miércoles, 29 de diciembre de 2010

¡¡Piratas!! VII





Capítulo 7: La sombra de la soga

Por decimotercera vez esa noche Jasmine acudió a la cama de Yuki para observar que todo estaba bien y no pudo evitar perderse en la perfecta y fuerte anatomía de aquel hombre que lo volvía loco, acarició con cuidado la cicatriz que aun se estaba curando del todo, y que en ese momento prácticamente llegaba desde el hombro izquierdo hasta la cadera del mismo lado del torso del durmiente, al colocar sus dedos sobre el cálido pecho desnudo observó su propia cicatriz, que aun rodeaba su muñeca y se podía ver nítidamente. Al cabo de un rato el contramaestre abrió sus profundos ojos negros observando lo bello que se veía su amado con la luz de la luna que entraba a través de la claraboya iluminando tenuemente sus rizos castaños y dando un brillo fantástico, como de cuento, a su hermosa piel resplandeciente y a sus ojos chispeantes que desde el primer momento le habían hecho enamorarse de él. Con cuidado acarició la suavísima mejilla sonriendo ante la reacción sorprendida del doncel que absorto como había estado mirando su pecho no se había dado cuenta de que había despertado, Jasmine simplemente esbozó su bella sonrisa y colocó su mano sobre la del hombre, ambos se perdieron en los ojos del otro en completo silencio, no eran necesarias las apalabras, pues sus ojos lo transmitían todo. Durante un segundo el doncel cerró los ojos y las imágenes de hacía tres meses invadieron su mente con tanta nitidez que por un momento fue como si volviera al pasado.

--Flash-Back--

Despertó en mitad de la madrugada sintiendo un fuerte pinchazo en su cuello, se había dormido en la sala de la bodega que actuaba de improvisado lugar de curas, sobre la mesa estaba el cuerpo de Yuki, se acercó y lo tocó notándolo frío, sin embargo al tocar su cuello encontró el pulso y respiró aliviado, acarició la venda que cubría la herida tras la nueva cura que Ryoushin le había hecho apoyó su cabeza con cuidado sobre la frente del hombre que amaba suplicando por que despertara pronto, y dejó su mano sobre el corazón que latía calmadamente, al cabo de un rato comenzó a dormirse pero despertó abruptamente cuando su cuerpo tocó el suelo con fuerza, se levantó frotándose el brazo adolorido y volvió su cara hacia el hombre yaciente que abrió sus bellos ojos negros y levantó suavemente el brazo hasta acariciar su cara, después separó sus labios agrietados y suspiró antes de hablar.
-Luces horrible, ¿dónde está mi bello Jasmine?-
El doncel de largos rizos castaños no pudo evitar que las lágrimas invadieran sus ojos por la emoción que le produjo ver a su amor despierto.
-Me…me has tenido muy preocupado…yo…yo lo siento Yuki-
-Ayúdame a incorporar Jas.-
-No…no es bueno que hagas esfuerzos en tu estado.-
-Por…favor.-
El bello hermano del capitán no fue capaz de negarse a las súplicas de su amor y con cuidado le ayudó a levantar su torso de la incómoda mesa, el hombre sonrió contento a sentir como Jasmine lo recostaba contra su pecho con cuidado mientras acariciaba su cabello húmedo por el sudor que la leve infección le había provocado.
-No tienes por qué disculparte hermoso, dormimos juntos porque yo así lo deseé, no tienes ninguna culpa de lo que ha ocurrido, ahora ayúdame a levantar, prefiero descansar en mi cama.-
-No puedo Yuu-chan, Ryoushin que sabe más de medicina que tu ordenó que te quedaras aquí.-
Yuki suspiró profundamente con hastío.
-Al menos quédate conmigo esta noche.-
-Creo que ya es de día, pero está bien, me quedaré aquí.-
El de cabellos negros sonrió y se apoyó un poco más en el cuerpo cálido del doncel que por primera vez desde que Yuki había recaído esbozó una sonrisa auténtica y cerró los ojos sosteniendo el cuerpo fuerte del de ojos negros que se durmió aspirando el delicioso aroma que su doncel de ojos castaños desprendía.

--Fin del Flash-Back--

Cuando sus párpados dejaron ver las pupilas castañas de nuevo observó la mirada triste del de cabellos negros y no pudo más que abrazar cuidadosamente al contramaestre que volvía a ejercer sus funciones, por lo que su momento de romance idílico acabó bruscamente cuando la campana de alarma sonó despertando a toda la tripulación, tanto el hermano del capitán como su amigo de la infancia se vistieron, uno con un delicado vestido vaporoso y suelto blanco que había dejado la noche anterior en el cuarto de su amante al marcharse, por si ocurría un incidente como aquel, mientras que el mismo dueño del camarote se puso una camisa de volantes que se habría hasta medio pecho y mangas abullonadas con encaje de color negro, después tomó de la mano al hermoso joven y salió a cubierta con él.

Cuando Kaya despertó se encontró acurrucado contra el cuerpo de Kamijo que se aferraba a él como una lapa transmitiéndole calor, con cuidado se liberó de su abrazo y se levanto, sin embargo cuando todo su cuerpo se alzó en el aire una nausea acudió a su garganta y no pudo evitar que el vómito se hiciera presente llenando el suelo a sus pies, después cayó de rodillas. En la cama Kamijo despertó abruptamente al oír un fuerte golpe a su lado, al no ver a Kaya a su lado en el lecho se levantó rápidamente encontrándose al joven arrodillado con los labios y la barbilla manchados de vómito, y antes de que pudiera llegar hasta donde estaba los frágiles hombros del muchacho se volvieron a sacudir y el ruido de arcadas llenó la habitación cuando la bilis salió a borbotones del delicado cuerpo del doncel, el capitán abrazó a su amante delicadamente retirando el flequillo rubio platino de la frente húmeda y sudorosa, de ese modo sostuvo la cabeza hasta que el vómito remitió, después tomó en brazos al chico depositándolo de nuevo en el lecho y tras limpiarlo con un paño húmedo le ofreció agua para que se enjuagara, una vez que lo hizo Kaya se recostó de nuevo en los almohadones tocando su vientre con una mano, se sentía extraño, en especial en esa zona y no sabía qué hacer, Kamijo le había dicho que no era grave, sin embargo cada vez creía menos aquellas palabras que hacía unas semanas su capitán había empleado para tranquilizarle, temía que el hombre supiera que se trataba de algo terrible y estuviera ocultándoselo, de hecho el brillo de aprensión y culpabilidad en el rostro del pirata no ayudaban a que se calmaran sus revueltos nervios, el de larga cabellera castaña se había arrodillado junto al lecho y en esos momentos acariciaba los delicados mechones rubios, tan claros como los rayos mortecinos del sol al amanecer, mientras intentaba desviar su mirada tanto de los ojos como del vientre aun plano del chico, hasta que el doncel estalló.
-¡Dime la verdad! ¿Me voy a morir? Sé que no me dijiste la verdad cuando afirmaste que todo era normal y hace semanas que no puedo acercarme a la comida sin vomitar y que me desmayo sin más mientras camino.-
No pudo evitar que las pupilas llenas de incertidumbre y miedo del joven noble hicieran temblar su corazón.
-Está bien…-
Dijo apoyando su cabeza en el estómago del joven y situando su mano sobre los largos dedos blancos.
-…no es grave, creo, aunque no es lo que esperas, estás esperando.-
Abrió sus ojos lo más que pudo asombrado, sin duda no era lo que había esperado y tocó su futura panza de embarazado con la otra mano.
-U…un bebé…voy a tener un bebé.-
Entonces Kamijo levanto su mirada de hielo para observar la reacción del muchacho, que para su sorpresa y alegría era de felicidad.
-¡Oh, dios mío! Vamos a tener un bebé…soy tan feliz.-
Kaya rompió a llorar abrazando a su pareja que se echó a reír mientras sus propias lágrimas se deslizaban por las mejillas del francés, por fin iba a ser padre y estaba seguro de que ese era el día más feliz de su vida, al menos hasta que la alarma rompió el hermoso momento de amor.
Kamijo dejó a Kaya bien arropado bajo las cálidas mantas, aunque al chico le molestó que lo tratara como si fuera a romperse, porque en esos momentos ni siquiera había empezado a engordar, después el hombre salió de su camarote encontrándose con la mayoría de la tripulación reunida en la cubierta, a su lado, o más bien al lado del casco había lo que en otro tiempo había sido una de las fragatas más hermosas de los siete mares, y que en aquel momento era simplemente un cúmulo de maderos y velas rotas, en un primer momento no le habría dado importancia alguna, sin embargo en uno de los maderos flotantes pudo ver el nombre y comenzó a gritar tratando de lanzarse al agua mientras Jasmine caía de rodillas y se tapaba la boca con los dedos tratando de contener las lágrimas, era el Princesse. Yuki trató de forzar a su amigo a permanecer en la cubierta junto con algunos otros muchachos marineros.
-¡¡Porque te lances a agua no conseguirás nada, Kamijo!!-
-¡¡ES MI HERMANO YUKI, MI HERMANO PEQUEÑO!!-
-¡¡Y POR QUE TE SUICIDES NO LE AYUDARÁS, REACCIONA, JAS TE NECESITA, TODOS TE NECESITAMOS!! Eres el capitán maldita sea.-
Kamijo dejó de debatirse entre los brazos de los hombres y dejó que su mirada se perdiera en el agua que arrastraba en sus corrientes lo que quedaba del que una vez había sido el orgulloso barco de su madre, sin embargo de pronto entre los maderos rotos pudo ver a un hombre aferrado a un trozo de madera, parecía muerto, trató de enfocar mejor su vista pero no fue hasta que la corriente lo acercó que pudo ver su cabello plateado, era Juka.
-Es Juka, subidlo quiero saber que ha pasado, necesito saberlo.-
Lo último lo dijo más para sí mismo que para los otros que intentaban subir el cuerpo abordo, una vez que lo hubieron conseguido él mismo agarró la cabeza del segundo de a bordo de su enemigo que comenzó a toser escupiendo agua mojando la camisa celeste del capitán, después aferró su brazo como si le fuera la vida en ello, pero Kamijo tomó su cara para que le mirara a los ojos.
-¿Qué ha ocurrido, donde está Hizaki?-
-Eran dos navíos, la tripulación se amotinó, no pudimos hacerles frente, destruyeron el barco y se llevaron a Hizaki-hime y a Teru, solo yo he sobrevivido, creo, tal vez apresaran a más hombres de los nuestros, pero en la primera oleada me alcanzaron y caí al mar, no sé nadar.-
-Está bien. Que alguien venga a ayudarle.-
No supo qué le impulsó a ayudar a Juka, tal vez fue que se dio cuenta de que él era la única posibilidad que tenía de encontrar a la princesa con vida, entonces se levantó yendo a abrazar a su otro hermano que continuaba llorando, lo abrazó después de que Yuki se apartara para dejares intimidad, el doncel de delicados rizos se aferró a los fuertes hombros de su hermano mayor que estrechó su cintura mientras con la otra mano frotaba su espalda sosteniéndole.
A dos días de allí un hermoso rubio vestido solo con la combinación miraba tristemente por la pequeña claraboya que solo le mostraba el mar, en un determinado momento notó algo rozar uno de sus pies descalzos y pensando que se trataría de una rata subió las piernas al incómodo catre sobre el que se encontraba sin embargo cuando miró en vez de enfocar una rata gorda y repugnante, vio a un pequeño gatito blanco con rayitas grises y unos ojos enormes verdes, con cuidado lo tomó por debajo de las patitas y lo alzó en vilo para posarlo en su regazo, después acarició suavemente las orejitas pequeñas y peludas con cariño, pues tan solo era un delicado cachorro, por un momento mientras miraba a sus ojos al ver su reflejo en la brillante superficie esmeralda, creyó verse a sí mismo cuando era pequeño, en aquel instante acudieron a su mente los recuerdos de hacía tan solo un día, cuando lo había perdido todo.

--Flash-Back—

Estaba despierto, pero no se había movido esperando que fuera el hombre de ojos azules el primero en hablar sin embargo este solo se levantó y sin hacer ningún movimiento más comenzó a vestirse, o eso pensó el dado el ruido de tela moviéndose, pese a su enfado por la apatía del capitán usurpador su eterna curiosidad le traicionó ya que desde el momento en que el otro cuerpo dejo el lecho su mente no había parado de imaginar que hacía Teru, se volvió encontrándose al capitán desnudo frente a él, ahogó un grito cerrando los ojos y se tapó los tapó con las manos mientras el sonrojo acudía a sus mejillas oyendo al joven reír como un loco.
-¡¡Tendrías que verte la cara Hiza-chan!! ¡¡Estás rojo como un tomate!!-
Iba a contestar, cualquiera en su situación, lo habría hecho si en ese preciso instante no hubiera explotado medio casco de la fragata, Teru que milagrosamente no estaba herido apenas se puso un pantalón y agarró su espada saliendo a lo que quedaba de cubierta para hacer frente a los soldados de la Real Armada de la Reina, sin embargo esperaba que alguien de su tripulación le ayudara, pero nadie acudió a su grito y fue reducido, pese a su fuerte oposición por los soldados ingleses, que además se adentraron en el otrora bello camarote sacando casi a rastras al hermoso Hizaki en camisón, el mismo que portaría como única ropa durante al menos dos días.

--Fin del Flash-Back—

El gatito se había quedado dormido al igual que el joven sobre el que se había acurrucado por lo que ninguno de los dos se inmutó en lo más mínimo cuando el capitán del barco los tomó en brazos subiéndolos hasta su camarote, después lo acostó sobre la cama y comenzó a acariciar los cabellos rubios y sedosos delicadamente mientras miraba absorto el bello perfil del doncel, era sumamente hermoso, con cuidado retiró su propio cabello por detrás de sus orejas aunque un mechón rebelde escapó de la coleta cayendo sobre los rizos del color del sol haciendo que brillaran aun más a la luz de la luna contrastando a la perfección con los mechones lisos de azabache del hombre que con cuidado, deslizó las yemas de su índice por sobre los labios de la princesa durmiente y después, como si de un príncipe de cuento se tratara, bajó su cara hasta que sus propios belfos rozaron la delicada piel del pirata que comenzó a despertar al notar sobre su cuerpo aquel calor embriagante y agobiante que su enemigo desprendía, al abrir sus brillantes ojos negros se encontró directamente con la cara de su captor, trató de retirarse sin embargo los dedos del moreno apretaron sus hombros con fuerza impidiendo que se moviera un solo milímetro, después la lengua del marine comenzó a lamer suavemente sus labios mientras una de sus manos comenzaba a acariciar uno de los muslos descubiertos del doncel para después comenzar a separar sus piernas con la intención de mostrar las intimidades del joven que se revolvió inquieto bajo el fuerte torso del capitán de la Armada que simplemente usó su evidente ventaja física para aprisionar a su víctima aunque al cabo de un rato tuvo que apartarse para no ahogarlo mientras Hizaki se ladeaba en el lecho tosiendo, el capitán le había metido la lengua hasta la garganta tras forzar sus labios.
Pese a la evidente resistencia de la princesa rubia no pasó mucho rato antes de que Asagi volviera a tocar la piel inmaculada que le tenía encandilado con su belleza sin embargo esa vez Hizaki no estaba dormido por lo que luchó con uñas y dientes pataleando a más no poder hasta que cayó de la cama, una vez se vio en el suelo lejos de las garras de su carcelero se arrastró por encima de la alfombra a gatas tratando de llegar a la puerta aunque por supuesto el soldado lo interceptó antes de que pudiera escapar y lo tomó por la estrecha cadera tirándolo sobre el colchón sin miramientos, después se abalanzó sobre él negándose a dejarle ir e ignorando sus gritos hasta que al final se hartó y le tapó la boca con un trozo de tela para a continuación atarle las manos al cabecero de la cama con unos grilletes mientras arrancaba la combinación dejando la piel pálida y suave por completo al descubierto, después siguió besándola apasionadamente sujetando con fuerza las extremidades inferiores de su prisionero que cada vez más desesperado, trataba de liberarse sin éxito mientras, también sin éxito, trataba de frenar las lágrimas que desde sus bellos ojos oscuros como la noche caían bordeando los labios carnosos y delicados que eran besados una y otra vez por el hombre hasta que comenzó a notar su propias mejillas mojadas por la humedad que es más joven desprendía, en ese instante se retiró observando los desesperados espasmos del muchacho y no pudo menos que encontrarse mal, él, pese a su oficio, no era un pirata, no era un ser vil y rastrero como los bucaneros por lo que no podía seguir actuando de aquel modo o no sería mejor que el resto de su familia, soltó la mordaza con cuidado de no dañar más los labios de la princesa de lo que lo había hecho.
-Tranquilizaos, ¿de acuerdo? No os dañare más, pero no gritéis.-
Hizaki estaba asustado como nunca antes, ni siquiera Teru había conseguido ponerle en semejante estado de nerviosismo pues lo peor de todo era la condición de soldado del hombre, asintió suavemente dejando poco a poco de moverse aunque sin ser capaz aún de contener las lágrimas, no obstante no pasó mucho tiempo antes de que el hombre de larga y lisa cabellera azabache se las secara.
-Disculpa mis modales, mi nombre es Asagi y a pesar de que mi infame comportamiento anterior no lo haya puesto de relieve, soy un caballero inglés de la Armada de la Reina y estoy aquí para serviros bella damisela.-
El rubio le miró como se observa a un insecto al que le ha dado demasiado el sol, aunque no creyó prudente ignorar la pomposidad del “caballero”.
-Mi nombre es Hizaki, diría que es un placer caballero, si no me hallara en esta situación tan poco decorosa.-
Asagi sonrió al ver que el muchacho le seguía el juego, sin embargo decidió terminar con toda aquella patraña.
-Me alegra conocer tu nombre Hizaki, pero he de admitir que me ha extrañado la oposición que has mostrado, ya que al menos teniendo en cuenta tu profesión deberías de no tener inconveniente al mostrarte desnudo ante un posible cliente.-
A la princesa no le gustó nada que lo considerara una prostituta, y su usual carácter explosivo hizo acto de presencia casi al instante, sin prestar atención a la difícil situación en la que se encontraba.
-¡¡Quién creéis que sois para tratarme de prostituta!! ¡¡Soy un doncel decente!!-
Parpadeó como si tratara de dilucidar la verdad o la mentira que se escondían tras los gritos ofuscados y la mirada de furia de más joven que aun se encontraba completamente desnudo ente sus brazos.
-Estabas desnudo cuando mis hombres te sacaron del camarote de ese infame, era de suponer que fueras un muchacho de moral distraída y no un doncel decente como afirmas, ¿Por qué iba a creerte? Has ayudado a un pirata, lo que a ojos de mis superiores quiere decir que de inmediato pasas a ser considerado un pirata que debe recibir el máximo castigo por los cargos de robo y piratería, es decir, la horca.-
Comenzó a respirar agitadamente, no quería morir, no de aquella manera, sin poder ver a su familia, o al hombre al que amaba, pero lo que no esperaba era que Asagi tuviera una oferta que por muy dura que pareciera en aquel momento se postulaba como su única alternativa a la muerte.
-Se mi amante, se mío y te protegeré.-
Varias cubiertas por debajo Teru forcejeaba con sus grilletes de los tobillos, ya se había soltado de los de las muñecas y solo necesitaba un pequeño empujón más para poder escapar de aquel maldito barco, cuando lo consiguió usó las propias cadenas para estrangular a los dos guardias que había en los calabozos de las bodegas y subió las escaleras alegrándose de permanecer aún descalzo hasta llegar a la cubierta, pero lo recordó no podía dejar a su princesa sola, no podía abandonar a su amor, por lo que caminó hasta el camarote del capitán donde oyó la fatídica pregunta. Sabía lo asustado que estaba el rubio, y no iba a dejar que contestara o al menos eso pensó justo antes de recibir un fuerte golpe en su nuca que lo dejó inconsciente, esa vez los soldados se asegurarían de atarle de tal modo que fuera imposible que escapara de nuevo.

Habían pasado varios días desde que el segundo de abordo de su enemigo había sido rescatado y en aquel momento estaba junto al capitán de la fragata más bella de toda Francia dándole instrucciones sobre el mapa de a dónde podían haberse dirigido los soldados británicos, mientras tanto en el camarote de Kamijo, Kaya se sentía atrapado entre aquellas cuatro paredes a sí que al final tomó la decisión de salir a cubierta ignorando lo que el mayor le había ordenado, y es que no podía estar un segundo más sin tener alguna información de Hizaki-hime, pues sabía lo que tenía en semejante estado al audaz capitán del Versailles y no estaba dispuesto a quedarse parado mientras él sufría, al fin y al cabo Hiza-chan también era parte de su familia, aunque no fuera consanguínea sí era lo más parecido a una que había tenido jamás y no la iba a perder, se dijo a sí mismo, por nada del mundo perdería a su familia. Se levantó torpemente riendo mentalmente ante la idea de estar tan cansado cuando apenas tenía tres meses de embarazo y su vientre ni siquiera había comenzado a crecer, no quería verse gordo y patoso los días previos al alumbramiento, se colocó un delicado vestido de aspecto oriental, probablemente indio de color fucsia, era bastante claro gracias, por supuesto, la composición de la tela que consistía en algo parecido a la muselina, se lo envolvió al cuerpo y se calzó unas delicadas zapatillas de tela casi idénticas a todas las que había venido portando durante los meses pasados, idénticas salvo por el hecho de que esas era de un bello fucsia oscuro, y el resto que tenía era completamente negras.
Salió por la puerta despacio, no quería marearse como otras veces y se fue agarrando a la barandilla con ambas manos hasta llegar al lado de Kalm que le observó como compadeciéndole, probablemente porque esperaba una reacción negativa de parte de los desequilibrados nervios que su capitán exhibía últimamente, una reacción que sin embargo no se produjo, puesto que Kamijo abrazó la aún estrecha cintura de su amante y besó su frente con cariño mientras hacía las presentaciones entre él y Juka, al parecer ninguno de los avezados marineros había logrado ningún punto débil en las duras fortificaciones de Port Victory, el lugar más probable al que podían haber llevado a Hizaki y por consiguiente a Teru, sin embargo Kaya tomó el antiguo pergamino, ya que se trataba de una carta inglesa modificada, y lo relacionó con las cartas de navegación de su padre, que por suerte se encontraban a mano y comenzó a examinarlas.
-Tiene que estar por aquí, mi padre estuvo destinado en Port Victory antes de ser ascendido a tesorero de la Compañía…¡¡Sí!! ¡¡Aquí está!! Todo detallado.-
Entregó la información a los dos hombres que la examinaron, el de brillantes cabellos de plata se fijó en algo en especial.
-Por las marcas de escritura, no parece que hiciera mucho desde que fueron escritas las modificaciones, ¿veis como los escritos anteriores se han difuminado con el paso del tiempo?-
Kaya estuvo a punto asentir cuando un fuerte dolor en su vientre le hizo caer de rodillas para preocupación de su sobre protector amado que casi de inmediato se arrodilló a su lado tratando de descubrir que le ocurría, pero al observar el gesto de dolor y la mano en la parte inferior del vientre temió lo peor y comenzó a llamar a Ryoushin que sin embargo, por lo que le dijeron, revisaba la herida de Yuki que al parecer aun no se había curado del todo, por lo que no pudo rechazar el ofrecimiento de su casual compañero de batalla cuando se agachó y palpó suavemente la tripa del doliente.
-Hay que llevarlo a una cama, estará más cómodo-
Fue el propio capitán el que cargó en brazos al joven que le había robado el corazón.
Kamijo daba vueltas como un león enjaulado mientras veía a Juka palpar el vientre de su amante en lo que él consideraba tocamientos indecentes, y es que el antiguo integrante de su tripulación movía demasiado la mano por la piel del doncel, aunque sin embargo debía reconocer que parecía un profesional, ya que había atendido más de un nacimiento cuando era más joven y aún residía en la metrópoli, lo que en ese momento le llevaba a acariciar la delicada piel del doncel que se hallaba recostado en la cama del capitán con el bello vestido indio fucsia levantado hasta la mitad del pecho y las piernas solo cubiertas por una insinuante sábana blanca, pero a pesar de todo el hombre de cabello plateado no se sentía intimidado por la situación pues ya había visto a un muchacho con el que no le importaría romper los auto impuestos votos de castidad que no era el dulce amante del capitán. Con cuidado ejercía una ligera presión para tratar de comprobar el estado del bebé hasta que de pronto se encontró con algo inesperado.
-El dolor es perfectamente normal en un primerizo, por cierto ¿Cuántos hijos esperáis tener Kamijo-sama?-
El capitán de cabello castaño no había esperado semejante pregunta por lo que durante un momento se quedó mirando a la nada tratando de pensarlo, sin embargo fue Kaya el que se adelantó al contestar.
-Pues, yo esperaba tener la parejita ¿por qué Juka-san?-
-Porque son más de uno, estás embarazado de más de un bebé.-
Los dos amante se miraron sorprendidos y el más joven se acarició la incipiente barriguita ante los gritos emocionados de los jóvenes donceles y muchachas que se congregado en el cuarto formando lo que Kamijo había comenzado a llamar la patrulla de vigilancia, y que estaba compuesta por Emiru, Hero y las dos mujeres del barco, Kitty y Ayano, dicho grupo ya había comenzado a susurrar agitadamente nombres de bebés tanto masculinos como femeninos a la vez que las dos chicas hacían el propósito de tejer ropita para los infantes decidiendo los colores para un caso y para otro. Kamijo mientras tanto se acercó a su amor y acarició con cuidado el cabello rubio platino, a su vez Juka se levantó retirándose para dejar intimidad a la pareja que se abrazaba y besaba dulcemente ante la felicidad que sentían y no podían expresar con palabras, finalmente el capitán se hartó y echó a gritos a la gente de su camarote para poder tener por primera vez en días algo de intimidad con su amor, acarició suavemente las piernas de Kaya que había destapado y besó los delicados labios del doncel que abrió sus brazos amorosamente acercando más el fuerte cuerpo masculino y acomodando su cuerpo para recibir las atenciones del hombre que amaba que siguió acariciándole con suavidad besando y mordisqueando su cuello haciéndole gemir en el proceso a la vez que terminando de despertar el deseo del joven que comenzó a tocar suavemente la piel pálida bajo la camisa blanca mientras respondía a los besos con sus propios labios y ayudaba a la camisa blanca a abandonar el cuerpo que en unos momentos iba a poseerle.
Abrió sus piernas en un gesto casi perezoso, pero aún con un aire de inocencia e inexperiencia que volvió loco a Kamijo, el hombre retiró sus largos mechones castaños claros y ondulados hacia atrás para comenzar a besar el estómago descubierto, Kaya comenzó a reír, pues el mayor le hacía cosquillas, y lo que en principio había sido un juego sexual se convirtió rápidamente en un juego de niños, como si se estuvieran practicando para atender sus futuros hijos, aunque finalmente volvió a ser lo que en un principio había sido cuando Kamijo lamió descaradamente y con gesto obsceno la punta del pene flácido del doncel que gritó sorprendido parando de golpe de reír y sustituyendo sus carcajadas por apasionados gemidos mientras sentía la punta de la húmeda lengua de su particular torturador moviéndose de arriba abajo por la ahora dura extensión de carne que enviaba calambres por todo el cuerpo del joven que en ese momento se revolvía con las piernas abiertas todo lo que su flexibilidad podía permitirse presa de un placer que jamás había sentido antes, pues el embarazo provocaba que su piel estuviera más sensible de lo habitual.
Cuando el pirata consideró que ya estaba lo bastante excitado movió las yemas de sus dedos con cuidado hacia la ya dilatada entrada de su pequeño, empezó a introducir poco a poco sus dígitos para no dañarlo, pues su objetivo era el de abrirle un poco más, a pesar de que le encantaba sentir la estrechez de su joven amante envolviéndole sin embargo dada su frágil condición relacionada con la gestación no se iba a arriesgar a perder a su hijo por lo que cuando Kaya estuvo lo bastante abierto y desesperado como para suplicar, y cuando su propio pene estuvo tan duro que creyó que explotaría sentó el dulce cuerpo sobre su miembro deshaciéndose del vestido por completo y besando aquellos voluptuosos labios mientras se sentía cada vez más dentro de aquel interior que desde la primera vez le había acogido haciéndole llegar al cielo, Kaya casi podía sentir las nubes deslizarse entre sus dedos con cada deliciosa y suave envestida, con cada caricia y con cada beso le hacían, después de tanto tiempo, sentirse en casa. Gritó fuertemente a notar como el orgasmo recorría su cuerpo justo antes de su libración, y al notar la semilla de Kamijo, que le había acompañado con su propio grito solo pudo gastar el poco aliento que le quedaba besando los labios del padre de su hijo, luego ambos descansaron agotados sobre el colchón, y su silencio solo fue roto por el tenue ruido de las caricias y la dulce voz de Kaya cuando decidió animar un poco al ser que más amaba en el mundo.
-Nee Kamijo-san no estés triste, Hizaki-hime es un joven fuerte y estará bien, lo sé, ¿además te imaginas la cara que pondrá cuando le digamos que va a ser tío?-
No pudo evitar reír ante la imagen de su hermano transformado en una especie de familiar con complejo de mamá gallina correteando detrás de pequeños bebés que casi no sabían ni andar y besó dulcemente a su amor agradeciéndole que fuera capaz de distraerlo de semejante modo, realmente era un joven muy especial. Al cabo de un rato el sol se empezó a poner, la cercanía del invierno hacía que cada vez atardeciera antes, y el capitán que debía volver a hacerse cargo de las obligaciones que su cargo conllevaba encendió las velas del candelabro y dejó al hermoso Kaya dormido en el lecho semideshecho por su reciente ejercicio. Después, cuando cerró la puerta tuvo claro que lo encontraría, aunque le costara la vida no perdería a sus amados de nuevo.

Juka observó el gesto decidido de su antiguo capitán y sonrió sabía que el francés de cabellos castaños siempre conseguía lo que se proponía, aunque su objetivo era otro, pues para él su capitán era la persona principal a rescatar, junto con el doncel rubio que tanto amaba y eso era lo que iba a hacer, sabía que probablemente moriría en aquella empresa, pero no le importaba puesto que tenía con el joven de cabellos bicolor una deuda de vida que pensaba saldar, porque a pesar de su procedencia se consideraba un auténtico caballero, siempre lo había creído, pues tenía la firme convicción de que el lugar en el que uno nace no define la clase de persona que es, y un auténtico caballero siempre cumple con su palabra.

Teru caminó a empujones hasta el cadalso sobre el cual la solitaria cuerda parecía la mayor amenaza contra la libertad, cuando subió las escaleras y se volvió pudo observar a su amado Hizaki al fondo junto a el hombre que había destruido su barco y sus sueños, la princesa rubia iba ataviada con un elegante vestido rosa pálido, sus largos rizos rubios se hallaban recogidos en un elegante moño cubierto por lo que parecía un pequeño sombrero, entonces mientras el verdugo leía su sentencia pudo ver como una lágrima brillaba iluminada por los rayos del sol de medio día y no pudo evitar sentirse apenado por hacer llorar a su princesa, y comenzó a mover sus labios susurrando “te amo” mientras tanto, al otro lado de la plaza el doncel conocido como la princesa no podía contener sus lágrimas apretando sus manos en una de las cuales notaba clavarse el anillo de compromiso que había aceptado tan solo unas horas antes cuando su vida había cambiado para siempre, la pregunta de Asagi había recibido la respuesta que en ese momento estaba en su dedo, mientras el hombre de cabello azabache enfundado en su reluciente uniforme de gala estaba dispuesto a ver placenteramente la ejecución hasta que observó a su delicado prometido romper a llorar y notó la angustia subirle por el pecho, rodeó con el brazo los hombros del doncel que se estremeció y escondió su cara llorosa en su hombro.
-No te preocupes, todo saldrá bien.-
-Va a morir y nunca más lo voy a poder ver de nuevo.-
-Tú lo amas.-
La última frase fue más una afirmación que una pregunta y no pudo más que asentir con la cabeza aun apoyada contra el fuerte pecho del moreno que acarició su cabello suspirando, sabía que estaba echando su prometedora carrera a la basura y que si sus superiores lo descubrían ni siquiera podría esconderse en el mar porque su propia familia le perseguiría por traidor, cerró los ojos durante un segundo y tragó saliva para poder asumir que su vida había acabado.
-¡¡Parad la ejecución!! ¡¡Se han encontrado nuevos cargos, se ha de celebrar un juicio!!-
Hizaki levantó la cabeza sorprendido mirando a Asagi y después observó como bajaban a Teru del cadalso y lo llevaban a la cárcel de nuevo, casi al mismo tiempo cuando el sol se había puesto por completo dos barcos entraron por ambos lados del puerto, un navío de velas negras y una hermosa fragata francesa.

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