lunes, 4 de enero de 2010

Reyes Grises



Capítulo 1: Caballero blanco, Reina negra



Caminaba por una de las tantas avenidas atestadas de gente, vestido enteramente de negro la gente se apartaba de él, acababa de salir de una sesión de fotos para la gothic and lolita bible pero no se había molestado en cambiarse de ropa, solo había llamado a K para informarle de que había decidido suspender el ensayo y ahora se dirigía caminando a casa, aunque en un determinado momento hubo algo que llamó su atención, hacía mucho que no volvía por ese camino por eso no había podido ver aquel hermoso local.
Tenía un aire gótico francés decadente muy especial por lo que se decidió a entrar, no solía beber más que después de los conciertos pero podía hacer una excepción, se dijo.
Entró y se sentó directamente en la barra, en la zona más alejada de la puerta, y por lo tanto más oscura, cuando la camarera se acercó pidió una botella de vino tinto, se sirvió una copa del líquido oscuro y afrutado degustándolo con tranquilidad mientras continuaba examinando el lugar y analizando su pasado.

Cuando ya iba por la quinta copa la puerta del establecimiento se abrió de nuevo franqueando el paso a una figura completamente vestida de blanco, su cabello castaño caía sobre los hombros y por un momento creyó que el vino le hacía ver visiones cuando lo reconoció al acercarse.

Trató de levantarse e irse pero el hombre se pegó a su espalda como una lapa impidiéndoselo, de una forma que le hizo recordar al fanservice que habían hecho casi quince años antes, notó la atrevida mano de Gackt recorrer su pecho y tuvo ganas de cortársela, pero su estado le impedía hacer nada coherente, había bebido demasiado, entonces sintió el aliento del más alto en su oreja –He venido a este local todos los días desde que lo abrieron con la esperanza de encontrarte aquí, han pasado casi tres meses pero mis esfuerzos han dado resultado. Te ves más hermoso que de costumbre Mana, aunque no deberías beber tanto, no es sano.-

Estuvo a punto de contestarle que se podía meter su salud por donde la espalda pierde su noble nombre, pero lo consideró una grosería demasiado poco acorde con su elegante imagen, por lo que decidió probar con el sarcasmo –Es una lástima que hayas desperdiciado tu tiempo de esta forma, Gackt y realmente lamento no poder decir lo mismo, en ninguno de los dos puntos, ciertamente es lo que ocurre cuando uno se alisa hasta el cerebro.-

Tras esas cortantes palabras se deshizo del agarre y pagó rápidamente su cuenta saliendo apresuradamente del bar, lo que no esperaba es encontrarse con las calles vacías, había pasado mucho más tiempo del previsto bebiendo. Atravesó un estrecho callejón para llegar a su hogar lo antes posible, pero de pronto aparecieron dos tipos armados con navajas que lo confundieron con una mujer, a pesar de que aquel dia iba vestido de hombre -¿Qué pasa preciosa? ¿No quieres jugar con nosotros? Te divertirás.-
Los dos sujetos rieron mientras se acercaban, pero a su espalda, Mana oyó un ruido, y una sombra blanca pasó rápidamente a su lado.

Gackt había seguido al moreno y cuando vio a los asaltantes le hirvió la sangre en las venas, corrió lo más rápido que pudo y con certeros golpes los dejó hechos basura en el suelo, en momentos como aquel se alegraba de que sus padres le hubieran obligado a practicar artes marciales. Cuando acabó con los sujetos se volvió hacia Mana que le miró asustado, luego le tendió la mano y esbozó una sonrisa socarrona.

- De nada.-

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