martes, 6 de julio de 2010

¡¡Piratas!! VI




Reencuentros y confesiones

Cuando abrió sus bellos ojos negros se encontró con los azules de Teru que le miraban abiertos como los de una lechuza, trató de apartarse pero los fuertes brazos del hombre lo mantuvieron en su sitio a pesar de que trató de librarse de ellos sin éxito, sin embargo una suave caricia en su cara le hizo desistir y volver a apoyar su cara en el cálido pecho dejando que le acariciara el cabello. Al cabo de un rato la luz comenzó a entrar y entonces reparó en el bello ventanal de la pared que había estado cubierto por unas largas cortinas de terciopelo verde azulado, fue entonces cuando el hombre de cabello bicolor se levantó del lecho instándole a hacer lo mismo y le indicó que se introdujera con él en la tina y se lavara, lo hizo lo más rápido que pudo aunque no lo fue tanto como Teru que salió del agua y se dirigió a un pequeño cajonero tan verde como el resto de la decoración sacando de él un conjunto de ropa interior rojo y negro, concretamente tenía el color oscuro en la zona de las varillas del corsé y las tiras de la ajustada camisita, así como en los rebordes del pantaloncillo y en las ligas, se lo entregó y luego desprendió el vestido rojo de su percha y se lo dio también.
-Póntelos, te verás absolutamente arrebatador, si es que es posible que lo seas más. Por cierto, la camisita va debajo del corsé.-
La princesa se puso colorada al ver la mirada inquisidora de Teru.

-Vuélvete, ¿quieres? -
-No, no quiero, no voy a ver nada que no haya visto antes. -
-Éramos unos niños. –
-Por Dios Hizaki, no creo que haya nada de más o de menos en tu cuerpo. –
Bajó la cabeza avergonzado y notando como se sonrojaba aún más haciéndole ver a ojos del capitán más adorable si cabe, se soltó los botones de la bata que vestía desde que había salido de la tina y la dejó deslizarse por su piel hasta que tocó el suelo, luego agarró los pantaloncillos y se los puso rápidamente, la siguiente prenda fue la camisetina y las medias que ajustó con las ligas negras, luego trató de atarse el corsé pero fue incapaz por lo que estuvo obligado a pedirle ayuda a un encantado Teru que aprovechó para rozar con sus manos la sedosa piel por encima de la simple prenda de encaje, luego introdujo los cordones en sus ojales y tiró hasta que estuvo perfectamente envuelto en torno al esbelto pecho de su princesa. Agarró el vestido y se lo tendió para que se lo pusiera analizando todos y cada uno de los detalles en los movimientos del rubio. Hizaki no pudo negar que el vestido era realmente sublime, completamente rojo estaba bordado con figuras de rosas a lo largo del cuerpo, la falda en cambio comenzaba igual, pero en el bajo tenía bordado en negro un rosal con espinas, la capa de debajo era de encaje carmesí y tul granate semitransparente, mientras que las mangas muy ajustadas hasta por debajo del codo donde unas cintas negras las mantenía en su sitio dejando que las tres capas de encaje se abrieran dejando ver sus antebrazos y sus manos cubiertas de guantes delicados y semitransparentes. Teru le hizo sentar en una silla frente al tocador y cepilló sus largos rizos hasta dejarlos brillantes y hermosos, los recogió en un delicado moño dejando a la vista la nuca sobre la que ató una gargantilla negra con una lágrima del mismo color. Luego tendió su mano caballerosamente al joven doncel invitándole a que saliera con él del camarote, una vez fuera le instó a subiera al puente de mando y que se situara a su lado, rodeó la estrecha cintura y le hizo apoyar la cabeza en su hombro como si ya fueran pareja para sorpresa del segundo de abordo que con sus pupilas plateadas analizaba la interacción del capitán y su amado, y que conociendo la terquedad de ambos había esperado un numero de princesa ultrajada por parte del rubio, y una reacción de pretendiente despechado por parte de Teru, sin embargo Hizaki-hime había obedecido sumisamente y el de cabellos bicolor todo feliz le había tratado con un cariño y una dulzura impropias de él.
Aunque la paz no podía durar mucho y en un determinado momento la princesa trató de saltar por la borda para escapar, por eso entendió Juka el porqué de su obediencia anterior, y enfurecido Teru lo encerró en el camarote. Hizaki había ideado un plan de huida cuanto menos suicida, pero no se le ocurría nada mejor y sabía que tarde o temprano pasaría un barco que le recogería, una vez allí solo debía rezar para que no fuera militar ni francés y fingir ser una damisela en apuros, así que lo llevó a cabo y se lanzó hacia la barandilla para saltar aunque fue rápidamente detenido por su pretendiente que enfadado a más no poder, lo tomó por la cintura levantándolo del suelo y bajó cargándolo hasta el camarote donde se aseguró de atar su tobillo derecho a las columnas del dosel con un nudo realizado a la perfección ignorando los gritos furiosos y luego le encerró bajo llave y se marchó.
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Jasmine acarició el cabello azabache de Yuki observando su cara pacífica mientras dormía, sin embargo lo que el hermoso doncel no sabía era que el contramaestre solo fingía dormir contento ante las atenciones que recibía por parte del ser más amaba en el mundo, aunque en un determinado momento no pudo aguantar seguir esperando y abrió los ojos asustando al joven que se apartó, o trató de hacerlo siendo detenido por el hombre que lo pegó a su cuerpo y acarició el pelo con cuidado.
-Tranquilo, soy yo, no te voy a hacer daño.-
-No, no es eso, es…bueno, me asustaste.-
El de cabellos negros sonrió y continuó acariciándole, subiendo y bajando por aquella delicada y curvada espalda mientras notaba los escalofríos que sus dedos provocaban.
-Te amo.-
El fuerte cuerpo cayó inerte sobre a cama para desesperación del doncel que comenzó a emitir desgarradores gritos pidiendo ayuda, en apenas unos momentos gran parte de la tripulación entró bruscamente en el camarote del contramaestre encontrando al hermoso hermano del capitán llorando mientras abrazaba el cuerpo de su amado y trataba de reanimarlo susurrándole palabras de cariño y amor en el oído y luego, cuando lo levantaron para llevarlo donde Ryoushin que seguía actuando de médico Jasmine los siguió sin siquiera vestirse aún sosteniendo la mano de Yuki.

Kaya se había levantado pronto tras una horrible noche de insomnio, a ratos tenía calor y en otros momentos tenía frío, además de que su cuerpo se había puesto en su contra porque se negaba a encontrar una postura adecuada en el lecho, y para acabar de estropearlo todo cuando por fin consiguió dormirse Kamijo se levantó despertándolo. Se movió como un zombi por el camarote del capitán hasta que oyó un terrible grito en el que pudo reconocer la voz de Jasmine y salió corriendo a medio vestir hasta llegar al camarote del contramaestre, pero antes de que pudiera alcanzarlo notó un fuerte mareo y cuando su cabeza tocó el suelo ya había perdido el sentido. Pasó una terrible hora de angustia para el capitán hasta que su amante comenzó a abrir sus bellos ojos azules y se pudo acercar a él para ver su estado.
-¿Q…qué ha ocurrido?-
-Te has desmayado, ¿qué tal te encuentras? ¿No notas ningún dolor extraño?-
-N…no.-
Estaba muy preocupado, no era normal que un joven sano y activo como Kaya perdiera el conocimiento de pronto y sin explicación. Abrazó el frágil cuerpo acunándolo contra su pecho, no quería perderle, no ahora que por fin había encontrado a la persona idónea para compartir su vida que además le correspondía, justo en el momento en que aquellos pensamientos estaban atravesando su mente comenzó a sentir la mano del muchacho colarse por debajo del cuello de su camisa mientras el cálido cuerpo comenzaba a pegarse más y más a él haciendo que su pene comenzara a endurecerse, tomó al chico de la cintura y lo sentó sobre su miembro que comenzaba a estar preso dentro del pantalón, aunque no por mucho tiempo ya que el joven deslizó su otra mano hasta abrirle la prenda y gimió al notar el húmedo miembro contra su trasero, se frotó gimiendo y provocando una respuesta más que positiva por parte de Kamijo que retiró la ropa por completo dejándoles a los dos desnudos y casi de inmediato notó las delicadas manos del noble recorrer su erección con una cierta inexperiencia que solo conseguía hacer todo más excitante, comenzó a lamer el delicado cuello tratando de aguantar sus propios gemidos sin éxito.

Mana dejaba que el viento meciera sus largos cabellos de azabache mientras a su lado un Közi con cara de sueño trataba de contener sus bostezos e impedir que los párpados se le cerraran, y no era para menos, puesto que Klaha le había esclavizado sexualmente toda a noche sin dejarle dormir más de dos horas seguidas, finalmente el pelirrojo de cabellos rizados se dejó caer al suelo sin fuerzas sentándose en una postura sumamente incómoda, hecho que no le preocupaba en lo absoluto pues en aquel momento solo un pensamiento cruzaba su mente y era dormir, Mana observó con un gesto de desagrado brillando en sus ojos negros la acción de su segundo de abordo aunque lo cierto es que tras conocer como había sido su noche de sus propios labios no podía culparle, estaba seguro de que su ociosidad era la causa de su mal humor, y es que a pesar de que Gackt y él habían dormido juntos, y no solo dormido, el de cabello castaño se había negado a devolverle el control de su bello junco o incluso el derecho de hacer algo, ni siquiera había liberado a su tripulación y él mismo solo podía moverse por la cubierta, ni por supuesto subir al puente de mando sin su compañía. Suspiró cansado y aburrido colocándose una mano en el mentón mientras observaba con gesto ausente el horizonte, al cabo de una rato notó una suave presión que le hizo volverse entre sorprendido y asustado, pero cuando lo hizo solo vio al joven que se había llevado a Közi la noche anterior, un chico que según tenía entendido respondía al nombre de Klaha.
-Mana-san, quería decirle que le admiro mucho, y que cuidaré su barco como si de un tesoro se tratase.-
Tuvo la intención de decirle que en realidad si que era un tesoro pero no se atrevió a hablarle mal, pues aunque fuera un crío seguía siendo un Sakurai, así que asintió y le dio un suave apretón de manos dejando al hermano de su amante realmente contento. Se volvió a girar sumiéndose de nuevo en aquel desesperante sopor hasta que vio lo que parecían unas velas de color negro que llamaron su atención, eran cuadradas al estilo del sampán, sin embargo lo que más le sorprendió fue ver que por detrás lo que logró identificar las velas de una corbeta que como puedo comprobar cuando estuvo más cerca era, no entendía lo que estaba ocurriendo, pero de pronto en cubierta se armó un gran revuelo y el barco dejó de avanzar mientras los marineros abandonaba sus puestos y se agolpaban en la baranda de estribor saludando a los de uno los barcos contrarios que hacían lo mismo, concretamente los de la fragata que estaba siendo remolcada. En un determinado momento trató de asomarse él mismo sin ser capaz de ver nada debido a la gran aglomeración de cuerpos, sin embargo al cabo de un rato notó como alguien tiraba de él haciendo que se diera la vuelta, era Gackt que le hizo subir las escaleras del puente de mando y colocarse a su lado junto con Klaha, desde aquella privilegiada posición pudo reconocer las insignias de los dos clanes de piratas más importantes de toda Asia, los Sakurai y los Hayashi.
Yoshiki se irguió en toda su altura poniendo una mano sobre su abultado vientre embarazado mientras su esposo guiaba personalmente el navío, conforme este se fue acercando a barco de su hijo pudo ver una figura bellísima a su lado, tocó el hombro de su marido y lo señaló.
-¿Te has fijado en la persona que está junto a Gackuchin? No es Klaha-chan.-
Atsushi miró primero al bello rubio embarazado y después a su hijo mayor en la cubierta de enfrente, pero no pudo reconocer al joven que le acompañaba, aunque si que pudo identificar el junco fondeado detrás del Metamorphoze.
-Yoshi, es el Dix Inferno.-
-No, no puede ser, ese barco…dicen que lo capitanea el mismo diablo, nunca deja prisioneros, ¿Estás seguro?-
-Completamente, hace dos años ataqué un puerto en busca de provisiones sin saber que era suyo, en el contraataque mis marineros ni siquiera fueron capaces de ver quien les atacaba, teníamos viento de proa y no podíamos avanzar ni retroceder, usó un señuelo para ver nuestra posición pues habíamos apagado las linternas y después dejó mi navío varado durante días viendo como nos pudríamos, hasta que se hartó y nos acogió en el puerto, no tengo ni idea de por qué lo hizo, de hecho creo que fuimos los únicos que sobrevivimos a un encuentro con él.-
Miró sorprendido a su esposo, nunca le había contado eso, aunque conocía de sobra el orgullo de su moreno por lo que no añadió nada, era lógico que se sintiera humillado después de haber sido vencido por un capitán que se había hecho famoso tres años antes. Cuando tendieron las pasarelas Atsushi agarró la mano de Yoshiki gentilmente ayudándole a pasar, al llegar el rubio abrazó a sus dos hijos y luego examinó atentamente al joven de mirada y cabello oscuro que se situaba detrás de Gackt, llevaba un vestido azul largo hasta por debajo de las rodillas y unas zapatillas de tela del mismo color un poco más oscuro, sus cabellos largos y tan negros como los de Atsushi caían en cascada sobre su espalda hasta a cadera donde un cinturón ancho y banco ceñía la prenda marcando perfectamente su cintura estrecha que revelaba su sexo, tenía los labios ligeramente rosados y sus enormes ojos de obsidiana se rodeaban de una nube de pestañas azabache sobre las que había una delicada capa de maquillaje azul pálido en el párpado móvil haciendo que tanto su palidez como la belleza de las pupilas resaltaran sin llegar a parecer recargadas. Entonces el pirata rubio, capitán del Kurenai se fijó en las tímidas miradas que el moreno echaba a su hijo y las que este le devolvía y la luz se hizo en su mente, su pequeño Gackuchin tenía pareja. Se acercó para ver lo que tenía de especial aquel muchacho como para haber conquistado el corazón de su hijito, tomó las delicadas y suaves manos pálidas aunque lo que no esperaba era que el chico le abrazara susurrando que lo admiraba, no pudo menos que sorprenderse gratamente pero no fue capaz de deshacer el abrazo había algo en aquel joven que le había llamado la atención de una forma muy especial, acarició el cabello y levantó su cara para mirarle a los ojos sorprendiéndose de verlos empañados, y es que Mana acababa de recordar épocas de su vida demasiado dolorosas.
Gackt se acercó e hizo las presentaciones mientras a varios días de distancia Hizaki comenzaba a despertar asustado por el repentino ruido de la puerta al abrirse.
-¡¡En que diablos pensabas!! ¿Eh? ¡Me has dejado en evidencia delante de toda la tripulación!-
Teru estaba tan furioso que se acercó a él y comenzó a arrancarle el vestido sin ningún cuidado, iba a entrar en razón por las buenas o por las malas, se dijo a sí mismo. Al rubio apenas le dio tiempo a replicar antes de que se la abalanzara soltando el vestido rápidamente, luego prosiguió arrancando el corsé y las medias, mientras el doncel trataba inútilmente de detenerle, finalmente quedó inmovilizado bajo el fuerte cuerpo de Teru solo con el pantaloncillo, al menos hasta que fue obligado a arrodillarse en el lecho y notó la mano del capitán usurpador deslizar la prenda exponiéndolo por completo. Se quedó extasiado contemplando la perfección de las intimidades de Hizaki, no podía comprender como existía un ser tan sumamente perfecto que parecía un insulto a la belleza divina, con cuidado acarició las nalgas respingonas y suaves notando de pronto unos suaves espasmos en el dulce cuerpo a su disposición, y entonces Hizaki pronunció unas palabras que le helaron la sangre en las venas.
-¿Tú también quieres abusar de mí?-
Entonces el chico movió su mano hasta llegar a la entrada del doncel separando sus nalgas con dos dedos para ver si había desgarros pero suspiró tranquilo al no verlos y comenzó a introducir un dedo poco a poco haciendo lloriquear a Hizaki que cuando lo tuvo dentro del todo trató inútilmente de liberarse otra vez.
-Por suerte nadie te ha violado.-
-¿Qué bien no? Vas a ser el primero.-
El tono de amargura del bello rubio casi fue palpable e hizo que Teru lo recostara con cuidado secando su llanto y obligándole a abrir las piernas, se introdujo entre ellas y las acarició con cuidado mientras besaba el delicado cuello a su alcance, notando las uñas de Hizaki clavándose en sus hombros en una férrea presa que sin embargo no lograba alejar al de cabellos bicolor de su cuerpo tal y como la princesa deseaba.
-No voy a hacerte daño, princesa, te amo demasiado.-
-¡¿Me amas?! ¡¿Y eso se te ocurrió antes o después de robar mi barco?! ¡¿Antes o después de que ni padre muriera creyendo que era un inútil?! No hables de amor cuando no sabes lo que es. Si me quieres joder hazlo, pero es lo único que vas a obtener de mí, Teru.-
Nuevas lágrimas, esta vez de rabia brotaron de las pupilas relampagueantes negras, pero fueron las palabras las que llegaron a herir el corazón del hombre que no obstante no se amilanó, si sabía lo que era el amor, llevaba años experimentando el sufrimiento que provocaba.
-Eres tú quien no sabe qué es el amor, Hizaki, tu padre murió sabiendo la verdad, que a pesar de tu destreza eras demasiado mimado y caprichoso como para hacer algo, y respecto al Princesse, como puedes ver está en buenas manos. Aunque te voy a confesar una cosa, me gustaste la primera vez que te vi, a pesar de que me pareciste una niña pedante, pero era imposible no mirarte con aquel vestido rosa y tu cabello recogido en un moño que brillaba bajo la luz de aquel asqueroso puerto, fue la primera vez que miré al sol a los ojos y me gustó…-
Hizaki trató de hablar sabiendo que si no lo hacía pronto su mal humor se disiparía, pero un dedo colocado sobre sus labios se lo impidió.
-…por eso me lancé contra aquel guardia repugnante, pensé que si llamaba tu atención, que si te parecía valiente podrías comprarme, pero ni siquiera me miraste, después cuando tu padre nos compró eras el único que no quería jugar conmigo, hacías caso a Hora-chan pero a mí no, hice todas aquellas estupideces solo para que supieras que existía. Al final decidí que si me odiabas sería feliz porque al menos sabrías que estaba ahí.-
Teru había enterrado su cabeza en el pecho pálido de Hizaki tratando de ocultar sus lágrimas, no quería que le viera como el niño asustado que una vez había sido, sin embargo notó que la fina mano del rubio le levantaba la cara y cerró los ojos demasiado avergonzado como para mirar las pupilas negras, le había abierto su alma y estaba seguro de que ni siquiera le importaba.
-No te odio Teru, nunca lo he hecho, si no me acercaba a ti es porque me ponías nervioso y sentía cosas que no podía explicar, y aún no comprendo pero yo…a pesar de todo yo…te…te quiero.-
Antes de que el de cabellos bicolor fuera capaz de procesar lo que acababa de oír notó los labios de su princesa sobre los suyos y sonriendo movió al chico hasta que lo tuvo sentado sobre su regazo y profundizó el beso acariciando la espalda y notando con gusto como su camisa era levantada, rompió el beso solo para dejar que la prenda fuera retirada por completo y volvió a besar los dulces labios de aquel arrogante muchacho al que amaba más que a su propia vida, sin embargo a Hizaki le comenzó a entrar miedo, no sabía si era lo correcto dejar que lo tomara.
-Te…Teru, para por favor, no…no sé si estoy listo.-
Contuvo sus ansias y se limitó a seguir besando la delicada piel, se había prometido a sí mismo que lo haría bien, y eso pensaba hacer.
-Lo haremos cuando tú quieras, te lo dije cuando te traje princesa, esta vez soy yo el príncipe, y un príncipe siempre es caballeroso.-
El rubio se abstuvo de comentar que él no lo era mucho mientras era recostado contra el fuerte pecho de su amado cerrando los ojos, era tan agradable dormirse así, sintiéndose amado y protegido que no pudo evitar que un suspiro de felicidad escapara de sus labios.
-Aunque no creas que te he perdonado por lo del barco, te lo tendrás que ganar.-
-Nunca he esperado lo contrario, Hiza-chan.-
Sonrió dejando que su cabeza reposara por fin sobre la almohada y cerrando los ojos de cobalto a la vez que cubría sus cuerpos con una sábana de seda cuidadosamente, su bello rubio ya se había dormido.

Agotado Kamijo acariciaba en un gesto casi perezoso la espalda aún sudorosa de Kaya que trataba de tranquilizar su respiración sin demasiado éxito, las sábanas se enredaban entre sus piernas blancas tapando justo hasta su cadera, lo cierto era que tras hacer el amor cuatro veces seguidas era bastante lógico su cansancio, aunque también era normal pues los días de celo estaban comenzando y Kaya sentía un fuerte ardor en el vientre que aumentaba su apetito sexual, pero que también le hacía desear dormir más de lo normal, pero lo que ocurrió no fue precisamente normal, ya que al tratar de levantarse para acomodar su cuerpo en el lecho notó como su vista comenzaba a nublarse y caía sin fuerzas sobre el fuerte pecho de Kamijo que lo sostuvo sorprendido, era la segunda vez que ocurría en un mismo día y eso era absolutamente preocupante, estuvo a punto de ir a buscar a Ryoushin para que le volviera a repetir el diagnóstico anterior antes de darle una paliza cuando los bellos orbes azules se abrieron con gesto cansado, o más bien agotado y comenzó a respirar con dificultad sonrojándose y tratando de nuevo de levantarse, le miró preocupado sin saber qué hacer hasta que le oyó susurrar por agua, se levantó corriendo y alcanzó una copa llenándola con el fresco y transparente líquido, luego se la acercó a los labios haciéndole beber a pequeños sorbos hasta que logró calmarlo. Lo recostó con cuidado tratando de hacer que se relajara pero lo cierto era que el chico sentía algo muy extraño en su interior, algo que le hacía estar nervioso y asustado sin dejar de temblar mientras por su mente no dejaban de pasar ideas a cada cual más absurda sobre si era una enfermedad o algo parecido, temía estar muriéndose porque no quería dejar solo a Kamijo, no ahora que había encontrado a un hombre tan especial como él, ahora que su vida tenia sentido.
-Tengo miedo, Kamijo-san.-
-Shhh, pequeño, no creo que sea nada, solo un golpe de calor, no estás acostumbrado a hacer esa clase de cosas tantas veces es normal que te canses, trata de dormir, ya verás que cuando despiertes estarás mejor.-
Trató de infundirle unos ánimos y una confianza que él mismo no era capaz de sentir. Cuando observó que ya se había dormido lo arropó con cuidado y salió en busca de aquel estúpido intento de enfermero que se había atrevido a decir que todo estaba bien, sin embargo cuando llegó a las bodegas donde había instalado su improvisaba consulta encontró a su hermano con una sábana violeta enrollada en el cuerpo como único atuendo observando como Ryoushin apretaba fuertemente la herida de Yuki que se hallaba tendido sobre una mesa sangrando a borbotones, mientras Jasmine apretaba fuertemente las manos tratando de contener sus sollozos. Sintió una terrible desazón por dentro al ver a su hermano en ese estado y se acercó tomándolo por los hombros, acercándolo a su cuerpo para tratar de reconfortarlo.
-Ha sido mi culpa Kami-chan, si no hubiéramos dormido juntos no se le habrían salido los puntos y no estaría sangrando, yo…yo…lo amo…y…y mira lo que he hecho.-
-Shhhh, no sigas Jas-chan, no has tenido la culpa de nada, Yuki es un hombre fuerte saldrá de esta, y no querría que te martirizaras.-
-¿Y tú por qué estas aquí?-
-Es por Kaya, se desmayó por segunda vez en el día, y no creo que vuelva a ser un simple desvanecimiento a causa del calor.-
Examinó la cara mientras se secaba las lágrimas y justo en ese instante, a la vez que observaba el gesto incrédulo de su hermano mayor una idea pasó por su mente.
-¿Kaya y tú habéis tenido relaciones?-
Miró a Jasmine sorprendido por el mal aspecto que presentaba, su usualmente divertido hermano que tendía a dar envidia con su aspecto siempre bello y sonriente, había sido sustituido por un joven demacrado con los ojos hinchados y rojizos de tanto llorar, con un gesto de temor y un brillo de tristeza en los ojos, que aún parecían más grandes, que rompía el corazón.
-Pues sí, contando hoy seis veces.-
-Vaya.-
Desvió la mirada, no lo consideraba un tema apropiado de conversación, no era elegante.
-¿Has…has pensado en tener hijos?-
No sabía qué tenía que ver aquella pregunta con el tema que estaban tratando pero aún así contestó.
-Pues, si, por supuesto.-
Jasmine sonrió, aunque su sonrisa no subió hasta sus pupilas tristes.
-¿Has pensado en cuales son los síntomas de un embarazo?-
Kamijo le miró con a boca abierta y sonrió como un idiota, luego, en un gesto muy poco elegante y por tanto muy poco propio de él, salió corriendo del lugar y subió corriendo hasta su camarote, donde Kaya aún dormía, una vez allí destapó con cuidado el frágil y delicado cuerpo, y acarició el cálido vientre apoyando su cabeza sobre él. Decir que lo quería era quedarse corto, incluso decir que lo amaba era una blasfemia, porque hacía mucho más que eso, ni siquiera podía imaginarle un sentido a su vida sin aquel muchacho de cabellos dorados, bellos ojos azules y amplia sonrisa de amabilidad.

Mana observó con aprensión la cara seria de Sakurai Atsushi que sin embargo se acercó a él y lo envolvió entre sus brazos suavemente y susurró a su oído que a pesar de todo era la pareja que su hijo había elegido y que realmente consideraba que podía llegar a ser un gran compañero, entonces, justo antes de separarse le dijo en un tono más bajo que el anterior que no tuviera miedo al amor. El moreno sabía lo que era y conocía el tipo de persona que era Mana, siempre había considerado que Gackt había sacado las cualidades de Yoshiki, y no le molestaba, pero de algún modo también había esperado que sus hijos se parecieran más a él, aunque viendo al joven doncel capitán de hielo le parecía que era una justicia poética que justamente aquel muchacho fuera el futuro padre gestante de sus nietos. Gackt respiró tranquilo cuando vio como sus padres aceptaban a Mana sin decir nada, aunque tenía curiosidad por saber lo que su padre había susurrado al oído de su amante, sin embargo estaba tan emocionado ante la perspectiva de tener un nuevo hermano que pronto se le olvidó deshaciéndose en atenciones hacia su madre como estaba, al igual que Klaha mientras los otros dos morenos trataban de apartarse, uno porque su reputación le impedía ser cariñoso en público y otro porque se sentía fuera de lugar, nunca había tenido una familia con la que compartir momentos como aquel, no tenía ni idea de que hacer, pero mientras entraban en el comedor notó como el de cabellos castaños que había conquistado su corazón pasaba un brazo rodeando su cintura con cuidado.
-No te preocupes Mana-chan, todo va a estar bien.-
El capitán cedió la presidencia a sus progenitores, él ocupó el lugar a la derecha de Atsushi y a su propia derecha al joven capitán del Dix Inferno, por otro lado su hermano escogió le asiento junto a su madre, cuando todos estuvieron acomodados entraron varios marineros que sirvieron una rica cena típicamente asiática de la que se habían apropiado en puerto y que consistía en arroz con especias y frutos secos de la India, carne de cerdo con bambú cortado en salsa de China y yakitori con salsa teriyaki de Japón, lo cierto era que a pesar de la sencillez de la cena Mana se sintió contento y era una sensación extraña en él, pero muy agradable, en ese momento entendió lo que significaba formar parte de algo, aunque por supuesto no sonrió ni habló para demostrar su alegría puesto que el hecho de que se encontrara bien en ese instante no le hacía confiar completamente en Gackt, con el tiempo había aprendido a desconfiar de la gente en general y de los hombres en particular, aunque los ojos almendrados del hombre tenían un brillo que lograba confundir su percepción. Cuando terminaron de ingerir los alimentos tanto Atsushi como Yoshiki se retiraron al navío del primero, el Heaven’s Heroine, mientras que Klaha se llevó a Közi con él al Dix Inferno pues sus días de necesidad no habían pasado por completo, hay que decir también que se abstuvo de informar a sus progenitores de su perdida de virginidad ya que apreciaba demasiado las partes pudendas del pirata pelirrojo. Gackt tomó al bellísimo y siempre mudo doncel guiándolo de nuevo hasta su camarote, una vez allí le besó con suavidad, pues pese a que también atravesaba el celo como su hermano, el miedo que había pasado durante años hacía que fuera menos potente, pero eso no evitó que poco a poco se abandonara entre los brazos tan fuertes y morenos como el resto del cuerpo de su capitán Sakurai. En el barco fondeado a su lado el esposo del capitán se dejaba querer por su diligente moreno que le masajeaba la espalda suavemente y es que el embarazo hacía que su columna se resintiera.
-¿Crees que ese joven, Mana, es bueno para Gackuchin?-
-Nuestro hijo ya no es un bebé Yoshi, de todas formas creo que Mana necesita a nuestro hijo más de lo que cree, es un chico que ha sufrido mucho solo hay que mirarle a los ojos para verlo, y tal vez esta sea la oportunidad que tiene para dejar de sufrir y aprender a ser feliz, creo que Gackt lo ama de verdad, siempre supe que en eso sería como yo.-
-¿Qué se aprovecharía de un doncel indefenso?-
Esbozó una sonrisa ante al mirada juguetona del hermoso rubio, retiró el cabello largo y ondulado para ver a la perfección la totalidad de aquella hermosa cara que se disponía a besar suavemente. Recostó el cuerpo sobre los cojines para que estuviera más cómodo mientras retiraba la ancha chilaba negra y rosa que lo envolvía ya que debido a su abultado vientre no podía vestir otro tipo de prendas, cuando consiguió deslizar por completo la ropa examinó detenidamente el perfecto cuerpo del gestante, pues su embarazo solo le hacía verse más radiante si cabe, no había nadie más hermoso que Yoshiki para Atsushi.
-Sé que no te lo suelo decir muy a menudo mi hermoso Yoshi-chan, pero te amo, más de lo que mi estúpido ego está dispuesto a admitir.-
Escuchó encantado la fresca risa del rubio de larguísimos cabellos dorados que casi de inmediato contestó.
-Lo sé, cariño, siempre miro tus ojos, no me hace falta escucharlo porque lo leo en tus pupilas. Y como supongo que sabrás, mi apuesto capitán, yo también te amo.-
Se besaron de nuevo con la misma pasión que mostraban desde hacía casi dieciocho años, y es que a pesar de todas sus discusiones y disputas los sentimientos que guardaban el uno para el otro no habían cambiado, y ambos estaban seguros de que no cambiarían.

Se despertó al sentir el frío en su pecho y brazos y descubrió que la cabeza de Kamijo apoyada en su vientre, la única zona de su cuerpo que estaba caliente. Acarició la cabeza de rizos castaños, tan claros que parecían rubios a la luz de las velas prendidas, miró por la ventana observando el mar de la noche fundirse con el frío cielo oscuro de la madrugada, al cabo de un rato acarició de nuevo los mechones despertando a durmiente que le miró sonriendo y le dio un beso que le dejó sin respiración, entonces lo abrazó con delicadeza entregándole todos sus sentimientos en aquel simple contacto.
-Te quiero mi pequeño, y respecto a los desmayos no es necesario que te preocupes, Ryoushin dice que suele ser normal en la adaptación en la vida abordo, y aunque tu lo has pasado más tarde no es grave.-
El doncel asintió feliz al saber que no era grave sin saber que Kamijo había omitido las sospechas de su hermano, y es que hasta no estar seguro prefería no especular, no quería ni desilusionarse ni desilusionar a Kaya. Suavemente se abrazaron acomodándose para dormir debían descansar para los acontecimientos que se avecinaban, fueran los que fueran y llegaran cuando llegaran. Cuando cerró los ojos lo primero que llegó a su mente fue un niño ataviado con un pantalón corto azul cielo y una chaqueta negra correteando y riendo con sus grandes ojos azules cobalto abiertos y un delicado cabello rubio platino rizado al viento, y solo pudo desear que ese sueño se cumpliera.

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