martes, 9 de agosto de 2011

Love Will Be Born Again






Completamente solo en el amplio campo observó las flores ya secas del mes pasado, no las había cambiado aún, se agachó apenas un momento tomando una de ellas entre sus manos, mirándola, estaba tan seca como su corazón.





Los pétalos de la rosa marchita bailaron ante su cara, dispersándose en el viento, mientras sus dedos abandonaban el tallo seco dejándolo caer, junto con los restos de las lágrimas que llenaban su cara. Nunca había sentido nada parecido por nadie, nunca había amado de aquella manera, ni sufrido tanto. Aunque era algo que jamás había pedido…todo ese dolor, un dolor tan inexplicable, tan fuerte, aquella agonía que le acompañaba cada mañana, cada tarde y cada noche, la agonía que le hacía perder las ganas de vivir. Sin embarco cuando pensaba en él sus ojos se seguían iluminando, su sangre se seguía acelerando y su corazón seguía amando su recuerdo.
No puedo vivir sin ti, simplemente no puedo… no quiero olvidar el brillo de tus ojos, la amabilidad de tu sonrisa y la calidez de tu voz. No quiero despertar un día y descubrir que ya no te echo de menos.





Se negaba a aceptarlo, temía olvidar su cara, el sabor de sus labios, temía incluso olvidar que le había amado tanto. Se arrodilló acariciando la piedra helada con una mano, mientras el viento continuaba revolviéndole el cabello. Porque realmente no deseaba dejar de sufrir, su dolor era la constatación de su humanidad, era lo que protegía el recuerdo de aquel por el que habría dado la vida entera.





Miró hacia el cielo gris de tormenta, pensando en si estaría siendo observado desde allí arriba, pues estaba seguro de que él solo podía haberse convertido en un ángel.
Con lentitud sacó las flores frescas de debajo del abrigo colocándolas, arrojando por fin las antiguas a un lado, las rosas rojas brillaron sobre la piedra oscura, haciéndole recordad sus labios siempre curvados en una cándida sonrisa.





No quiero decir adiós, temo perder lo poco que me queda de ti, jamás había amado hasta que te vi, y sé que jamás amaré ahora que te has ido, pero me asusta convertir mi dolor en una rutina y olvidar por qué sufro.





Era por él, solo por él, como siempre había sido, siempre se había tratado de ellos dos, de sus sueños y de su futuro, que ahora estaba roto, no quedaba nada a lo que agarrarse y se sentía tan solo, necesitaba tenerle de nuevo, abrazar su cuerpo delgado y cálido, necesitaba aferrarse a su amor. Lo necesitaba tanto, cada parte de él gritaba deseando volver a su lado, y ni siquiera podía soportar verle entre sus sueños convertidos en pesadillas, simplemente no podía vivir sin él.
Cuanto habría dado por ser él, habría entregado cada parte de sí mismo si así hubiera podido salvarle, habría renunciado a su propia humanidad solo por verle una vez más.
Su recuerdo todavía le llenaba el corazón, mientras, completamente solo en aquel gigantesco campo azotado por el viento, aun pensaba en él, aferrándose a los recuerdos que desgarraban su alma, viéndolos como su única salvación.





Ahora solo puedo decir que te amo, como siempre he hecho, te amo como jamás he amado, te amo porque fuiste él primero y el último, el único en mi corazón. Necesito tu amor y tu presencia para hacerme fuerte. El dolor de haberte perdido rompió mi alma, pero no acabó con la esperanza. Porque necesito creer que algún día nos volveremos a ver…porque aunque pasen miles de años, aunque olvide hasta tu rostro y el calor de tu cuerpo contra el mío, aunque olvide la felicidad de estar junto a ti y los momentos que aun hoy, cuando estoy envuelto por la tristeza, me hacen sonreír, hay algo que jamás cambiará, y es que te amo.





El tiempo pasa y mientras espero volverte a ver, el amor renace de nuevo.

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