sábado, 1 de enero de 2011

Corazón Sangrante, Alma Rota VIII




Capítulo 8

Subió rápidamente los escalones de dos en dos hasta llegar al segundo rellano, una vez delante de la puerta del policía simplemente apuntó con su arma a la cerradura y apretó el gatillo reventando la mitad del picaporte, después entró en el diminuto apartamento y caminó hacia la única puerta que había al fondo del pasillo, no tardó mucho en llegar y la abrió de una patada, aunque casi de inmediato debió esconderse para evitar ser atravesado por las balas del revólver de Klaha que no dudó en responder al fuego al verse amenazado.


El policía moreno había comenzado a despertar al sentir su cabello acariciado por unos dedos delicados y con cuidado levantó la cara encontrándose con la mirada azabache del muchacho al que había salvado y que le había sonreído suavemente, sin embargo el hermoso momento lo había roto el ruido del disparo que destrozó la puerta de su apartamento, en ese instante se alegro de tener el revólver a mano y tras hacer que el joven se escondiera en el baño, se agazapó tras la cómoda de la ropa y apuntó a la puerta de la entrada de la habitación comenzando a disparar cuando esta se abrió de golpe, sin embargo el tiroteo no duró mucho, el revólver es un arma con pocas balas y difícil de recargar, al menos para alguien acostumbrado a una Glock y cuando el cargador estuvo vacío fue el momento que el pelirrojo escogió para entrar en el cuarto y apuntarle, aunque al ver la mirada desafiante de aquellos hermosas pupilas negras decidió no matarlo como había pensado en un principio y tras obligarle a levantarse y darse la vuelta golpeó su nuca con la culata del arma haciendo que cayera inconsciente al suelo, luego se dirigió a la otra puerta que resultó ser el cuarto de baño y donde encontró al amante de su jefe, indicó al joven que saliera, después tomó al detective en brazos y bajaron hasta el coche.


Cuando Klaha despertó se dio cuenta de que no estaba muerto y de que estaba en graves problemas, su cuerpo desnudo reposaba sobre una cama redonda de prostíbulo, ignoraba donde pero no era difícil de descubrir cuál era su función dadas las brillantes sábanas y las mantas de piel artificial que las cubrían, trató de moverse pero sus miembros estaban demasiado pesados y su cabeza daba vueltas de forma horrible, sin embargo fue capaz de enfocar su brazo y vio la causa del embotamiento de su cabeza, justo a la altura del codo tenía dos pinchazos aun sangrantes, y no fue capaz de mantener el cuello recto por más tiempo y su cabeza se golpeó contra el colchón haciéndole cerrar los ojos para evitar vomitar en aquel preciso instante, le habían inyectado algún tipo de droga que le impedía coordinar, y que también le impidió resistir cuando el mismo hombre que había entrado en su casa ingresó en la habitación y después de sentarse en la cama acarició sus piernas subiendo por ellas hasta llegar a as redondas nalgas que acarició suavemente.


-He hecho bien en no matarte, nos vamos a divertir mucho juntos, detective.-


Gackt se paseaba como un león enjaulado por la sala de visitas que habían habilitado para su entrevista con el Jefe de la Unidad Contra el Crimen Organizado, que como era habitual en él llegó tarde, durante apenas un segundo observó el uniforme azul que hacía brillar el cabello plateado de Juka, un segundo porque fue el tiempo que logró aguardar antes de tomar al hombre por las solapas y estamparlo contra la pared.


-¡¡Maldita sea Juka, sácame de aquí de una maldita vez o te juro que te mataré!!-

-Tranquilízate, justamente he venido a hacer eso, el alcaide está leyendo la orden de excarcelación firmada por el juez en estos momentos, he tenido que acudir al juez de guardia, ¿sabes? Además es sospechoso que a la vez que te libere presente una protesta oficial para que se abra un expediente disciplinario contra Klaha por su conducta improcedente.-


-No tienes que preocuparte más de él, Közi se está encargando.-


-Solo espero que no deje pruebas que nos incriminen.-


Gackt rió antes de mirar a Juka a los ojos.


-Es de Közi de quien estamos hablando, Juka, es imposible que falle, si ese estúpido entrometido sobrevive es porque mi hombre así lo ha querido, aunque no creo que lo disfrute demasiado.-

El hombre de cabello plateado tocó en la puerta que fue abierta por el guardia que acababa de recibir la orden telefónica del alcalde para liberar al preso trescientos nueve de la prisión de alta seguridad de Kantou, al poco rato llegó otro guardia portando las ropas que el mafioso había llevado en la fiesta hacía tan solo unas horas, en cuanto su corbata estuvo en su sitio el moreno salió orgullosamente erguido junto con el de cabello plateado, ambos caminaron hasta el deportivo del segundo y se montaron, una vez metió la llave en el contacto Juka le pasó su móvil.
-Llama a Atsushi, creo que no me creerá si se lo digo yo.-


Entonces el de ojos azules se fijó en la mandíbula de su compañero.


-¿Te ha pegado? Vaya, debes de considerarte afortunado, no suele pegar a muchos personalmente, además a quien sacude no sobrevive.-


Se ahorró la réplica y su suspiro se lo tragó el ruido del motor cuando aceleró rompiendo la quietud de la madrugada, mientras Gackt marcó los números en las pequeñas teclas de teléfono y esperó un momento a que se oyeran los pitidos y la voz de Atsushi.
-Moshi, moshi.-


-Soy yo Gackt, estoy fuera.-


-De acuerdo, ¿vendrás aquí o irás a por tu muñeca?-


-Ya sabes la respuesta Atsushi.-


Al otro lado de la línea el moreno sonrió y cerró la tapa de su teléfono móvil con cuidado para no despertar al muchacho que se acurrucaba contra él en la cama, sin embargo la llamada le había desvelado y con una mano alcanzó un libro viendo satisfecho que se trataba de El Perfume, una de sus novelas favoritas, sin despegar su mano derecha de los cabellos rubios de Yoshiki abrió las tapas de pasta un tanto ajada y comenzó a leer la historia de Jean-Baptiste Grenouille por quinta vez.


Mientras tanto al otro lado de la ciudad Klaha trataba de contener sus lágrimas, ni las drogas lograban que el dolor dejara de recorrerle por dentro y es que Közi ya había hecho uso de su nueva mascota para desgracia del antiguo policía, ni siquiera era capaz de mover sus piernas para cerrarlas y por entre sus nalgas se veía a la perfección la sangre gotear mezclada con el semen de su violador que había salido en busca de una copa tratando de quitarse de la cabeza el sonido de los sollozos del hombre de cabello negro, el sicario pelirrojo no podía entender porqué las acciones de Klaha le afectaban, nunca había tenido inconveniente en callar a nadie a golpes sin embargo no le parecía bien pegar a aquel chico cuyo único error había sido el de tener demasiados pajaritos en la cabeza, se retiró los cabellos rizados a la vez que daba un sorbo a su vodka, sin percatarse que Mana había salido de la habitación en la que lo había dejado y estaba entrando en la de su mascota.


El joven moreno había aguardado en aquella ridícula y hortera habitación de prostíbulo hasta que comenzó a oír gritos y llantos en la contigua, se tapó los oídos, pero continuó oyendo los gritos aunque esa vez fue en su cabeza, hacía trece años desde aquella noche y no conseguía olvidar.

--Flash-Back--

No entendía qué estaba diciendo aquel hombre, y no podía apartar la mirada de los cuerpos de sus padres y hermano, los cuales estaban tirados sobre la alfombra del salón, delante de él, sin embargo se encontraba un hombre de aspecto amenazador que le gritaba con toda la fuerza de los pulmones, pero sus pequeños tímpanos no captaban nada, ni siquiera era consciente de que estaba llorando puesto que sus ojos negros estaban abiertos de tal forma reflejando el horror ante él descrito que ni siquiera podrían haber contenido las lágrimas en cualquier caso, pero lo peor llegó al cabo de un rato, cuando dos de los hombres que estaban con el que gritaba le arrancaron la ropa y obligaron al pequeño cuerpo a arrodillarse, después sintió una fuerte presión en su nuca que le hizo agachar la cabeza aplastando su cara contra la misma alfombra empapada con la sangre de su única familia, después todo fueron gritos mientras su pequeño cuerpo de niño era desgarrado y destrozado impunemente, sin compasión, no supo cuanto duró aquella salvaje tortura pero no pudo desviar la mirada de los ojos de su hermano, no estaba muerto veía las lágrimas brotar de sus pupilas tan negras como las propias, cerró los ojos y se dejó llevar por la inconsciencia, aunque su libertad no duró mucho, ya que al cabo de un rato recibió una bofetada que le hizo abrir los ojos de nuevo aunque lo que vio hizo que deseara haber muerto, un sentimiento que se repetiría durante los siguientes trece años, pues delante de sus labios estaba es repugnante pene de su violador cubierto de su sangre. Entonces el hombre le ordenó que lamiera y él vendió su alma por su vida, y cerró los ojos para evitar ver las lágrimas de su hermano mayor.


Los siguientes meses no fueron mucho mejores y poco a poco “él” se evaporó dejando paso a una muñeca sin alma, sin reacción que simplemente obedecía como un autómata, sin embargo eso no importaba a nadie, sus clientes preferían que no mostrara emociones a que se resistiera, su vida transcurría sin que apenas sintiera, ni siquiera el dolor podía devolverle la conciencia de sí mismo, porque ya no quedaba nada de aquel dulce niño que algún día había paseado con su hermano por el puerto.

--Fin del Flash-Back--

Se levantó en cuanto el ruido cesó y mirando por entre la cortinilla de cuentas y observando que Közi bebía en la barra se dirigió hasta la habitación contigua entrando sin hacer ruido, allí observó el lamentable aspecto que el agente presentaba, la sangre mezclada con el semen goteaban sobre la imitación barata de piel, además el hombre tenía el brazo con cuatro pinchazos, al parecer el ejecutor de Gackt-sama había tratado de aumentar la dosis para tenerlo tranquilo, negó con la cabeza pues el hombre realmente se había portado bien con él, de hecho había sido el único en toda su vida que no había buscado en él favores sexuales, y comenzó a buscar por los armarios, en todos los prostíbulos solía haber un botiquín de emergencias, aunque realmente no creía que lo encontraría en la habitación, sin embargo agradeció a todos los dioses que conocía cuando lo halló al fondo del último cajón del armario más pequeño.


Lo cogió con cuidado buscando el yodo desinfectante y las gasas, cuando lo tuvo todo, se arrodilló en la cama junto al herido y acarició su cabello para tranquilizarle, después con delicadeza vertió un poco del líquido oscuro en una gasa y comenzó a pasarla por el ano desgarrado del policía que comenzó a gimotear de nuevo a causa del dolor profundo que le invadía otra vez. Le costó mucho retirar toda la sangre del exterior y aún más limpiar el interior, sobre todo porque poco a poco Klaha recobraba a lucidez removiéndose inconscientemente de forma nerviosa al sentirse tan expuesto. Tras curarle lo mejor que pudo se esforzó en darle la vuelta y lo tapó con la manta para calentar un poco los entumecidos miembros mientras que el hombre le agradeció con la mirada, él solo retiró algunos mechones de la cara para poder observar a la perfección los ojos negros que le miraban con reconocimiento.


Mientras tanto en el exterior Gackt bajó del coche que arrancó de nuevo dejándolo en el lugar, caminó a paso tranquilo hasta e interior donde encontró a Közi en bata, el de rizos carmesí se volvió y sonrió.


-Me alegro de verte Gackt, me preocupé cuando oí que pasarías un tiempo a la sombra.-


-También me alegro de verte Közi no caeré a esa breva, amigo, ahora, ¿donde está Mana?-

-Por ahí, en la habitación dos, aunque igual primero te interesa ver el estado de tu enemigo.-


Gackt sonrió, podía esperar un poco para ver a su amante se dijo, caminó detrás de su ejecutor hasta la habitación donde Klaha se encontraba aunque allí encontró una estampa que provocó que su sangre hirviera en las venas, sobre la cama estaba el policía tapado con dos de las mantas de pseudopiel y a su lado estaba su Mana acariciándole el cabello. Furioso se acercó al joven que le miró aterrado y gimió de dolor cuando lo tomó duramente del brazo arrastrándolo fuera de la cama a la vez que Klaha trataba de defenderlo.


-Por favor, déjalo, no ha hecho nada, so…solo quería curarme en agradecimiento, nada más…no lo dañes, tortúrame a mí pero no le hagas daño…-


-Agradecimiento por qué, si puede saberse.-


Miró interrogante a Mana que tenía sus grandes pupilas azabache abiertas en un gesto suplicante, el muchacho despegó sus labios temblorosamente.

-E…él me tra…trató muy bien…no me daño, po…por eso que…quería devolverle el favor.-
Sin embargo las palabras de Mana no tranquilizaron a su dueño, pues el hecho de que le hubiera tratado bien solo hacía más probable que el joven moreno se fijara en él, aún enfadado arrastró a Mana a la habitación contigua donde lo arrojó sobre la vasta cama mientras el chico aún ataviado con la camiseta de policía trataba de huir gateando, estaba aterrado, solo había visto a Gackt-sama tan furioso una vez y había sido cuando le había castigado después de que Sakurai-sama le comprara, tenía miedo de que abusara de él de aquella forma tan espantosa, sin embargo al hombre de cabellos castaños y ojos azules no le agradó en absoluto el alejamiento de su delicado amante, no obstante decidió no gritarle en vista de que el chico parecía al borde de una crisis nerviosa.


-Mana, acércate, no te voy a hacer nada.-


Dijo mientras se sentaba en el lecho y retiraba sus zapatos, luego se quitó la chaqueta, la corbata y la camisa que dejó caer al suelo junto con los calcetines y se tumbó sobre las sábanas de raso apartando la burda imitación de piel mientras con una mano gesticulaba para que el chico se sentara a su lado, obedeció con reticencia notando como el brazo de su amo le hacía recostarse sobre su fornido pecho, al poco rato sintió los dedos acariciando sus cabellos con cuidado y la profunda voz masculina de nuevo.


-Esa camiseta es suya ¿no?-


-Yo no tenía pijama.-


-¿Y dormisteis juntos?-


-No bu…bueno, el dijo que dormía en el sillón, pero tuve pesadillas y se quedó para velarme, no me hizo nada.-


Prefirió omitir el encuentro con el revólver porque no quería que Gackt-sama hiciera más daño a Klaha-san que tan bien se había portado con él.


-De acuerdo, entonces no tienes por qué llevarla, ahora no necesitarás pijama.-


Mana se quitó la ropa quedándose solo con un pequeño slip negro que dejaba la mayor parte de su piel al descubierto, bajó la cabeza avergonzado mientras se abrazaba a sí mismo, después se echó a llorar, después de haber recordado aquellos recuerdos que tenía guardados desde hacía tanto tiempo estaba demasiado aterrado temiendo que ocurriera lo mismo por lo que era incapaz de controlar sus emociones. Gackt se horrorizó cuando observó a su muñeca de porcelana romper en llanto, no estaba acostumbrado a ver semejante despliegue de emociones en el joven usualmente imperturbable y se acercó cautelosamente abrazándole con suavidad, dejando que llorara sobre su hombro desnudo, con un cariño extraño en él lo tranquilizó mientras deslizaba las cálidas yemas de sus dedos por la piel helada que temblaba ante su toque más por miedo que por las sensaciones que el de ojos azules deseaba hacerle sentir, poco a poco las lagrimas fueron remitiendo y solo quedaron lo hipidos que trataba de ocultar, no podía sacarse de la cabeza los recuerdos de aquella noche, mientras tanto Gackt trataba de averiguar que cruzaba por la mente de su amante.


-¿En qué piensas Mana-chan?-


El joven de piel de porcelana levantó su hermoso rostro para mirar directamente los ojos de su dueño que tenían aquel color tan profundo como el mar, un tono que le hacía sentir como si estuviera desnudando su alma con cada enfoque en su frágil y delgada figura, y no podía soportarlo más, empujó débilmente al hombre y corrió, imitando sin saberlo, la reacción de Hizaki tan solo unos días antes, apartó la cortinilla de un manotazo y atravesó el pequeño local oyendo como sus pies descalzos golpeaban tenuemente el duro suelo de hormigón seguidos por el sonido de los pasos más fuertes de Gackt-sama que lo perseguía, corrió hasta dar con la salida, sin embargo estaba oscuro y era el medio del campo, aunque eso no lo detuvo pues continuó corriendo como alma que lleva el diablo sintiendo la áspera tierra manchar su delicada piel y arañarla, estaba solo con el slip pero no sentía frío, la ansiedad lo mantenía en calor, no supo cuanto camino recorrió pero al cabo de un rato cayó en un terraplén y al intentar levantarse fue derribado por el cuerpo fuerte, alto y musculoso del hombre que llevaba teniéndole desde sus quince años.


Se revolvió como su le fuera la vida en ello pero evidentemente no tenía nada que hacer contra el mafioso, al fin y al cabo, qué podía hacer un chico de dieciocho años con su débil constitución contra el hombre experimentado en la lucha cuerpo a cuerpo de veintiséis años que finalmente le inmovilizó. Mana trataba de respirar pero no podía, la fuerte presión que notaba en su pecho se lo impedía, entonces Gackt le soltó con cuidado abrazándolo de nuevo obligándole a respirar, después lo tomó en brazos cargando con él todo el camino de regreso al escondite que pese a estar acondicionado como un prostíbulo tan solo era eso, un escondite.


Al llegar tumbó con cuidado al joven sobre las sábanas y salió del pequeño habitáculo para buscar en el baño utensilios de limpieza, al encontrarlos volvió al cuartucho, después con cuidado para no provocar una nueva reacción histérica en el moreno limpió los arañazos y las suciedad con una esponja colocando apósitos sobre las pequeñas heridas para que se curaran con rapidez y sin dejar marcas, al terminar acarició el cabello negro y se echó al lado del joven para descansar un momento antes de interrogarle de nuevo.


-¿Por qué has huido Mana? No te iba a castigar, no has hecho nada malo, pequeño, solo has devuelto un favor, y aunque no me agrade al menos no te has tenido sexo con él.-


Mana le observó con sus hermosos ojos de azabache llenos de lágrimas.


-¿De… de veras no me harás daño?-


Acarició con ternura la suave mejilla.


-Por supuesto que no te haré daño, pero po
r favor deja de intentar escapar, sabes que no puedes huir de mí, Mana, y que no me gusta que lo intentes siquiera, además tu vida no es tan mala ¿no?-


-E…es mejor que antes.-


El muchacho no dijo nada más solo se acurrucó contra el cuerpo cálido y masculino comenzando a dormirse, y dejando a Gackt aún preocupado, lo cierto era que su muñeca de porcelana nunca le había hablado de cómo era su vida anterior, realmente no es como si el joven hubiera hablado mucho nunca, aunque ese repentino despliegue de palabras no hacía más que incrementar su preocupación, era muy extraño que de pronto Mana comenzara a expresar tantos sentimientos confusos y reprimidos, porque no lograba comprender lo que le ocurría a su amante. Por fin se decidió a investigar el pasado de su pequeño, quería averiguar todo sobre él, se lo diría a Atsushi que aún conservaba contactos de aquella época, estos podrían informarle sobre el antiguo amo de su pequeño Mana.


En la habitación contigua Klaha no se había movido de su posición desde que Gackt se había llevado a Mana, estaba tan débil, tanto física como emocionalmente, que no opuso resistencia cuando Közi lo abrazó contra sí tras quitarse la bata de tal forma que el policía pudo sentir el fuerte y sensual cuerpo del sicario bajo su debilitada anatomía que sin embargo fue recorrida por los dedos hambrientos del pelirrojo que separó sus piernas antes de darle la vuelta y situarse entre ellas, estaba extasiado por la suavidad de la piel pálida del detective y por la atrayente y sensual forma de las piernas que casi de inmediato dobló para poder observar la entrada aún rojiza, debía de reconocer que no había sido precisamente delicado en la primera vez del agente con un hombre por lo que decidió dejarle dormir tranquilo esa noche, iba a ser una de las pocas noches tranquilas de lo que le quedaba de vida a Klaha, que mientras tanto no podía quitarse de la cabeza la triste mirada de muchacho de Gackt cuando le había mirado, había algo en ese joven, algo que no lograba descubrir que le perturbaba era como si se conocieran sin embargo podía afirmar e incluso jurar ante un juez que jamás había visto al pequeño amante de aquel despreciable mafioso al que hasta hacía unas horas detestaba más que a nada, en esos momentos su odio por Gackt solo era superado por el que sentía por el tal Közi.


Cuando Juka llegó de nuevo a la ciudad se dirigió de inmediato al negocio de Atsushi, tenía que hablar con él sobre el refugio donde Gackt se encontraba y necesitaba ver a Kaya casi de inmediato, el muchacho en aquel momento terminaba de ducharse, después de que su dueño se había marchado no había sido capaz de conciliar el sueño de nuevo y tras un buen rato dando vueltas hasta marearse en el lecho se levantó y fue al baño donde se refrescó, de donde ahora salía, se secó el cabello con una de las toallas mientras que la otra permanecía precariamente sujetada en su cadera.


Al terminar de enjugar los mechones blancos se miró al espejo, sin una pizca de maquillaje se veía tal como era, repasó con los dedos la forma de su cara aun redondeada y después enfocó la vista en sus propios ojos azules sonriendo, era lo que más le gustaba de sí mismo y aunque no lo sabía también era lo que más le gustaba a Juka-sama de él. Se tumbó de nuevo desnudo, porque no tenía más ropa que la que ya había usado en la fiesta y no deseaba ponérsela de nuevo, además estaba seguro de que el hombre de cabello plateado regresaría pronto y de que no le gustaría encontrarlo vestido, cuando cerró los ojos de nuevo los recuerdos llegaron a su mente.

--Flash-Back--

Tan solo hacía unos pocos días desde que había cumplido los once años y Juka-sama le había ordenado que se vistiera de forma especial aunque finalmente había sido el propio Yuu quien le había elegido la ropa sin dejar de llorar ante la mirada triste de Hizaki-hime y la observación impasible de Mana que se limitó a adornar su cabello con pequeñas plumas azules cielo mientras su hermano depositaba frente a él un delicado conjunto de falda y camisa, la falda tenía varias capas de tul semitransparente azul oscuro superpuesto creando el efecto de un tutú sensual y delicado que llegaba hasta la mitad de sus muslos mientras que la camisa de color blanco sobre azul que no tenía mangas poseía un delicado cuello de tul con un broche turquesa amarrado sobre el nudo del lazo de terciopelo de un profundo color mar, todo ello, junto con las medias blancas con rosas bordadas y los zapatitos azules marino, ayudaba a resaltar los brillantes ojos cobalto del muchacho que cuando estuvo listo se sentó jugando con los bajos de la falda y juntando sus rodillas tímidamente esperando a que Juka-sama fuera a buscarle mientras veía a la princesa abrazar a su hermano, se habían hecho muy amigos desde que habían llegado a la casa, no entendía por qué estaban todos tan nerviosos, al fin y al cabo Juka-sama solo quería verle o eso había dicho, ya hacía unos meses que solía verle por la noche y cenar con él, no sabía por qué esa vez era diferente.


Cuando el hombre de cabello pateado llegó se sonrió y lo tomó de la mano para llevárselo consigo a la nueva habitación que había ordenado acondicionar para tomar al hermoso albino, al llegar tomó suavemente al pequeño en brazos y lo besó en los labios para sorpresa del niño que no sabía cómo reaccionar, después retiró suavemente las ropas del pequeño que comenzó a temblar aterrado, había visto a Yuu y a Hizaki-chan regresar golpeados y llorosos con la ropa destrozada de los encuentros que tenían con sus dueños pero nunca había esperado que Juka-sama hiciera lo mismo, trató de tranquilizarse pensando que el policía era bueno, que no le haría daño, sin embargo en el fondo de su corazón sabía que eso no era así, sabía que aquel hombre le iba a hacer sufrir más de lo que merecía, mucho más de lo que cualquier inocente merecería.


Cuando estuvo completamente desnudo ante el hombre, este le arrojó sobre el lecho sonriendo al observar el delicado cuerpo del muchacho que había comprado, después él mismo se quitó la ropa aunque torció el gesto al ver las lágrimas asomar en los bellos ojos azules del pequeño, no quería que estuviera llorando mientras se lo tiraba, no obstante no hizo nada por calmarlo simplemente colocó una rodilla entre las piernas del chiquillo abriéndolas y sujetando sus muñecas por si decidía comenzar a resistir, después acercó su miembro a los labios temblorosos de Kaya indicándole que lo lamiera, pero cuando el pequeño se negó asestó una fuerte bofetada a la pequeña carita del niño que rompió en llanto tratando parar la hemorragia de su labio partido. Kaya no abrió la boca negándose a practicar la felación para disgusto de Juka que dio la vuelta al pequeño y lo penetró sin compasión, esa noche se pudieron oír los gritos del niño albino por toda la casa mientras Yuu no dejaba de llorar en brazos de Hizaki que veía sus esfuerzos por calmarle inútiles.


Cuando Juka-sama acabó él ya se había desmayado varias veces por el dolor y a hombre no le había importado en lo absoluto, estaba seguro que con el tiempo se acostumbraría, pensó el policía tratando de calmar la voz de su conciencia, algo que consiguió al poco rato, no era que le quedara mucha de todas formas, cuando salió de él, Kaya se abrazó a si mismo llorando mientras intentaba ignorar el ruido que hacía Juka-sama al vestirse de nuevo, finalmente dejó de oír ruidos en la habitación, levantó débilmente su cabecita y viendo que su violador por fin se había ido gritó en la almohada comenzando una práctica que con el tiempo se convirtió en algo habitual, al cabo de un rato la puerta comenzó a abrirse y no pudo más que temblar rezando para que no se tratara de Juka-sama, y por primera vez sus plegarias fueron escuchadas ya que su hermano había ido a buscarle, Jasmine abrazó el pequeño cuerpo de Kaya arropándole con una mantita que había llevado, luego lo tomó en brazos y tambaleándose bajó hasta el cuerpo que el niño compartía con Hizaki-hime que les esperaba con el botiquín de emergencias ya preparado para curarle, una vez lo hicieron entre los dos el mayor de rizos castaños besó la frente de su hermanito y abandonó el cuarto muy a su pesar, Yuki lo había requerido en medio de la madrugada y si lo hacía esperar sería Kaya quien pagara de nuevo por su culpa, mientras tanto Hizaki-chan se acostó al lado de Kaya abrazándole para infundirle ánimos y hacerle sentir tranquilo a la vez que colocaba a Lavi-chan de forma que su amigo pudiera abrazarlo. De esa manera el pequeño futuro bailarín por fin pudo perderse en los siempre tranquilizadores brazos de Morfeo.

--Fin del Flash-Back--

Se limpió las lágrimas con la punta de la sábana, después se envolvió en ella esperando a que su tormento atravesara a puerta de un momento a otro, cuando eso ocurrió y el cuerpo fuerte de Juka-sama hizo hundirse el colchón, se abrazó a él notando las caricias que poco a poco hicieron disipar el dolor de su corazón, el hombre observó a su hermosísimo amante dormir y limpió con cuidado los restos de lágrimas acariciando el delicado cabello blanco y rubio, al llegar le había molestado no poder ir a visitar a Kaya directamente y realmente le asustaba ligeramente tener que ir a visitar a Atsushi después de la paliza que le había propinado, sin embargo el líder del Círculo simplemente salió de su habitación, le dio la enhorabuena y volvió al lado de Yoshiki que comenzaba a despertar, por lo que por fin había podido ocupar su propia cama junto al joven que amaba.


En una de las habitaciones cercanas el hermoso joven que respondía al sobrenombre de Jasmine sonreía viendo su nueva baraja de cartas que Yuki le había regalado, en ese momento de hacho la estaban estrenando, ambos se habían sentado en la cama de sábanas color violeta con los pijamas puestos, es decir, Yuu portaba una camisola morada larga hasta casi las rodillas con el dibujo de varios pájaros de colores y unas zapatillas sin talón verdes, azules y lilas de felpa mientras que el hombre de cabello rubio vestía unos pantalones azules pavo real de seda algo anchos y una camisa abierta larga hasta debajo de las rodillas también de seda azulada cuyas mangas llegaban hasta casi a punta de los dedos al estilo de las antiguas prendas superiores chinas por lo que se había tenido que remangar para poder sostener las cartas, había llevado un pequeño juego de póker para divertir a su amante, aunque no se había acordado de él hasta que había despertado en medio de la madrugada, al que, como sabía, le encantaban los juegos de ilusionismo e inteligencia por lo que se puso contento y le pidió jugar a pesar de la hora tan tardía en la que se encontraban.


Cuando el más joven mostró sus cartas supo que por tercera vez había perdido, aunque en realidad solo jugaban con fichas, claro, no tenía ni la menor intención de dar dinero a Jasmine a pesar de que este tratara por todos los medios de que lo hiciera usando su astucia para intentar conseguirlo.


Era un chico muy listo que sin embargo nunca había logrado engañar al mafioso y es que a pesar de que sus sentimientos por Yuki eran cada vez más fuertes quería ser libre, libre para poder elegir si le amaba o no, libre para no tener que servir a todos los caprichos del rubio.


-Te he ganado otra vez.-


Yuki sonrió e hizo al joven echarse a su lado para dormir, luego besó su frente cerrando los ojos.
Hizaki miró con hastío y molestia a Kamijo mientras prendía su tercer cigarro de la noche con la ventana abierta y es que el hombre no podía dormir pero tampoco le dejaba descansar a él, siempre había sabido que a su dueño no le gustaba dormir demasiado y que cuando le tomaba apenas dormía a menos que lo hiciera varias veces, sin embargo hoy que le había tomado cuatro veces ni siquiera le había dejado dormir más de un minuto seguido, aburrido se tumbó de nuevo en el lecho y tapó su cabeza con la almohada para evitar los ruidos del mechero y el olor a tabaco que le ponía enfermo pero al cabo de un rato notó el colchón hundirse ante el peso de su propietario que comenzó a acariciar el cuerpo pequeño y pálido aprovechando que tenía las manos levantadas para sujetar la almohada en su lugar, comenzó por los muslos como tantas otras veces y es que adoraba esa parte de cuerpo de su princesa en particular, los separó con cuidado y retiró él mismo el objeto que le impedía ver la cara de su amado Hizaki, después besó sus labios suavemente dejando que fuera el más joven el que hiciera el beso más apasionado, cuando eso sucedió no pudo evitar que en su mente se dibujara una sonrisa de satisfacción ante la pasión que la princesa desprendía cuando le abrazó enterrando las uñas en su espalda y rodeando con las piernas su cintura, era como si deseara dominarle, sin embargo a Kamijo Yuuji no le dominaba nadie, era más bien al contrario de tal forma que sentó a Hizaki en la cama sobre su propio regazo y dilató un poco la entrada con saliva haciendo gritar a su princesa de placer mezclado con dolor, pues a pesar de la intensa actividad que habían tenido antes aun no estaba preparado, pero Kamijo modificó el ángulo de penetración de tal forma que apretó la próstata de su pequeño haciendo que el dolor se disolviera en un mar de placer.


Comenzó el vaivén impulsándose con sus rodillas y aferrándose a los hombros del hombre de cabello castaño y ojos de hielo para no caerse mientras el mafioso le ayudó cuidadosamente a llegar poco a poco al orgasmo acariciando su pene a ritmo de las envestidas hasta que consiguió sentir la cálida semilla de su princesa en la mano, después recostó la delicada figura sobre las sábanas negras y tras dos envestidas más él mismo se dejó caer agotado junto a Hizaki abrazando al joven que por fin pudo descansar aunque ya estaba casi amaneciendo.


Era muy pronto por la mañana puesto que aún no había amanecido por completo y Hide abrió sus hermosos y curiosos ojos castaños, rascó su cabello rosado, y comenzó a estirar el pantalón de Toshi que se negaba a soltar el peluche que estaba abrazando hasta que notó el frío en la piel desnuda del torso cuando el pequeño e inquieto hermano de Yoshiki retiró hacia atrás el edredón naranja chillón, cuando el hombre despertó por fin Hideto comenzó a chillar prácticamente en su oído que tenía hambre y quería desayunar tortitas con sirope de chocolate haciendo reír al hermano pequeño de uno de los hombres más peligrosos del país.


Toshi cogió al pequeño en brazos y lo bajó a la cocina donde comenzó a rebuscar en busca de comida, sin embargo no tenía ni idea de cómo hacer unas simples tortitas o algo que se le pareciera, sin embargo al cabo de un trato dos de los muchachos del servicio privado de su hermano y suyo llegaron al cuarto para prepararles la primera comida del día, Ryoushin y Yui se sorprendieron al ver a Deyama-sama arrodillado con la cabeza metida en el cajón donde estaban los tarros del arroz, las lentejas, las judías, los garbanzos y las alubias revolviéndolo todo ante la mirada triste y hambrienta del más pequeño de los niños del local, entonces el rubio se acercó a Deyama-sama y le preguntó que qué buscaba indicándole que se ocuparían ellos de preparar las tortitas, después ambos se quitaron las chaquetas y ataron dos delantales, uno blanco y otro verde a su cintura, y comenzaron a preparar los desayunos de los miembros del Círculo, tostadas con mermelada, café solo y chocolate para Sakurai-sama y Yoshiki-kun, tortitas con sirope de chocolate y nata, café solo y chocolate para Deyama-sama y Hideto-kun, frutas rojas y cereales con yogur natural para Kaya-chan y para Juka-sama chocolate amargo templado y galletas integrales, Hizaki-hime era un poco más exigente y solo tomaba yogur desnatado sin trozos con sabor tropical para el desayuno mientras que Kamijo-sama bebía únicamente café solo muy caliente, Asagi-sama desayunaba lo mismo que su pequeño amante adolescente, es decir, un cuenco de sopa miso y un bol de arroz blanco con judías de soja, el desayuno tradicional japonés y finalmente, como ese día no estaban ni Gackt-sama ni Mana-chan prepararon directamente la comida de Yuki-sama y Jasmine-kun que consistía en cereales con fruta y leche para el joven y café irlandés para el mayor, finalmente todos tomaban zumos de frutas.


Ambos jóvenes que no abandonaban la casa a menos que fuera estrictamente necesario se habían criado juntos realizando ese tipo de tareas domésticas y de vigilancia para Sakurai-sama por lo que hacía mucho que se habían acostumbrado a realizar el desayuno para los amantes del Círculo cuando sus amos estaban presentes, y ese día no era diferente a los otros salvo por el hecho de que en la reunión de la mañana en la que se discutiría las acciones a realizar para evitar que se repitiera un incidente como el ocurrido con Klaha y un miembro no estaba presente.

Teru despertó al sentir a su acompañante abandonar el agradable futon haciéndole pasar algo de frío, al cabo de un rato, cuando Asagi-sama estuvo ya vestido con un elegante kimono rojo entró en la habitación uno de los chicos del servicio con una mesa camarera que tenía en sus dos bandejas los desayunos de sus compañeros y los suyos, que casi de inmediato fueron depositados en una de las mesitas cama de pequeñas patas que las dejaban a la altura del futon tras el que estaban situadas, el chico rubio ignoró la desnudez del amante de Asagi-sama y se concentró en acomodar los platos de forma adecuada, después hizo una reverencia al hombre de larga cabellera lisa negra y brillantes ojos carmesí y abandonó la habitación con la mesita camarera puesto que aun tenía que terminar d entregar el desayuno de Juka-sama y Kaya-chan. El pequeño Teru alcanzó su parte de la comida desde la cama y se puso a devorarla con ansia, estaba absolutamente hambriento. Yoshiki abrió sus ojos castaños al comenzar a oler el delicioso aroma que la bandeja del desayuno recién hecho desprendía, se incorporó notando una pequeña molestia en su ano y se sonrojó sobándose la cabeza que le dolía ligeramente y es que antes de la noche anterior jamás había bebido ni una mísera gota de alcohol, al menos no de semejante graduación.


Atsushi que parecía de muy buen humor le tendió una tostada y el vaso de zumo que ese día era de piña, él lo bebió y sonrió al mafioso que le acarició suavemente, luego mordió el crujiente trozo de pan recubierto de deliciosa mermelada de frambuesa y apenas le dio tiempo al hombre de melena de azabache a darse cuenta de que el chico le había robado una de las tostadas aprovechando lo distraído que se encontraba y se la había comido también, Yoshiki apenas se había fijado en la cantidad de alimento y hambriento como estaba tomó uno de los panes de su dueño, se dio cuenta, claro, pero fue demasiado tarde y miró asustado al moreno que solo acarició uno de sus largos mechones rizados rubios con delicadeza y le ofreció, para su sorpresa, la última tostada que él aceptó alegre, después le ordenó levantarse y vestirse, buscaría a Kaya y a Hizaki y los tres realizarían tareas de limpieza en la zona de la casa que les correspondía.


Cuando Kalm despertó descubrió que lo que había ocurrido la noche anterior no había sido un sueño pues a su lado descansaba el fuerte y blanco cuerpo de Hora-sama que comenzó a abrir sus hermosos ojos negros que parecían verlo todo, acarició su espalda con una mano mientras con la otra se incorporaba, después lo tumbó de espaldas y abrió sus piernas besando su cuello desenfrenadamente, el hombre de cabello azabache no tuvo que esperar mucho antes de que el prostituto comenzara a acariciar su miembro hasta dejarlo erecto, después gimió y rodeó su cintura con los muslos y él mismo hizo que la punta del pene de su nuevo amante le separara las nalgas un poco más justo antes de que el hombre envistiera profundamente en su interior rozando su próstata una y otra vez hasta que llenó su interior con su semen, luego se tumbó a recuperar la respiración y limpió el semen del chico que llenaba su vientre, finalmente le besó en los labios y se marchó tras vestirse dejando al chico agotado y satisfecho porque por fin había conseguido encontrar un cliente que pudiera evitar su muerte.


Hero despertó despatarrado sobre el cuerpo desnudo de Denu que cuando consiguió librarse del cuerpo del pequeño se vistió y dejó al muchacho coreano aun dormido, cuando Jaejoon despertó encontrándose solo y las lágrimas regresaron a sus ojos cuando de nuevo el sentimiento de suciedad que le hizo volver a llorar encogido en la cama como un bebe, cuando las lágrimas se le terminaron bajó a la ducha común de los otros chicos donde encontró a los ocupantes de su habitación, el pequeño Yoo Chun no paraba de llorar mientras la sangre mezclada con el agua helada fluía hasta el desagüe de la deprimente ducha de azulejos blancos, se acercó a él y le abrazó con cuidado tratando de consolarlo, pensando en lo irónico que era que tratara de calmar a alguien cuando uno mismo no puede dejar de sentirse como una mierda, se presentaba un día prometedor ante todos los muchachos de la casa, con posibilidad de desgracias casi continuas y deseos de muerte inmediatas.


Yoshiki miró el trapo y la fregona como si de extraterrestres se trataran después observó la cómica imagen que tanto Kaya como Hizaki presentaban con sus dos pañuelos coloridos, uno de motas y otro de rayas, atados a la cabeza como si de piratas se trataran mientras empuñaban dos plumeros, uno rosado y otro verde oscuro, pasando sus emplumadas superficies por sobre las maderas que componían las columnas del dosel de su cama, habían descolgado las cortinas que ahora esperaban echas un rebujo en la puerta a que los muchachos del servicio llegaran para llevarlas a la tintorería, al cabo de un rato, mientras el rubio aún esperaba con una cara de asombro mirando los objetos que sujetaba extrañado, Hizaki-hime se giró graciosamente hacia él y le sonrió antes de hablar.


-Bueno, Yoshi-chan, no te quedes ahí, tienes que fregar el cuarto.-

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