lunes, 4 de enero de 2010

¡¡Piratas!! I



Capítulo 1


Capítulo 1: Rumbo al horizonte

Miró a su alrededor antes de dirigirse a la rampa, el puerto en el que habían atracado era sumamente pequeño y estaba mal defendido, pero sabía que en la bahía grande estaba el puerto principal, el que realmente le interesaba, había pensado en un principio en atacar desde el barco, pero al no conocer las defensas no podía arriesgarse.

Anduvo con paso presto hasta la pasarela, donde ya le esperaba su hermano Jasmine con una extraña sonrisa, antes de bajar se detuvo al lado del contramaestre, Yuki que le observó atentamente.
El corto cabello negro del hombre al igual que sus ojos contrastaba con el blanco de su piel.

Kamijo le indicó se ciñera al plan previsto, y su subordinado asintió, estrecharon las manos con el gesto que hacían desde niños, luego tendió la mano a su bello hermano menor y le ayudó caballerosamente a bajar.

Jasmine se agarró el voluminoso vestido con una mano y con la otra aceptó el brazo de su capitán. Notó las miradas clavadas en él, y ciertamente le disgustaron, odiaba que le observaran como quien mira un hermoso tesoro, aunque debía admitir que su atuendo no era discreto en absoluto, pero que le iba a hacer era su cumpleaños, y que mejor forma de celebrarlo que saqueando uno de los puertos más ricos del pacífico.

Cuando puso los pies en tierra se dedicó a observar a su alrededor examinando el lugar y analizando las construcciones. Una en particular llamó su atención, se trataba de una casa construida siguiendo la moda de Londres que estaba en la zona alta del pueblo, sobre el puerto, pero en realidad debía precisar que lo que realmente le inquietó fue la sombra que se apreciaba en una de sus ventanas, aguzó la vista y pudo apreciar el brillo de un catalejo.

Kamijo notó un tirón en la manga mientras hablaba con un comerciante para solucionar el tema del aprovisionamiento y se volvió hacia Jasmine que era quien le había llamado.

-¿Qué ocurre, Jas?-

-Mira hacia el ventanal de la casa grande, creo que alguien nos observa.-

Kamijo volvió su cabeza y sus increíbles ojos azules alcanzaron a captar como una pequeña sombra desaparecía rápidamente.

-Quien quiera que fuera ya ha notado que le hemos descubierto y se ha ocultado.-

-Tal vez deberíamos in a investigar, creo que Yuki y los otros se encargarán perfectamente de la misión-.

El capitán miró con asombro a su hermano y segundo al mando, puesto que desde siempre Jasmine, pese a su extravagante carácter, siempre anteponía las misiones y la vida de sus subordinados a cualquier otra cosa.

-En la mansión puede haber cosas interesantes Kami, además la princesa estará bien.-

-No quiero dejarle solo en su estado Jas, y si no fuera porque no prácticamente no tenemos provisiones no me habría arriesgado a atracar.-

-Lo sé, pero ya le conoces, cuando está enfadado no la sale de su camarote y se comporta como un auténtico idiota.-

Kamijo no dijo nada, pero su mirada de aburrimiento evidenció la verdad tras las palabras de Jasmine, aunque Hizaki era un gran guerrero y un hábil estratega no podía dejar de ser el niño mimado de sus padres y hermanos, y por lo tanto las rabietas de ese tipo ya se habían convertido en algo habitual entre la tripulación para disgusto de los dos miembros restantes de su familia.

-No te preocupes Kami, cuando volvamos Hiza estará bien y el único afectado será el pobre Ryoushin.-

Sonrió al oír el comentario de su hermano, lo cierto es que tras una extraña conversación Hizaki más conocido como “la Princesa” había adoptado al recién llegado Ryoushin como sirviente, y su pasatiempos, cuando no leía o tocaba la pianola se dedicaba a molestar al pobre Ryou-chan, lo cual por otra parte era un gran avance, puesto que ahora no incordiaba al resto de la tripulación.

Jasmine se agarró de nuevo al brazo de su hermano y así cogidos como una pareja anduvieron hasta el final del puerto, allí le preguntaron a un comerciante de utensilios exóticos por la mansión, y este les informó de que era propiedad del Tesorero de la Compañía de las Indias de la Marina Real.
No pudieron dejar de bendecir su suerte, puesto que como tesorero tendría información de todos los barcos mercantes bajo su supervisión. Caminaron a paso tranquilo hasta la entrada de la casa que según les habían dicho estaba abierta a causa de una fiesta pública.

No se molestaron en usar pseudónimos y esperaron a que el mayordomo les anunciara.

Cuando ocurrió, entraron andando con cuidada elegancia y medida desenvoltura, en el centro de la sala había un muchacho de cabello rubio platino hasta la altura de la barbilla e impresionantes ojos azules.

De pronto el chico que departía amigablemente con otro joven se volvió con una sonrisa que iluminaba todo a su paso, hacia donde ellos se encontraban.

Kaya nada más bajar se encontró con una avalancha de hombres deseosos de presentarle a sus ricos y casaderos herederos, trató de esquivarlos, pero su sonriente madre no le dejó, tras eso consiguió librarse de la mayoría quedándose con un reducido grupo de admiradores que poco a poco se redujo a uno, era un muchacho interesante, fértil como él, pero de clase baja y era la primera fiesta a la que iba, también era rubio, de largo cabello ondulado y piel un poco más morena que la suya, llevaba un extravagante vestido rosa que pese a lo que desentonaba consiguió dar envidia a Kaya, no era caro ni elaborado, pero los padres de Emiru, pues así se llamaba el chico, habían gastado todos sus ahorros para comprárselo, algo, que los suyos jamás habrían hecho.

Al rato de estar hablando una curiosa pareja entró en el salón, fueron anunciados como Kamijo Yuuji y Jasmine You, al verlos se dio cuenta de que eran las personas que había visto desembarcar en el puerto.

Kamijo sonrió al ver la curiosidad que brillaba en bellos los ojos azules cuando les miró y mientras se acercaba, manteniendo la hermosa sonrisa de dientes blancos extendió su mano hasta coger la del joven y besarla con elegancia haciéndole sonrojar.
Por detrás del atractivo hombre se acercó el maravilloso ser que le acompañaba, que también lo tomó de la mano.

-Mi nombre es Jasmine, encantado de conoceros…-

No acabó la frase esperando conocer el nombre de su interlocutor.

-Kaya, mi nombre es Kaya.-

-Un placer conoceros Kaya.-

La voz masculina de Jasmine le sorprendió y no pudo evitar sonrojarse al oír el sensual susurro del hombre.

-Yo soy Kamijo.-

-U…un placer mi señor.-

No sabía por qué se estaba ruborizando ni por qué titubeaba, pero se sentía como un idiota. Nunca antes ningún hombre había causado semejante reacción en él.

Entonces por suerte o por desgracia para él comenzó a sonar la música de la orquesta indicando el comienzo del baile.
Al oír la obertura, Kamijo amplió aún más si cabe su sonrisa, y tendió una mano hacia el joven al que acababa de conocer.

-¿Me concedéis este baile?-

-¿Dejareis sola a vuestra pareja? Que poco caballeroso, mi señor.-

-Jasmine es mi hermano, señorito Kaya, y no le gusta bailar, ¿no es así, Jas?-

El aludido asintió con una sonrisa mientras sus ojos brillaban de diversión.
Le encantaba ver como Kamijo seducía jovencitos inocentes, aunque el joven le dio algo de pena, porque su hermano en cuanto se cansaba de divertirse a costa de los muchachos los tiraba de la peor forma posible.
Aunque mirando la delicadeza con la que trataba a Kaya tuvo la esperanza de que esa fuera la definitiva, y que por fin sentara la cabeza, aunque también debía admitir que el joven le había caído bien.

Kaya notó la mano de Kamijo recorriendo su cintura de forma sensual, mientras sujetaba su otra mano con firmeza, el castaño tiró suavemente del brazo del joven que tenía cogido y lo juntó un poco más a su cuerpo, eliminando totalmente el espacio entre ellos.
Kaya comenzó a sentir la respiración de su pareja sobre su cabeza, y el sonrojo hizo, de nuevo, acto de presencia y su respiración se aceleró hasta remover ligeramente la camisa de color azul pavo real que el hombre tenía un poco abierta, entonces una nueva canción más alegre comenzó a sonar y Kamijo guió al joven que bailaba con soltura.

El apuesto capitán sonrió interiormente, hacía tiempo que no tenía la oportunidad de bailar y en ese momento se daba cuenta de lo que había extrañado esa práctica.
Su pareja, al contrario que las últimas, era bastante diestra en esa disciplina, por lo que no fue difícil encontrar el ritmo adecuado rápidamente, sin embargo, tras en rato de esparcimiento, su mente retornó al auténtico e importante objetivo de su presencia en aquella fiesta, tenía que averiguar quién los había espiado.
De pronto sus pensamientos fueron interrumpidos por la suave voz de su acompañante.

-Hueles a aire marino.-

-Soy marino. ¿Eras tú quién miraba el puerto desde una de las ventanas?-

La cara del chico era un poema, trató de aparentar sorpresa fallando miserablemente y bajó la cabeza, avergonzado.

-Me gusta observar el puerto, es mucho más interesante que coser.-

Kamijo rió ante la contestación y el muchacho levantó sus bellos ojos azules sonriendo ligeramente.

-Estoy seguro de que si.-


Kaya no pudo contener su curiosidad, por lo que preguntó con interés, hacía rato que habían dejado de bailar, se habían sentado en unos elegantes sillones muy ornamentados de color granate y dorado, al más puro estilo francés.

-Y, ¿cuál es el nombre de vuestro barco? Es una fragata de tras palos, ¿verdad? ¿Cuántas baterías tiene?-

-Pareces muy versado en términos náuticos, mi barco es el Versailles, y lo de las baterías es un secreto, por cierto ¿Qué hora es?-

-Vaya, es un nombre extranjero hermoso, lo cierto es que se acerca la puesta de sol, faltarán unos momentos para que se oculte en esta zona de la isla.-

-Somos de origen extranjero, ¿no os habíais dado cuenta?-

-Si, lo cierto es que Kamijo sugiere algo así como, no sé, ¿francés?-

Kamijo sonrió y agarró a Kaya y le hizo levantarse, con un gesto avisó a Jasmine para que se preparara, muy pronto iba a comenzar el caos y la llegada de soldados.
De su manga derecha extrajo el estilete que siempre le acompañaba, y lo colocó discretamente en la cadera de Kaya, presionando ligeramente para advertir al chico.

El joven abrió los ojos espantado, pero apreciaba su vida lo suficiente como no para arriesgarse, se movió tranquilamente hacia la salida tal y como su recién descubierto captor le indicó, allí el hombre que se había presentado como Jasmine le tendió la mano y no tuvo más remedio que aceptarla, después tiró de él justo antes de que un cañonazo retumbara al otro lado de la colina, estaban atacando el puerto principal.

-Jas, ¿has encontrado cosas dignas de mención?-

La voz de Kamijo era de diversión mientras corría y prácticamente le arrastraba hacia el barco.

-Sin duda hermano, tanto en la habitación principal, como en la del joven Kaya había numerosas cosas de interés, lástima que no he traído una maleta, porque había algunos vestidos realmente hermosos.-

-¿Me…me habéis robado?-

Entonces pararon de correr, y Kamijo se volvió hacia él con una expresión fría y despiadada que le aterrorizó, cuando habló su tono fue helado.

-Que te quede claro, a partir de ahora solo tienes derecho a guardar silencio, harás lo que se te ordena y si no, no me hago responsable de tu sufrimiento. No eres un rehén, eres un prisionero sin opción de rescate y vivirás bien mientras me obedezcas y trates con respeto, y eso incluye a mi familia, si me contradices serás severamente castigado, y no te gustará ni un poco. ¿Me has entendido?-

Kaya asintió con el miedo brillando en sus hermosos ojos azules, sin ninguna delicadeza Kamijo tiró de él de nuevo hasta hacerle correr de nuevo.
El joven noble no estaba muy acostumbrado a hacer ejercicio, disfrutaba de los paseos, si, pero no era lo mismo que ser arrastrado por un hombre que te acaba de secuestrar.

Llegaron hasta un grupo de personas que había formado un corro, portaban sables y pistolas, así como trabucos algo oxidados, en el centro de los hombres había un muchacho de chillón vestido rosa al que Kaya identificó como Emiru, que se debatía en brazos de un hombre alto de cabello rojo chillón, mientras este y sus compañeros se reían al ver como el sujeto le manoseaba obscenamente.
El joven Emiru estaba a punto de echarse a llorar, lo que divertía aún más a los marineros.

Kamijo se mostró furioso y dejando a Kaya en manos de Jasmine arrancó a Emiru de los brazos del hombre de roja cabellera.

-¡Basta, Machi! Hay un saqueo que terminar.-

-Si capitán, lo siento.-

Al parecer Kamijo no solo imponía a los que capturaba, sino también a sus subordinados, sin cuidado alguno empujó al lloroso Emiru en dirección a donde ellos estaban.
Inmediatamente abrazó al muchacho que se refugió contra su cuello mojando el costoso vestido con sus lágrimas.

-Jas, llévalos al barco, pero no los encierres, átalos y exponlos en cubierta para que los soldados les vean, eso nos dará un poco de tiempo.-

Jasmine sonrió y les empujo hasta un bote donde un par de marineros les esperaban, uno de ellos era el llamado Machi, que miró con lascivia al tembloroso muchacho vestido de rosa.

Los dos marineros remaron con rapidez hasta oscura cubierta, una vez les tiraron la escala, el moreno subió con una agilidad sorprendente teniendo en cuenta lo elaborado de su vestido, desde arriba ayudó a subir a los dos prisioneros, luego dejándolos rodeados se dirigió hacia una ornamentada puerta, que parecía la de un camarote, no estaba en la cubierta principal por lo que no pertenecía al capitán, sin embargo era, sin duda, de alguien importante. Jasmine tocó la puerta manteniendo su hermosa pero pícara sonrisa.

-¿Princesa? ¿Estás ahí, princesa?-

No recibió contestación, pero de pronto, cuando ya parecía haber desistido, la puerta se abrió violentamente y lo que realmente parecía una princesa de cuento emergió furioso.

-¡¡Te he dicho millones de veces que no me llames de ese modo, Yuu!!-

El aludido se limitó a ampliar su sonrisa.

-Kamijo me ha ordenado que ate a estos prisioneros en cubierta de modo que sean visibles por los posibles asaltantes y atacantes que respondan desde el puerto, pero también debo prepararme para las maniobras que se lleven a cabo abordo, y para preparar las baterías para el ataque, así que te encomiendo vigilar a los prisioneros.-

-¿Por qué he de hacerlo?-

Jasmine que había comenzado a caminar en dirección al acceso de la segunda cubierta no se molestó en volverse, pero contestó en el mismo tono helado que había usado previamente Kamijo para dirigirse a Kaya.

-Porque además de tu hermano mayor, soy tu superior en este barco, y te recuerdo que el castigo por insubordinación son treinta latigazos aplicados sin excepción a toda la tripulación.-

Entonces el joven de largos cabellos rubios frunció el ceño y miró de arriba abajo a Emiru y Kaya, este hizo lo mismo.

El joven al que Jasmine había llamado princesa apenas aparentaba una edad superior a la suya, era ligeramente más alto y poseía una larga cabellera rubia, no tan clara como la del mismo Kaya, semirecogida en un elaborado peinado de bellos rizos que caían suavemente sobre los delicados hombros recubiertos de tela blanca, lo cierto es que su atuendo distaba mucho de lo que se suponía portaba un pirata.
El vestido largo hasta los pies era completamente blanco en todas las capas de tela, tenía adornos a lo largo de toda la falda y abundantes encajes en las mangas, así como lazos a lo largo del pecho, la única nota de color eran unas delgadas cintas de color azul pálido situadas en los bordes del corpiño y por a la altura de los codos.
En el cuello llevaba una gargantilla blanca con un lazo azul y un camafeo de nácar, así como dos collares de perlas.

También portaba unos guantes de encaje y un cinturón de cuero labrado del que pendía la funda de sable vacía.

Tras repasarse mutuamente con la mirada, el de cabello largo agarró un cabo y les hizo extender las manos, se las ató con un fuerte nudo marinero y tiró de las cuerdas hasta la baranda de estribor, allí sujetó los extremos de los cabos respectivamente a las dos primeras jarcias.
Las cuerdas eran gruesas y ásperas, el haber estado expuestas constantemente al agua marina las había endurecido.

Mientras Kaya trataba de soltarse sin éxito, el joven de cabello rubio anduvo hasta su camarote, del que salió con la espada envainada, luego un joven de cabello castaño salió tras él y juntos se dirigieron a las escaleras que permitían el acceso a la segunda cubierta por la que bajaron, por donde desaparecieron.

Entonces un cañonazo retumbó y estuvo a punto de horadar el casco, de hecho pasó tan cerca que astilló el mascarón de proa, una hermosa dama coronada con una rosa en la mano izquierda que debido al impacto se desprendió. Ambos jóvenes amarrados se agacharon para protegerse de los futuros impactos.

A pesar del peligro Kaya quería ver lo que ocurría, por lo que alzó ligeramente la cabeza, un par de botes habían zarpado del puerto y se dirigían a gran velocidad hacia el barco entre los cañonazos enemigos, al frente de uno de ellos se alzaba imponente y orgulloso Kamijo. Subieron deprisa a cubierta donde ya les esperaban Jasmine y el joven rubio, entonces el capitán dio la orden de zarpar en dirección al puerto grande.

Tras ver como sus indicaciones eran acatadas, Kamijo se acercó al muchacho atado a la primera jarcia de estribor, que se había sentado, el largo vestido se arremolinaba entorno a sus rodillas flexionadas. El hombre se arrodilló a su lado y le dio una suave caricia en el rostro antes de decirle que se levantara.

-Vamos Kaya, si estás ahí sentado nadie te verá y no servirás de nada.-

Lució de nuevo su encantadora sonrisa, mientras tiraba del joven sin ningún cuidado para enderezarlo, ante la mirada de odio de aquellos hermosos ojos azules. Entonces el capitán se dirigió al puente de mando, donde agarró el timón dado que el timonel usual acompañaba a Yuki en la incursión terrestre.

-¡¡Desplegad las velas y preparad las baterías,
responderemos a su fuego a mi orden!!-

La tripulación que había estado en su mayoría escondida en las bodegas comenzó a correr por la cubierta subiendo a las burdas hasta llegar a las botavaras, donde aseguraron las velas y mientras las portezuelas de los cañones se abrían en todas las cubiertas.

Jasmine llegó hasta donde ellos estaban y les advirtió que mientras disparaban se agacharan para salvar la vida, Kaya no entendió por qué lo había hecho el pirata, sin embargo se lo agradeció con la mirada, a pesar de todo, aquel extraño individuo le empezaba a caer bien. Luego el del tocado de plumas subió hasta llegar al lado de su hermano y capitán.

-¿Por qué lo has hecho, Jasmine?-

-Porque vivos son útiles, pero muertos no, en caso de que los sacrifiquen siguen siendo mano de obra, Kamijo.-

El susodicho sonrió a su mano derecha, la perspicacia era junto con la belleza una de las cualidades más apreciables del joven a su lado. Mientras, en el puerto principal, Yuki peleaba ferozmente junto con sus hombres defendiendo el botín sujeto por otros dos, mientras esperaban la llegada del Versailles.

-¡¡Si no llega el capitán pronto no resistiremos, señor!!-

La voz desesperada del joven marino hizo al joven contramaestre reanudar sus intentos, lo cierto es que para ser piratas eran sumamente disciplinados, por lo que cambiaron su estrategia de ataque, se reagruparon entorno a su jefe.

En ese instante una rápida serie de fuertes cañonazos resonaron y sus balas prácticamente pulverizaron los niveles del puerto por encima de sus cabezas, las armas de la fortaleza también fueron destruidas, y la distracción permitió a los hombres subir a una de las fragatas ancladas en el muelle, usaron los cañones de abordo para destruir el muelle y hundir todos los barcos allí amarrados, tras eso zarparon en dirección al Versailles que continuaba disparando sin descanso, finalmente fueron pasando al barco principal que hundió el otro también.

Al llegar, Yuki subió hasta el puente de mando y sonrió ante su éxito, mientras recibía la felicitación de Jasmine. Se quedó embobado viendo al bello hermano de su capitán pasar ante él mientras este andaba hacia los prisioneros.
Emiru abrió los ojos asustado al ver acercarse al tipo del traje elaborado que simplemente le indicó que se levantara.

-Levántate, pequeño, ahora viene lo bueno.-

Luego anduvo hasta Kaya indicándole lo mismo. El capitán condujo el barco fuera de la bahía donde el navío personal del tesorero de La Compañía con el susodicho en el puente al lado del timonel. Cuanto Kaya vio a su padre se temió lo peor, dado que al hombre no le importaría sacrificar a su propio hijo si de ese modo destruía un barco pirata.

-¡¡Capitaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaan!! ¡¡Barco enemigo a la vista!!-

-¡¡Baterías dos y tres, listas para abrir fuego a mi orden!!-

Ambos barcos se fueron acercando para entablar combate. Entonces Kamijo se dirigió a quien comandaba la otra nave.

-¡Si disparáis vuestro hijo morirá!-

A bordo del otro barco.

-¡Fuego!-

-Pe…pero señor, vuestro hijo está a bordo de la otra nave.-

-He dicho fuego.-

-¡¡Señor, su hijo morirá!!-

-¡¡¡ES UNA ORDEN, OBBEDEZCA!!!-

-Sí señor, ¡¡Atención a todas las baterías, FUEGOOOOOOOOOO!!-

Kamijo no se quedó atrás, al ver que su chantaje no surtía efecto decidió atacar antes de que el enemigo tuviera una posibilidad de destruir su barco.

-¡¡FUEGO!!-

Las dos baterías reventaron parte del casco y el palo mayor del enemigo impidiendo así su avance. En la siguiente carga el afectado fue el palo de mesana, de ese modo el barco quedó completamente inutilizado, mientras el Versailles navegaba hacia su libertad victorioso.


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