viernes, 1 de enero de 2010

Corazón Sangrante, Alma Rota (Prólogo)





Introducción.

Un muchacho caminaba por una oscura red de callejones, tenuemente iluminados por farolas parpadeantes.

Tenía miedo, como nunca antes en su vida.
Notaba el cuerpo pesado, ignoraba por qué razón, pero era lo único que sentía, a pesar de estar semidesnudo en la fría noche que a pesar de no ser de invierno conseguia poner su carne de gallina. Se movía como un zombi, no recordaba lo que acababa de ocurrir, solo los gritos que aún horadaban sus tímpanos sin piedad.
De pronto se paró y cerró los ojos tratando de acallar los dramáticos sonidos, sin embargo esta vez las imágenes invadieron su cabeza, con lágrimas en los ojos recordó todo.

Habían llamado a la puerta mientras cenaban, su hermano Hide había ido a abrir, lo siguiente que recordaba era el grito del pequeño y el caos que se desató en la casa, un par de tipos vestidos de cuero entraron y dispararon a sus padres sin piedad, destrozando la cocina a su paso mientras el tercero sujetaba al pequeño pelirrosa que lloraba y gritaba totalmente desesperado.
No era para menos, acababa de ver morir a sus padres. Su mente estaba en blanco y solo consiguió reaccionar cuando vio entrar al último de los hombres, era alto y en cualquier otra situación podría haber resultado sumamente atractivo.
Tenía el pelo azabache largo hasta la cintura, la piel pálida y los ojos negros como el carbón, le miro directamente y una alarma sonó en su cabeza, tenía que salir de allí como fuera.
Echó a correr sabiendo que tenía la ventaja de conocer la casa, en ese momento su instinto de supervivencia tenía el control.
Notó un tirón en su ropa, pero no se volvió sino que soltó la cremallera del jersey que portaba como única prenda superior y se dio impulso para acabar de quitársela.
Entonces saltó por la ventana que daba a la escalera de incendios y bajó rápidamente a la calle oyendo de fondo los gritos de sus perseguidores.

Y ahora ahí estaba en medio de aquel callejón llorando como un niño pequeño.
Entonces se acordó Hide, tenía que volver a por él como fuera y entonces lo sintió.
Sangre, miró su reflejo en un charco sucio que había en mugriento suelo de un callejón que no tenía mejor aspecto, y lo primero que vio fue su delgado pecho desnudo cubierto de sangre. Se cayó hacia atrás sentado y fue incapaz de contener el grito de horror que brotó de sus labios, entonces sintió rápidos pasos y gritos a su espalda y como pudo se levantó para intentar huir de nuevo. Corrió y corrió con la poca energía que le quedaba pero no estaba lo bastante fuerte y tras unos metros chocó con el tipo del pelo largo que le arreó una fuerte bofetada tirándolo al suelo, luego lo agarró del brazo y lo metió arrastras a un coche negro.
Dentro estaba su hermano, llorando en manos de aquel hombre vestido de cuero, trató de gritar e ir en su ayuda, pero un trapo húmedo le fue colocado en la boca y todo se volvió oscuro.

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