lunes, 15 de febrero de 2010

Under the spotlight

título:Under the spotlight

fandom: Versailles

claim: Hizaki/Kamijo

Los personajes en si no guardan ninguna relación con la realidad, ni pretenden ser ofensivos; son una mera recreación ficticia que toma punto de partida en lo real. De fans para fans.

“Una enorme sonrisa de satisfacción se dibujaba en tu rostro cuando terminaba de sonar nuestra última canción de la noche e imprevistamente te acercaste a mí con tus tonterías de fanservice que tan nervioso me ponen cuando estamos en vivo. Mis mejillas se colorearon y no pude contenerme, me obligué a sonreír tímidamente ante tu endiablada mirada completando un cuadro que hizo gritar a la multitud de chicas presentes.

Antes de dejar el escenario habías desnudado tu alma frente a miles de personas y nosotros te seguimos con total devoción en esa vorágine infernal que nos devolvía admiración, cariño y nuevas energías. Nos convertimos en los máximos exponentes del shoshibiki ante sus ojos, viviendo a nuestra manera e intentando dejar nuestra huella a través de nuestro arte.

Desde el día en que me planteaste que debíamos hacer un proyecto en conjunto he estado a tu lado sin arrepentimientos y completamente convencido de que juntos podíamos devorarnos el mundo en un instante. Pero entonces un viaje repentino marcó tu destino y el mío, haciéndome comprender que tu corazón nunca me pertenecería de la manera en que yo lo creí posible.”

-¡Mira que locura!- exclamó Teru, mientras revolvía con fervor su capuchino- hace unos días estábamos dando conciertos en Shibuya y de repente estamos aquí en Sudamérica.

-¡si, y aún no me acostumbro a este cambio de clima!- contestó Yuki mientras se reía, cómplice de teru- ¡es tu culpa Kamijo!

-¡¿qué, yo?!- se excusó el vocalista- en primer lugar, no les exigí que vinieran.-señaló a Hizaki con su dedo índice- es su culpa.

Su compañero apenas despegó el ojo del mensaje de texto que escribía en su teléfono.

-reconócelo, Kamijo. Sin nosotros estás perdido, eres como un niño.

Los demás se echaron a reír. En realidad el viaje había surgido por el caprichoso deseo de Kamijo de comenzar un nuevo emprendimiento: lanzar su línea de ropa exclusiva y para ello había elegido la capital del tango, pues le resultaba lo suficientemente original pero alejado de las malas intenciones que podían intentar crear un conflicto comparándolo con el maestro Manabu. Pero resultó al fin y al cabo ser una buena excusa para tomarse unas vacaciones, por tanto el resto de los componentes de la banda lo siguieron sin miramientos.

-este lugar es muy bonito- acotó Jasmine, suspirando mientras relajaba su figura en la silla-casi puedo respirar hondo sin sentir tanto smog.

Todos acordaron en ello. Había algo acerca de Buenos Aires que les resultaba interesante, era ese toque bohemio similar a las más cosmopolitas ciudades de Europa pero a la vez con ese toque colonial propio. Un lugar donde los lujos y la miseria convivían en contraste continuo.

Una joven castaña de aproximadamente unos veinte y tantos entró al área de comedor del hotel, mirando en todas direcciones, escudriñando por un rostro conocido. Un olor impregnante a café expreso y cigarrillo flotaba en ambiente. El aire acondicionado estaba al tope, pero casi no se percibía debido a que el salón era espacioso.

-ahí llegó la intérprete- comentó Yuki, quien estaba sentado junto a Kamijo, a su derecha y de frente en dirección hacia la puerta. Él giró su cabeza inmediatamente mirando en esa dirección, mientras risitas disimuladas y cuchicheos entre Teru y Jasmine pusieron nervioso a Hizaki, quien seguía aparentemente ocupado en su teléfono pero observaba en silencio y disimuladamente la situación. Era obvio que la fémina había capturado su atención desde el primer momento y tal vez por ello la había escogido.

- ¡Ah, María san ya está aquí!- dijo Teru con una sonrisa, a la que ella respondió con un “buenos días” en general y una reverencia.

-María, solo María, no estamos en Japón- le corrigió Kamijo- aquí solo se dicen el nombre.

-Si, si, como digas- le indicó riéndose del eufemismo.

-Hablemos de la conferencia- Kamijo acercaba una silla para ella. Inmediatamente se giró y, al querer tomar el respaldar de la silla, ella apoyó descuidadamente su mano sobre la de él. Retrocedió un paso un poco abochornada y sonrió tímidamente.

-No no no, no hace falta…

Hizaki entornó los ojos. Siempre era así, donde fueran él capturaba todas las miradas. A pesar de estar acostumbrado a tratar con el público desde hacia ya tiempo, no entendía por qué cada vez que veía a su compañero en estas situaciones se le hacía más y más difícil de digerirlo.

Kamijo tomó las manos de la muchacha y amablemente las retiró del asiento.

-Por favor- le indicó con elegancia para que se sentara a su lado, con lo cual un rubor se evidenció en sus mejillas.

A la hora de la entrevista, debió decir que fue muy profesional y eficiente. No podría criticarla directamente, excepto por su simpleza y desgano en su manera de vestir. O él se había acostumbrado demasiado a los lujos de una princesa, o esta muchacha reflejaba no tener confianza alguna en su femineidad. Esos zapatos lucían horribles, no combinaban en lo absoluto con su conjunto de dos piezas y su cabello lucía opaco y desteñido.

Los flashes inundaron el salón a la hora de cortar la cinta en el exclusivo local ubicado en la zona más privilegiada de la ciudad; Palermo Soho. Sólo el entusiasmo y buen ánimo de su amado Kamijo le hacían recordar que estaba aquí al fin de cuentas para apoyarlo en su proyecto y no para actuar como su niñera. Hizaki sabía que debía volver a Japón al día siguiente por los compromisos previos en su agenda. Sonrió a la cámara. Otro flash. Sus lentes oscuros escondían su preocupación.

Kamijo abrazó a sus compañeros, pues teniéndolos a su lado se sentía más contenido que nunca. Al fin y al cabo eran como su segunda familia. A la derecha, el guitarrista principal, a su izquierda, Jasmin You; sus “adoradas princesas” y junto a ellos Yuki y Teru, haciendo el típico gesto del metal con sus manos.

Las miradas expectantes de los pocos admiradores presentes y la prensa local desacostumbrada al glamour de este grupo de increíbles y talentosos músicos estallaron en aplausos en cuanto el dueño cortaba la cinta y daba por inaugurada así la lujosa tienda que proveía de diseños exclusivos y costosos.

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