lunes, 18 de julio de 2011

El Amor en una Lata de Judías







El amor en una lata de judías

Hacían apenas dos días desde que había regresado a Japón con el grupo después de la gira mundial pero no por ello había conseguido descansar algo pues los conciertos en suelo patrio se sucedían, en unos pocos días sería el final de la gira pero apenas podría disfrutar de su tiempo libre pues pronto comenzaría el tour nacional, sacudió la cabeza tratando de dejar de pensar en que iba a estar fuera de casa mucho, mucho tiempo. De hecho, por esa causa estaba comprando a tan altas horas de la noche, en su nevera no había absolutamente nada y cuando por fin había conseguido regresar había descubierto horrorizado que no tenía qué cenar.
Caminó por entre las estanterías del minimarket en busca de una simple lata de judías de soja, pues los huevos ya los tenía bajo un brazo, sonrió al ver que tan solo quedaba una bendiciendo su suerte por poder alcanzarla, sin embargo cuando extendió el brazo para cogerla su mano chocó con otra de finos y bellos dedos por los que pudo reconocer a su dueño, sobre todo cuando este, con su suave y deliciosa voz casi gritó su nombre -¡Kamijo-san!-
Había salido del estudio a media noche tras un agotador ensayo con Yui y Ryou-chan en busca de una lata de simples judías de soja y algún que otro producto para un estofado lamentando no haber tenido tiempo para hacer la comprar antes. Sin demasiadas ganas se había tenido que desviar ligeramente de su camino para pasar por una tienda que estuviera abierta las veinticuatro horas del día, una vez allí primero fue a la carnicería donde adquirió unas piezas de cordero a muy buen precio, luego pasó por la zona de las verduras frescas prestando especial atención a los puerros y finalmente fue a por las judías, sin embargo al llegar al pasillo pudo ver que tan solo había una lata y no iba a dejar que aquel tipo con desmesuradas gafas de sol se la arrebatara, por lo que se acercó rápidamente hasta él impidiendo que tomara el recipiente, no obstante cuando se giró pudo reconocerlo –¡Kamijo-san!-
El aludido le sonrió tendiéndole caballerosamente la lata, haciéndole sonrojar, luego le abrazó cariñosamente como siempre hacía –Kaya-chan, me alegro mucho de verte, debí llamarte al llegar tal y como prometí, pero estaba tan agotado… además no quise molestarte, debes de andar ocupado con el tour Voyager Rose.- Pero el más joven sonrió estrechando un poco más el cuerpo del otro vocalista –Tu sabes que nunca molestas.- Kamijo rió contento de haber encontrado la relajante presencia de Kaya y acarició el cabello azabache deleitándose con su suavidad, entonces se le ocurrió una gran idea -¿Por qué no vienes a mi casa? Creo que queda más cerca de aquí que la tuya y así los dos podremos cenar judías.
La dulce princesa cantante asintió contento, después pagaron sus compras y se dirigieron al palacio del príncipe donde pudieron descansar un rato antes de preparar un sencillo estofado con la carne y las verduras de Kaya, comieron hasta hartarse pues ambos habían malcomido a la hora del almuerzo, después se sentaron sobre uno de los blandos sillones del agradable salón del cantante de Versailles, donde este se recostó tratando de hallar la postura en que su espalda no doliera, el moreno al verlo sin decir nada se acercó comenzando a apretar los hombros de su compañero de profesión notando como poco a poco cómo este se iba relajando más y más, aunque de pronto se levantó -¿Por qué no vamos a un lugar más relajado? Ven, te mostraré mi habitación.- después lo llevó la mano a un elegante cuarto en el que destacaba una enorme cama de matrimonio cubierta por una colcha de color azul que pronto fue apartada revelando las sábanas negras sobre las que Kamijo se tendió tras quitarse la camisa para que el dulce moreno trabajara mejor, este también se quitó la chaqueta quedando solo con una ajustada camiseta negra, luego continuó con su masaje un rato más, hasta que el rubio se giró rápidamente robándole un beso.
Kaya lo observó muy sorprendido pero no por ello le disgustó el contacto, de hecho respondió con otro beso a los labios de Kamijo que tan solo lo abrazó fuertemente profundizando más en la boca del hermoso bailarín, al terminar se miraron a los ojos pero de nuevo fue el mayor el que tomó la iniciativa –Te quiero Kaya, y quiero que tengamos algo más especial que una simple amistad, lo quiero todo de ti y quiero darte cada parte de mi ser.- El dulce joven de enormes ojos negros y voluptuosos labios lo miró sorprendido pues realmente no había esperado ser correspondido -¿De veras me amas? No es una broma cruel ¿verdad?-
Kamijo acarició su mejilla con cuidado –Jamás se me pasaría por la cabeza hacer una cosa tan cruel, te amo Kaya, y mis sentimientos son sinceros te lo aseguro, solo quiero saber si quieres intentarlo conmigo.- Este se lanzó a sus brazos con un grito de felicidad besándolo con pasión, entonces mientras notaba como su pantalón era desabrochado por las hábiles manos de Kaya a la vez que sus labios se ocupaban de despertar sus sentidos al rozar la piel de su cuello a Kamijo solo se le ocurrió una cosa que decir –Lo tomaré como un sí.-

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