lunes, 12 de abril de 2010

Guilty V





Capítulo 5: Libertad sin cargos

Cuando el aislamiento terminó volvió a su celda un poco menos alegre que de costumbre, sin ser capaz de mirar a la cara a Kaya, a pesar de que lo había hecho por él, la vergüenza era demasiado grande, aunque empeoró cuando Kamijo lo solicitó como compañero de celda sin que incluyeran una cama más, era un secreto a voces el hecho de que era el amante de Kamijo Yuuji, sin embargo a pesad de su pacto Kaya se había convertido en el compañero de Juka que cada vez se acercaba más al muchacho de cabello negro y ojos brillantes como el cielo de julio, al que al parecer no le disgustaba pues el joven de cabello plateado a pesar de su usual arrogancia y violencia, con el joven y frágil integrante del club de las princesas se portaba como un auténtico príncipe, ya que al parecer el chico no se había enamorado solo de las caderas de Kaya, sino de todo él, y no era para menos, su belleza, en especial cuando sonreía, hacía brillar los lugares por donde pasaba, eso unido a su personalidad tierna e inocente lo convertían en un dulce difícil de resistir. Por otro lado Seth lo tenía más complicado con Jeffree pues su ataque había provocado un miedo irracional en el joven de los tatuajes, que huía de él cada vez que lo tenía cerca, sin embargo cada vez le resultaba más difícil por el empeño que tenía el pelirrojo por eliminar la cama del pelirosa para obligarlo a dormir con él. Cuando Seth lo logró a Jeff no le quedó más opción que la de dormir con el chico de Kamijo que apenas podía resistirse a la idea de tener aquellas largas piernas tatuadas envolviéndole la cintura, aunque lo hizo no solo por la promesa realizada a su mentor sino porque no deseaba dañar al hermoso y femenino joven, quería que el chico le correspondiera, en el lado opuesto de Kaya y Jeffree estaba Mana, cuya relación con Kei iba viento en popa, el joven de largo cabello de azabache nunca había tenido nadie que le amara o cuidara de él por lo que las atenciones del fuerte joven le hacían sentir mas querido y seguro de lo que se había sentido en su vida, y desde luego, era una sensación muy agradable, así como el sexo, suave y dulce porque el alto pelirrojo solo mostraba su lado tierno con le hermosa princesa de ojos de carbón.
Cuando el bello rubio de largos cabellos despertó sobre el colchón se dio cuenta de que estaba solo, la puerta de la celda estaba abierta, se levantó alarmado al oír gritos, y se vistió lo más rápido que pudo, ya estaba acostumbrado a despertar sobresaltado pero no a ver a Kamijo tan nervioso, en los meses que llevaban de amantes el de largos cabellos castaños nunca se había mostrado tan exaltado como en aquel momento, rápidamente le dijo que recogiera sus cosas y tiró de él hacia el humo que salía de una de las paredes, apenas le dio tiempo a recoger sus escasas pertenencias y a ver a sus amigos siendo arrastrados de igual modo, tosió al sentir el gas lacrimógeno entrar en su sistema respiratorio, pero no duró mucho pues al cabo de un rato una mano le ofreció una máscara anti-gas que le permitió volver a respirar con normalidad, pero seguía sin ver nada, no era capaz de distinguir donde estaba, de pronto una fuerte luz le cegó y pudo ver a Kamijo delante de él quitándose una máscara similar junto con el resto de chicos que componían su grupo, después corrieron por la hierba hasta una camioneta que tenía las puertas abiertas, en el borde esperaba un chico fuerte de brillante cabello rubio y ojos muy oscuros azules verdosos que tendió una mano al líder para ayudarle a subir y después se fundió en un fuerte abrazo con el joven de hermosos rizos castaños que era el confidente de su jefe, besándole en los labios con pasión, una vez estuvieron todos en la camioneta esta arrancó mientras de fondo se oían las alarmas sonar. No era para menos, habían estrellado un camión blindado contra los muros de la prisión para destruirlos dando acceso a los jóvenes a los túneles de emergencias para guardias que habían usado para salir con ayuda del gas soltado a distancia por pistolas lanzagranadas. Los cristales del vehículo estaban tapados por lo que no pudo ver hacia donde se dirigían, aunque no pasó mucho tiempo hasta que llegaron a su destino, el primero en bajar fue Kamijo que le tendió una mano ayudándole a abandonar la camioneta, luego bajaron los demás en orden de importancia, se separaron cada uno por su lado para hacer más difícil su captura, Hizaki se fue con el joven de hermosos cabellos ondulados castaños que lo llevó, después de que ambos cambiaran su ropa por prendas comunes, hasta un impresionante edificio, en cuyo último piso vivirían ellos, en el de debajo lo harían Jeffree, Kaya y Mana cuando sus respetivos amantes no se hallaran presentes, también residirían Jasmine y Teru, al fin y al cabo aquel edificio era probablemente el más seguro de Japón, sede central de la familia Kamijo, y por supuesto donde sus subordinados allegados residían, ya que un excesivo número de desplazamientos podía llamar la atención policial. Cuando las puertas del ascensor se abrieron el hermoso rubio de ojos oscuros pudo ver la impresionante decoración de lo que parecía el salón, en el centro había una delicada fuente zen con peces y plantas, a su alrededor estaban colocados varios sillones de cuero negro, enfrente de los cuales había una impresionante pantalla de plasma, a su derecha e izquierda varios apliques que daban luz, y enfrente la televisión, detrás de los sillones estaba una barra similar a la de los bares con un amplio surtido de licores. Kamijo lo hizo entrar señalando todo a su alrededor.
-Bienvenido a tu nuevo hogar, princesa.-

Hizaki despertó en mitad de la noche cuando sintió el otro cuerpo abandonar la cama, el hombre estaba fumando en la terraza delante de la piscina, se deslizó fuera del lecho sintiendo el aire frío en la piel desnuda, se colocó una fina y corta bata de seda caminando por la elegante alfombra persa hasta llegar a las puertas de cristal que daban paso a la terraza desde la que se veían los altos edificios que componían Tokio, de entre los cuales, el suyo, era el mayor. Abrazó suavemente por detrás el fuerte cuerpo de Kamijo cuyo pecho se hallaba descubierto, solo llevaba un pantalón de pijama, cuando el hombre de largo y hermoso cabello castaño se giró abrazándole se dio cuenta de cuanto necesitaba aquel contacto, al principio había rechazado por completo al joven Kamijo, pero Yuuji había logrado conquistarle, tenía una elegancia difícil de resistir y una cabezonería que superaba a la suya, todo ello unido a su innegable atractivo físico, realzado por su mirada de hielo había hecho que cayera rendido ante el hombre que en ese momento besaba su cuello con devoción desnudándolo en la brillante noche de la capital del país del Sol Naciente. Cerró los ojos gimiendo suavemente y dejó que la bata cayera al suelo, después acompaño a su amante bajo el agua cálido de la piscina climatiza, las caricias se sucedieron sobre su piel terminando de despertar su miembro, mientras su lengua recorría el fuerte y blanco de pecho del que llevaba siendo su amante casi diez años, su dueño lo levantó en vilo con cuidado besando profundamente sus labios como gustaba de hacer a menudo mientras lo penetraba, habían hecho el amor varias veces y el agua ayudó a que la penetración no fuera dolorosa, ambos gimieron cuando el miembro bien dotado del de brillantes pupilas azules estuvo completamente dentro, las largas y sensuales piernas del rubio rodearon la cadera de su invasor provocando que el miembro se hundiera un poco más en el interior del recto y que el pene completamente duro de Hizaki rozara el suave vientre provocando nuevos gemidos por parte de ambos.
No tardaron mucho en venirse tras unos pocos empujones gimiendo, dado que habían hecho más ejercicio anteriormente, al acabar Kamijo respiró agitadamente sobre el cabello húmedo de Hizaki mientras este hacía lo mismo sobre el cuello de su amado, cuando pudieron recuperar el aliento el dueño de todo aquello tomó en brazos a su amante, a su único amor, llevándolo hasta la cama tras envolverlo en un albornoz para secarlo, lo tumbó sobre las delicadas sábanas negras y acarició sus cabellos aun mojados antes de enrollar una toalla a su cintura.
-Dejémoslo por hoy, que la mañana llega rápido y cuando lleguen Kaya y Jeffree no podrás descansar nada porque como siempre os pondréis a hablar sin pausa y a contaros vuestros secretitos, aunque sospecho que habláis de nosotros.-
-¿Estas celoso? No decimos nada malo, solo… bueno no tenemos a nadie más con quien hablar ya que Mana con la luna de miel no está, Jas cuida de su hijo y Teru se fue hace tiempo con ese chico Machi o como se llame, pero sabes que a Jeff le encanta contarnos cosas de Seth, Kaya y yo solo lo imitamos respecto a Juka y a ti, sois prácticamente nuestro único tema de conversación, pero os tratamos bien.- Kamijo no pudo evitar esbozar una sonrisa ante la expresión pícara de su princesa que acabó riendo también -Te amo mi príncipe.-
-Y yo a ti princesa, solo duerme, mañana seguiré aquí para ti.-
Hizaki sonrió antes de dormir, Yuuji siempre estaba allí para él.

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