelinegro con una sonrisa, tan seguro de si mismo como siempre, al entrar, con el sol ocultándose ya tras los edificios, al local de karaoke…



-acaso te arrepientes de haber ido por mi…?- respondió con tono falsamente dolido el castaño, al tiempo que se colocaba el abrigo negro de botones plateados, que se apresuró a colocar en su lugar, sobre la playera deportiva totalmente negra.



El de cabello azabache, no respondió, se limitó a sonreír ampliamente



Apenas entraron a la habitación, un silencio algo cómodo, reino en el ambiente y el pelinegro, se quitó el saco. El vocal de los descendientes de la Rosa, aprovechó para lanzar una mirada al mayor. Decir que sentía respeto hacía él, era poco, realmente lo admiraba. Sus ojos violáceos, siempre orgullosos, le causaban cierta… curiosidad…



-y tienes algún proyecto en puerta?- pregunto, en tono bastante formal, tratando de contener la emoción. Habían pasado las últimas horas recordando...



-empezaré una gira… en… alrededor de dos o tres semanas…- respondió a su vez, el mayor, mirándole por el rabillo del ojo. Encendió la maquina, buscando alguna canción que fuese de su agrado, mientras sujetaba un refresco de lata en la mano izquierda, consiente que el chico le miraba fijamente, aunque este creyera que no. Era o muy inocente, o muy distraído.


Además de que se ponía nervioso con facilidad, cuando no sabía que responder o no se hallaba en su elemento… Cuando no podía dominar las situaciones… Desde la primera vez que lo había visto, hacía ya más de diez años, había pensado exactamente igual sobre él…


Y eso, sin contar las últimas horas…



De hecho, no parecía haber cambiado gran cosa, pero lo que le saltaba más, era el color de su voz…- eh, a propósito, me gusta como cantas ahora...-añadió, sin quitar la vista del frente.- aunque extraño un poco tu tono más suave y agudo… -en parte era por que esperaba llegar a escucharlo nuevamente, por el que había insistido en ir allí…



-oh… gracias…- sus mejillas se colorearon un poco por el halago- Estoy haciendo un esfuerzo por superarme más…



-lo estas consiguiendo… y que tal va el amor?-dejó caer, aguantando la sonrisa, para que pareciera más casual el comentario. Había esperado por hacer esa pregunta desde que había iniciado una charla en el auto



-uhmm preferiría no… Bueno, no pude decirse que este excelente en ese sentido- susurró, abatido



El ex Malice, no se esperaba esa respuesta, y se giró para mirar al castaño.


-no salías con el guitarrista rubio…?- preguntó, ahora intrigado



-lo has dicho, salía…- Había esperado otra cosa… el menor se recargo con cuidado en una de las paredes de llamativa decoración…



-lo lamento…- el gesto dolido del menor, le dio una especie de ternura, se veía aún más joven así- no debí preguntar…



-no te disculpes, Camui, que de eso, ya hace algunas semanas…- el chico le sonrió, algo forzado, intentando inútilmente, retirar parte del flequillo que le caía sobre el rostro



-igualmente lamento haberte echo recordarlo…- El joven, empezó una batalle mental. Había ido por el, con la clara intención de… aunque el había creído que seguía con el rubio, y por ello, creía que su empresa sería difícil, pues siempre que les veía, no los podía imaginar uno lejos del otro, y ahora le salía con la sorpresa de que ya no salía con la “princesa”… Y eso, le quitaba el peso moral de encima… Tenía el camino prácticamente despejado



-Gackt…?



La suave voz del castaño, le hizo volver a fijar sus orbes violáceas en las azules de él. Le miraba como un niño curioso, con sus finos labios semiabiertos… Mordisqueándose nervioso e inconsciente el labio inferior…



Sacudió un poco la cabeza, no era apropiado hacer nada… aún…


-si, dime…?



-eh… no… eh…- soltó una suave risa cantarina



-que sucede, Kamijo…-pregunto en un susurro grave, dejando la lata sobre una mesita, cortando la distancia entre ellos, con ambas manos en sus bolsillos. En actitud inocente… empezaba a sonar una pegajosa melodía. Sonrió maliciosamente…



El castaño, se puso aún más inquieto. La seducción, parecía ser algo totalmente natural en el mayor… Eso, o el empezaba a tener serios problemas…



Gackt, ahogo una sonrisa de satisfacción. Podía notar el rubor en las mejillas del castaño, y sabía de sobra que estaba nervioso… Realmente le dolía lo de la princesa…? Aprovecho, para ponerlo aún más… incómodo… Daba gracias por que hubiese salido seleccionada tal canción…



~…Cuando te vi por primera vez, supe que nada era como debía ser,


chico, tienes que ser la mejor cosa en la historia…~



-En serio, te sucede algo…? no tendrás fiebre…? - deslizó el dorso de su mano por la mejilla del vocal de Versailles. Pudo sentir como se estremecía ante el roce- Te noto algo… sonrosado…



~…lo que siento, es muy difícil de entender,


alimentas mi apetito de manera que no puedo explicar… ~



-no… estoy…estoy perfecto…- el Ex Lareine, estaba perdiendo por completo. Gackt se preguntó si habría alguien más que lograra ponerlo tan desprotegido…



-seguro?



-si, claro…- le miraba con un brillo algo anhelante y nervioso…- por que…



De verdad que había luchado… no, no valía la pena engañarse a si mismo… Había esperado por esa oportunidad… Era simple deseo… o algo más…? Acorralo al menor junto a una de las paredes, quien sorprendido, contuvo la respiración…



~…Te devoraré…~



El de cabello azabache, al fin cortó la distancia que le había separado hacía unos segundos del joven…


Tan acostumbrado a ganar, no dejaría que se le escapara… Y no le importaba en lo más mínimo, si recibía alguno que otro golpe…



Los suaves labios del mayor, aprisionaban los suyos, esperando a que el respondiera… o lo alejara… estaba totalmente en estado de shock… De verdad era Camui Gackt quien lo besaba…? A él…? Sin pensar mucho, se entregó por completo…



El ex Malice, sintió alivio al percibir como el chico al fin reaccionaba, y noto, como se aferraba al pecho de su camisa con fuerza, entreabriendo los labios, permitiéndole el acceso…



Podía sentir bajo sus dedos, la piel suave y perfecta del mayor… percibir su aroma… tan fuerte como el de la madera… tan… embriagante… No quería separarse…



El castaño, rompió el contacto con suavidad, a falta de aire. Con la mirada baja… Jamás en la vida, alguien le había echo sentir como se sentía en ese momento… se atrevió a incluir al rubio guitarrista… aún así, temía encontrarse con la mirada del chico... no sabía lo que le transmitiría…



-Kamijo…?- le llamó, en tono dubitativo. Jamás lo había escuchado emplear ese tono…



-Yo… Gackt…- levantó el rostro, el mayor, se le antojó aún más perfecto que antes… no había duda. El chico había sido sincero… Le arrojo nuevamente los brazos al cuello, buscando nuevamente los labios del mayor…



El joven solista, dio unos pasos hacia atrás, pues no se había esperado una respuesta tan efusiva, pero pronto situó sus manos sobre las caderas del pequeño “vampiro”, deslizándolas con suavidad por toda la zona. Abandonó los labios del chico, para mirar de nuevo esos ojos de niño. Sus mejillas estaban rojas, pero sus labios se curvaban en una sonrisa.


-creo que me estoy enamorando de ti, Gackt Camui…-susurró con esa voz tan suave como la brisa del la mañana



-entonces, mi pequeño… principito… estás en problemas…-dicho eso, abrazó con fuerza su delgada cintura, desviando sus carnosos labios hacia el blanco cuello del menor, quien dio varios pasos hacia atrás, hasta que tropezó con el amplio sofá carmesí, con el moreno sobre él…



Notó como el deseo crecía, al escuchar tan cerca de su oído los suaves gemidos que escapan de los labios del descendiente de la Rosa, cada vez que mordisqueaba su oreja…


Eso era música. Una muy adictiva…


-Ga… Gackt…- podía sentir sus pequeñas manos recorrer su espalda, sus cabellos…



Sería tan mala idea…. En un lugar así…?



Deslizó con sutileza una de sus manos hacía los botones plateados del abrigo del chico, sonriendo mientras pacientemente los desajustaba…


-Camui…- dijo con la respiración entrecortada- eres… eres perverso…- la suave risa, quedó cortada por un nuevo gemido ahogado del chico; el mayor deslizaba ya sus dedeos, fríos bajo su playera… Una corriente electrizante recorrió su espalda… En condiciones normales, no consideraría algo coherente (ya por no mencionar elegante) hacer algo en un lugar como aquel…



Pero, ahora sólo lo que quería era más, más de esa droga que era Gackt Camui…



Se medio incorporó, apoyando con delicadeza una de sus manos sobre la mejilla del mayor, despojándose por completo del ya molesto abrigo…



-Estás seguro que…?- empezó el solista. Dentro de él, muy a su pesar, existía la inseguridad. Temía que el chico sólo lo viera como una oportunidad de pasar el momento… Pero, acaso no le había dicho hacía unos minutos que “creía estar enamorándose de él”?



Sintió las manos ansiosas del castaño desabotonar su camisa, mientras era ahora el quien besaba su cuello…


Empezó a descender por su pecho, cubriendo cada centímetro de caricias…



Pero allí el que mandaba, era él… Sonrió mientras posaba su mano sobre los sedosos cabellos del ex Lareine, y le decía en tono divertido, con esa voz tan grave y seductora…


-No te tomes tantas libertades mi pequeño…



-quiero… te quiero Camui…- fue la simple respuesta entrecortada que recibió. Con rapidez, despojó de la playera al menor…



Era tan delgado, que le pareció frágil… Su piel, pálida, se notaba enrojecida en el área del cuello… Sería muy divertido dejar sus huellas de propiedad por toda esa piel…


Por que el chico era totalmente suyo…



-Me harás esperas, Gackt?- le dijo en tono inocente. Sus ojos celestes, cubiertos por espesas pestañas negras, le miraban llenos de deseo, al tiempo que deslizaba con delicadeza sus manos por su bien formado pecho…



-Serás Baka…- dejando a un lado el tambien la camisa rosa pálido que había llevado, entrelazó sus manos con las del chico, saboreando un vez más esos dulces labios



La ropa empezaba a ser un total y absoluto estorbo, quería más, tener ese cuerpo perfecto y delicado sólo para él… Soltó una de las manos, para trazar un camino por el pecho del menor, descendiendo por su vientre…



Un sonido, parecido a un ronroneo, se escapó de la garganta de su presa, al sentir como desabrochaba el cinto…



-Y… Ca…mui…-apenas y podía articular palabra-y… si… si… nos… des…cu…bren…?



-pensarán que soy afortunado…- contesto, con una sonrisa pícara, antes de retirar las dos prendas que aún portaba el castaño….



El chico instintivamente, llevó sus manos a los cabellos del mayor, que comenzaba a succionar apasionadamente su miembro. … gimió, moviendo sus caderas para obtener mayor roce y placer…



Subió nuevamente hasta su rostro, retirando unos mechones húmedos de su frente, para después besarle suavemente. El castaño aprovecho para, situarse sobre él, sería ahora el quien descendería por ese marcado torso, con lentitud; deteniéndose a mordisquear las tetillas del mayor, quien recorría su espalda, bajando hasta llegar más allá de ella…



Jugueteó largo rato en su ombligo, para liberar después el miembro del ex Malice, el que llenó de mimos, degustándolo como si de un dulce se tratara. El mayor, enterraba sus manos en su cabello, dándole a saber que estaba realmente disfrutando de aquello...



Ya no podía más, le separó con suavidad, y besó su cuello nuevamente, colocándolo boca abajo, deslizando sus finos dedos desde la base del cuello hasta el final de la espalda… el chico se estremecía de una manera que le hacía querer sentirlo de una buena vez, y por ello, no le preparó…



El chico, no gritó, tal vez, para evitar llamar la atención (aunque la música sonaba a todo lo que daba), pero aferró con fuerza las ropas que estaban bajo de él…



-Oh… Kami… yo… lo siento… no debí…



-No… no te preocupes… esto es nuevo para mí… pero… Gackt…-su voz sonó casi suplicante- hazme tuyo de una vez…



No necesitó más, empezó un ritmo lento, no quería lastimarlo más, para después acelerarlo…



El castaño se vino, dejando escapar un gemido, pero no dejó de moverse…


Minutos después, el pelinegro terminó también, llenando su interior con su semilla. Se retiro con suavidad, y antes de dejarse caer de costado junto al chico, que seguía con la respiración acelerada, le beso tiernamente en la parte posterior del cuello. Le sonrió y el se limitó a devolvérsela, deslizando sus dedos por sus sonrosadas mejillas…


Se giró para quedar de cara al techo, y el chico le siguió recostándose en su pecho, abrazándole con suavidad, como si quisiera evitar que se fuera de su lado, mientras el se dedicaba a juguetear con sus cabellos



El silencio, sólo roto por la música que sonaba, reinaba en la habitación…


El castaño dormía ya profundamente…




Bastantes minutos después, el descendiente de la Rosa, le susurró…


-Te amo, Gackt Camui…



El pelinegro sonrió, era realmente adorable, no quería despertarlo, se levanto y vistió con rapidez, para después colocarle a el los bóxers y su saco, que le quedaba bastante grande, lo recostó sobre el sillón, mientras recogía un poco el estropicio.



Minutos después, cruzaba la puerta del local, sonriente, con el menor en brazos, totalmente dormido (y semivestido *¬*), ante la mirada sorprendida de varias personas…



Que importaba si llegaban a aparecer en una portada de una revista amarillista?



Lo único que le importaba, era el joven que dormía entre sus brazos…